Capitulo 184
Aquella noche, Amélia se había emborrachado hasta perder casi por completo la conciencia, la mezcla de realidad y recuerdos la hacían sentir especialmente mal,
En lo emocional y en lo fisico.
Su estómago no soportaba bien el alcohol y en la madrugada vomito varias veces
Se sentía exhausta, pero por suerte, el efecto del alcohol era tan fuerte que sus recuerdos se interrumpian entre cada
arcada.
Finalmente, logró dormir profundamente.
Al día siguiente, desperto con un dolor de cabeza terrible debido a la resaca.
Estaba torcida y despatarrada en el sofa, sin cobija alguna y el living estaba un desastre, con botellas de licor tiradas en
la mesa de centro
Su cuerpo desprendia un fuerte olor a alcohol.
Las consecuencias de su indulgencia eran un dolor de cabeza que parecía estar a punto de estallar, mareos constantes y un peso en el cuerpo como si estuviera llena de plomo. No sabia si se había resfriado.
Probablemente habia llorado la noche anterior, tenia la garganta ronca y los ojos hinchados y rojos, una imagen completa de desolación.
Lucho por levantarse, pero la intensidad del mareo la obligó a sentarse de nuevo.
Por suerte, el diseño del proyecto turistico al estilo tradicional ya habia pasado la última ronda de revisiones y estaba finalizado, solo faltaba esperar que comenzara la obra.
No tenia más proyectos en manos por el momento.
Le hizo una llamada a Rufino para pedir el dia libre.
Era miércoles y pensó en volar a Zúrich el fin de semana para traer de vuelta a Serena, asi que decidió pedir el jueves y
el viernes también, tomandose cinco días de vacaciones.
“¿Qué pasa?” Rufino se puso nervioso al escuchar que Amelia queria un largo descanso, ¿Sucedió algo?”
“No, solo me siento un poco mal, estuve trabajando duro en el proyecto estos dias, necesito descansar un poco.” Amelia explicó.
“¿Es grave?” Rufino también noto la ronquera en su voz, ¿Puedes manejarlo sola o quieres que Dalia te acompañe al hospital?
“No es necesario, solo estoy un poco resfriada, con algo de medicina estaré bien.” Amelia rechazó su oferta amablemente.
“Está bien.” Su jefe respeto su deseo, “Si te sientes mal, avisame y enviaré a alguien para que te acompañe.”
“Gracias, Señor Rufino.”
Elia colgó el teléfono
La incomodidad persistía.
No se forzó a levantarse, solo pidió desayuno y medicina a través de una app de delivery y compró un boleto de avión para Zúrich al dia siguiente, luego volvió a dormirse en un sueño confuso.
Dorian había llegado temprano a la oficina aquella mañana.
La borrachera de la noche anterior también le había dejado una ligera resaca, con un dolor de cabeza leve pero
tolerable:
Yael se sorprendió al verlo llegar puntual al trabajo y al notar su ceño fruncido, se preocupo: “Señor Ferrer, ¿está todo
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blen?”
“Estoy bien. Su voz era tranquila y serena, como el Dorian de antes del divorcio.
Yael pensó que debería estar aliviado, pero recordando lo que Amelia le había dicho la noche anterior, sintió una mezcla de amargura y desconsuelo, no pudo evitar preguntarle a Dorian: “¿Se acuerda de lo que pasó anoche, Señor Ferrer?”
Dorian le lanzó una mirada fría: “¿Anoche qué?”
Yael fue honesto: “Que se emborracho.”
“Lo recuerdo. Su tono era igual de tranquilo y sereno.
Al terminar de hablar, Dorian se volvió hacia su oficina.
Yael no supo cómo continuar la conversación y echó un vistazo furtivo hacia su jefe en su oficina.
Dorian ya estaba sentado frente a su escritorio y lo primero que vio fue el proyecto del desarrollo turistico de estilo
tradicional
Yael tambien lo vio y de nuevo miró hacia la expresión de Dorian.
Él simplemente lo miró por un momento y luego puso el proyecto a un lado, manteniendo una expresión calmada y natural durante todo el proceso.