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Mi Frío Exmarido Capítulo 154

Capítulo 154

“De hecho, tienes razón, he intentado huir cinco veces y siempre termino cayendo ante ti; parece que hay cosas que simplemente no están en nuestras manos. Así que esta vez no voy a apostar mi futuro intentandolo una S**ta vez.”

Amelia lo dijo mirando a Dorian:

“Siempre me has influenciado fácilmente, soy consciente de que tengo esa debilidad, por eso me resistía a acercarme demasiado a ti. Pero como tú dices, no puedo escapar de este circulo vicioso; parece que no importa cuánto corra o a dónde vaya, al final siempre termino de vuelta contigo, asi que solo puedo dejar que las cosas fluyan.

incluso esta vez, cuando volvi no estaba tan segura, asi que dejé mi destino en manos del azar, si podía llegar a tiempo, regresaría y si no, pues no. Y no sé si llamarlo suerte, pero a pesar de que el vuelo se retrasó, llegué a tiempo para la inauguración.

En el momento que llegué al ‘Grupo Esencia, supe con certeza que el proyecto del resort era algo en lo que habia prevalecido por mis propios méritos y no tenia ninguna razón para abandonarlo

Aunque tú no estás a cargo de ese proyecto, estando en la misma empresa es inevitable que nos crucemos. A pesar de que no somos adecuados como pareja, no hay rencores entre nosotros; simplemente nuestras familias, personalidades y aspiraciones son incompatibles. En el trabajo, es inevitable que tengamos contacto, no podemos estar siempre en guardia el uno contra el otro.”

Amelia lo dijo mirando hacia él: “Quizás ser amigos es el estado más apropiado para nosotros.

Dorian la miró en silencio por un momento: “No podemos ser amigos, Amelia.

Entre nosotros, somos pareja o somos extraños, no hay un estado intermedio.” Dijo con una calma que rozaba la frialdad

Ese Dorian le recordó la noche de su divorcio.

Demostraba la misma calma, o es o no es, sin ningún término medio, ni siquiera necesitaba darle una razón.

Ella no sabía qué sentir, solo sonrió y se quedó en silencio, sintiendo la incomodidad de alguien que intenta congraciarse inútilmente con otro.

Dorian tampoco dijo nada más.

Ambos comian en silencio, cada uno con su plato de pinchos.

Al otro lado de la linea, Rufino, entre sollazos y aullidos, habia colgado el teléfono y salido. Poco después, regresó con

alguien.

“Permitanme presentarles a nuestro nuevo diseñador, un talento mundial graduado de la Facultad de Arquitectura del Instituto de Tecnologia, el gran diseñador Rafael.”

La voz emocionada y sonriente de Rufino llegó a sus oidos y Amelia, sin querer, levantó la vista hacia Rufino y vio al

hombre a su lado.

Ella lo miró sorprendida.

Rafael tambien la vio y le sonrio amablemente.

Ella inconscientemente le devolvió la sonrisa.

Su interacción no pasó desapercibida para Dorian.

La expresión del Sr. Ferrer se enfrió y se levantó sin decir una palabra.

Amelia no pudo evitar mirar su espalda mientras se alejaba, quedándose atónita.

Rufino también notó a Dorian marchándose en silencio, miró preocupado hacia su espalda y luego a Amelia.

Ella simplemente se quedó sentada, sin levantarse para seguirlo.

Rafael miró a Amelia y pensativo, también miro hacia la espalda de Dorian.

La figura del CEO se desvanecia en la noche.

09:30

Cuando Rafael volvió a mirar a Amelia, ella todavia estaba mirando en la dirección en la que Dorian se habla ido, con una expresión de desconcierto y una tristeza cuidadosamente oculta.

Rufino escaneo la cara de Amelia y dejando de lado su preocupación, se dedicó a animar el ambiente presentando los logros de Rafael

Aunque Rafeet venia a la empresa a trabajar, no era solo un diseñador; Rufino le dio el titulo de jefe de diseño, poniéndolo al mismo nivel que Amelia.

Después de agradecer por los aplausos de bienvenida de todos, Rafael se sentó al lado de Amelia.

“Felicidades”, dijo primero Rafael.

Ella sonrió y respondió: “Soy yo quien debería felicitarte.”

El hombre también sonró

Rufino trajo una botella de tequila y se unió a la celebración con todos.

Amelia estaba distraída y sin darse cuenta, tomó el tequila de su copa como si fuera refresco.

Fue solo cuando el alcohol quemó su garganta que se dio cuenta de su error, pero ya era demasiado tarde para

escupirio

Ella no aguantaba mucho el alcohol, usualmente no tomaba ni una gota, así que ese tragón repentino la puso nerviosa. Rufino se percató de la palidez de su rostro y preguntó: ¿Estás bien?”

“Todo bien.” Amelia, temiendo que el efecto del alcohol la hiciera emborracharse, educadamente se despidió de Rafael, Tengo que hacer algo en casa, me voy, sigan divirtiéndose.”

Luego se giro para despedirse de Rufino, Yael y los demás.

Rafael habia visto cómo se tomaba el tequila de un solo golpe y estaba preocupado por ella, por lo que también se

levanto

Te acompaño

“No hace falta, gracias Ella sonrió rechazando la oferta y después de despedirse del resto, se levantó para irse.

Rafael, sin embargo, siguió insistiendo: “Mejor te acompaño, es tarde y eres una chica que acaba de beber.”

“No te preocupes, tomo un taxi y en menos de quince minutos estoy en casa, trató de convencerlo Amelia, “Vuelve con los demás, no te preocupes por mi.

Pero Rafael no se dejó persuadir.

No se detuvo ni se dio la vuelta, simplemente camino con ella hacia el estacionamiento

Amelia llamo un taxi con su teléfono y justo cuando se iba a despedir de Rafael, giró la cabeza y vio el coche de Dorian, él estaba sentado dentro, lo que la dejó sorprendida.

Dorian también la vio, así como a Rafael a su lado.

Su mirada se desplazó entre ambos varias veces, luego abrió la puerta de su coche y camino hacia Amelia.

Una vez frente a ella, se inclinó rápidamente y tomó su muñeca, tirando de ella hacia el coche.

Rafael instintivamente intentó detenerlo.

Él simplemente lo miró friamente y dijo: “Yo la traje aquí, es mi responsabilidad asegurarme de que llegue a casa sana y

salva.”

El hombre se quedó sin palabras.

Dorian no esperó su reacción, tiró de Amelia, la colocó en el asiento del copiloto, subió al asiento del conductor y se marchó rápidamente.

El hotel donde se hospedabá Amelia no estaba lejos y llegaron en poco tiempo.

Donan estacionó el coche frente al hotel, dio la vuelta al vehículo, abrió la puerta del copiloto y tomando a Amella del brazo, la ayudó a salir del coche.

Ella ya sentia el efecto del alcohol y sus pasos eran inestables

Fue solo al bajar del coche que Dorian notó el rubor en su rostro y frunció ligeramente el ceño.

“¿Tomaste?”, preguntó él.

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