Capítulo 181
“Hola, ¿se encuentra la Srta. Amelia?”
Del otro lado del teléfono se escuchaba una voz masculina desconocida, mezclada con un distante sonido de música. Ella frunció el ceño, confundida, pero aun así respondió suavemente. “Soy yo, ¿quién habla?”
“Mire, hay un señor aquí que ha bebido de mas y parece que no se siente muy bien. Parece que intentó llamarla hace un rato, ¿le parece venir a recogerlo? Ya vamos a cerrar el establecimiento.”
Amelia no dijo nada.
Instintivamente, echó un vistazo a su celular para asegurarse de que la llamada que estaba recibiendo era realmente de Dorian y no de algún estafador.
La palabra ‘borracho’ no encajaba en absoluto con Dorian.
El Dorian que ella conocía era riguroso y disciplinado. No solo no se emborrachaba, sino que apenas si tocaba una
cerveza o un vino.
No podia imaginarse como seria estando borracho.
“¿Señorita?” Al no escuchar respuesta del otro lado, el hombre al teléfono la llamó de nuevo con cortesia.
Ella volvió en si ¿Qué le pasó?
“Parece que se paso de tragos, está mal, apoyado en la mesa descansando, no reacciona cuando lo llaman.” Respondio la voz del otro lado, sonando ansiosa.
“Cambia a videollamada, por favor.
Amelia dijo eso y colgó el teléfono
El hombre le envió una solicitud de videollamada.
Amelia la aceptó y enseguida vio a Dorian sentado frente a la mesa, con la cara apoyada en una mano y los ojos cerrados, descansando.
Tenia el ceño fruncido, como si se sintiera realmente mal, aún vestido con el traje negro que había llevado esa noche. En la mesa frente a él había varias botellas vacías, señal de que había bebido bastante.
A pesar de estar borracho, no mostraba ninguna señal de desorden; seguia luciendo sereno y compuesto, incluso su gesto de dolor no le quitaba la tranquilidad de su rostro.
El camarero que sostenia el teléfono le dio un suave empujón a Dorian en el hombro: “¿Señor?”
El solo arrugó el rostro con una mueca dolorosa, pero no respondió, como si estuviera luchando por soportar la incomodidad fisica.
“Mire, así está él” Dijo el camarero preocupado, “No reacciona cuando lo llaman y no sabemos que le pasa
Amelia se levantó de reflejo “¿Dónde está su local? Envieme la dirección.
Salió, tomó las llaves del recibidor y mientras se dirigia hacia afuera, le dijo “Por favor, mantengame informada sobre su estado. Si algo va mal, llame a una ambulancia de inmediato.”
“Entendido”
El camarero colgó después de responder.
Amelia detuvo un taxi en la calle y se dingió al lugar que el camarero le habia indicado.
Mientras viajaba, se sentia inquieta y confundida
Laró a Yael “Sr. Yael, parece que el Sr. Ferrer se ha ernbriagado, por favor vaya a verlo.”
004?
Capitulo 181
La primera reacción de Yael también fue verificar si había contestado el teléfono correcto.
“Avenida de los Sueños número ocho.” Amelia le dio la dirección, “Por favor, vaya y véalo.”
Yael respondió: “Ah, claro, está bien.”
Amelia colgó.
Cuando llego al restaurante, Yael aún no había llegado y el camarero ya la esperaba en la entrada.
“¿Usted es la Srta. Amelia, verdad?”
Al verla entrar apresuradamente, el camarero se acerco y pregunto con cortesia.
Ella asintio y miro hacia el bar. ¿Donde está mi amigo? ¿Cómo está él ahora?”
“Todavía descansando.”
El camarero le dijo mientras la quiaba hacia el salón privado.
Al abrir la puerta del salon, Amelia vio a Dorian sentado frente a la mesa, con la misma pose que había visto en la videollamada, con la mano apoyando la barbilla y los ojos medio cerrados, el ceño todavía fruncido, pero su rostro se
veia un poco mejor que antes.
El camarero miró a Amelia con una expresión de disculpa. “Señorita, ¿podria llevarlo a su casa? Nosotros ya vamos a
cerrar”
Ella lo miró un momento y asintió con vacilación, luego dirigió su mirada hacia Dorian.
Incluso estando borracho, su postura seguia siendo erguida y elegante, sin rastro de desaliento.
“Dorian
Lo llamó suavemente.
El frunció aún más el ceño, pero no abrió los ojos.
Amelia se acercó a la mesa y se agachó frente a él, lo miró y volvió a llamarlo suavemente: “¿Dorian?”
Amelia lo llamaba con voz temblorosa, dudaba al extender la mano para empujarlo, sus dedos aún no habian tocado su hombro cuando Dorian de repente abrió los ojos y la miró, sus oscuros ojos eran profundos y frios.
La mano que Amelia extendía hacia su hombro se detuvo, pensaba en retirarla cuando de repente Dorian extendió la suya, agarrando su muñeca con fuerza, mirándola con unos ojos tan oscuros y fríos que daban miedo.
No sabia si él estaba borracho o sobrio.
Nunca lo había visto borracho.