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Mi Frío Exmarido Capítulo 157

Capítulo 157

Ella quedó petrificada. Cuando reaccionó, instintivamente extendió su mano para empujarlo, pero antes de que pudiera tocar el hombro de Dorian, él detuvo su beso y la miró a los ojos:

“Amelia, aún te gusto y me deseas, ¿por qué resistirte?”

Su voz baja empezaba a tornarse ronca.

“Me encantan las empanadas, y disfruto comiéndolas, pero no puedo permitirmelas; una cosa no quita la otra”, dijo ella suavemente mientras lo miraba a los ojos. “Me gustas, así que no me repelen tus caricias, incluso puedo anhelarlas, pero eso no cambia que puedo vivir bien sin ti”.

Dorian la miró intensamente: “¿Eso es realmente lo que sientes por mi, Amelia?”

“Si, respondió ella en un tono suave. “Ahora no estoy cegada por el amor”.

“¿Ah, si?” Él habló con suavidad. “Amelia, ¿qué pasará cuando algún día esté con otra persona, me casé, tenga hijos y formé mi propia familia? No podré estar siempre contigo”.

Amelia respondió: “Te desearé lo mejor”.

Al terminar de hablar, Dorian la miró con ojos oscuros y feroces, una mirada fría y dura.

Ella, sintiendo el efecto del alcohol, se sintió valiente y lo enfrentó sin miedo, inflando las mejillas.

Dorian se inclinó con furia para besarla.

En un momento de desesperación, Amelia exclamó: “¿Qué quieres? ¿Ser solo amigos con derechos?”

Él se detuvo y la miró furiosamente.

Amelia, intimidada, bajó los ojos, incapaz de sostener su mirada.

Pero Dorian le levantó la barbilla con firmeza.

“Está bien, entonces amigos con derechos”, dijo. “Sin ataduras, sin responsabilidades el uno con el otro”.

Amelia se quedó sin palabras.

“Estaba diciendo tonterías”, se apresuró a explicar.

“Pero yo te tomé en serio”, dijo él.

“Al fin y al cabo, ambos estamos solteros”, continuó, mirándola fijamente. “No tenemos que guardar castidad por

nadie”.

“No es eso.”, Ella intentó protestar, pero su cerebro, embotado por el alcohol, no podia encontrar las palabras

adecuadas.

Dorian ya se inclinaba hacia ella: “También me deseas, ¿verdad?

Soy una persona decente, no tengo vicios, tengo buen cuerpo, resistencia y lo más importante”, se acercó un poco más a ella, “has comprobado que te satisfago, somos muy compatibles, no tienes que preocuparte por decepciones.

¿Dónde más encontrarías algo así?”, preguntó, añadiendo lentamente.

“No es eso.” Eso no era lo que ella quería decir.

*Si busco, seguro que puedo encontrar alguien mejor que tú”, Amelia finalmente encontró su voz.

“¿No temes enfermarte?” Dijo él. “Los que te esperan afuera podrían no ser tan limpios como yo”.

Arnelia no dijo nada.

Dorian ya se estaba enderezando, ajustándose la corbata con calma.

Amelia abrió los ojos de par en par y cuando se dio cuenta, intentó levantarse con esfuerzo, pero Dorian la sujeto de la muñeca y ella no pudo moverse.

Capitulo 157

Él se inclino hacia ella, mirándola a los ojos con calma: “¿De qué tienes miedo? ¿No fue tu idea?”

Ella miró su rostro hermoso tan cerca y desvió la cabeza en silencio, tratando de empujarlo con la mano en su pecho, pero no pudo moverlo. Dorian se inclinó y la besó de nuevo con una paciencia que ella no podía igualar.

Con la mente nublada por el alcohol, pensó con resignación que, estando tan accesible, seria un desperdicio no aprovechar.

Y ese pensamiento de resignación tomó control de su mente.

Esa idea detonó toda la paciencia de Dorian.

Entre brumas, Amelia solo recordaba su voz baja y ronca hablándole al oído, “Amelia, por eso no podemos ser solo

amigos”.

Dorian atrapó a Amelia debajo de él, pasando de sus labios a su cuello con besos, mientras, las manos del hombre se deslizaban de su cintura, acariciandola suavemente. Entre suspiros y jadeos, sus cuerpos se entrelazaron, dando comienzo a un extasiante baile de placer carnal.

Ella se durmió exhausta.

Cuando desperto, ya era la mañana del día siguiente.

Amelia despertó bajo el sol cegador que se colaba por la ventana.

Con el cerebro aturdido por la resaca, sintiendo un dolor sordo y una confusión que apenas le permitía reconocer dónde estaba, instintivamente giró hacia donde la luz del sol entraba con fuerza. Al levantar la vista, se encontró con un par de ojos oscuros y profundos.

Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a invadirla como una marea.

Dorian, quien al parecer ya había despertado hace un rato, estaba apoyado en su codo, mirándola con esos ojos oscuros medio cerrados.

“¿Ya te despertaste?”, preguntó él.

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