Capitulo 150
Dalla estaba hecha un manejo de nervios cuando Rufino le informó que el St. Ferrer quería verta en su oficina.
Para que me buscará el St. Ferrer?”, se preguntaba sin encontrar razón alguna por la cual el jefe podria haberse fijado
en ella.
Rufino no to tenia muy claro tampoco, pero intento tranquilizarla como buen jefe que era: “Seguro es por algo del trabajo. Tranquila, mujer Dorian es de esos que parecen duros, pero tienen un corazón de oro No es de los que se la agarran con la gente por nada.”
Pero las palabras de Rufino no le dieron mucho consuelo a la chica.
Ella no habia tratado de cerca con Donan, pero las pocas veces que lo habia visto de lejos, el hombre le habia parecido imponente y algo intimidante.
Con el corazon en la boca, toco a la puerta de su oficina
“Pase, se oyo una voz grave del otro lado
Dalia entro y al verlo sentado tras su escritorio, se sintio aun mas pequeñita: “Sr. Ferrer, custed me mando llamar?”
“SL
El asintio y noto que Dalia estaba a punto de cerrar la puerta, entonces dijo: “Dejala abierta.”
La chica retiro su mano de la puerta, sintiendose un poco torpe
Él la miro fijamente: “Como es que conoces a la directora de diseño?
Dalia se quedo helada: “¿Eh?”
No entendia a que venía la pregunta y pensando en el secreto que Amelia le habia pedido guardar, se puso aún más nerviosa “¿Hay algun problema con la directora? pregunto sin querer delatarla.
“No, respondio Don Donan,
Entonces.” Dalia estaba confundida. ¿Estaba pasando por una especie de chequeo?
“Solo dime la verdad, no te preocupes por lo demás, la interrumpió Dorian.
Dalia no se atrevia a decir la verdad. No podia descifrar las intenciones del Sr. Ferrer, ni sabia si él estaba confabulado con Amelia o buscaba algo contra ella. Acababa de prometerle a Amelia no decir nada y ahora, si se delataba, se veria
mal ante cualquiera que lo mirara.
Si Dorian estaba buscando una excusa para despedir a Amelia sin razón, Dalia no queria cargar con la culpa de haber
contribuido a su despido.
Así que siguió la comente: “Nos conocimos comiendo. La señorita no llevó dinero, se quedó sin bateria en su movil y no podia pagar, asi que le ayude con la cuenta.”
Al terminar de hablar, vio cómo el hombre fruncia el ceño.
Ella no tenia ni idea de qué significaba ese gesto y se sentia colgada en la incertidumbre, sin esperar que Donan continuara presionando.
“¿Y dónde fue que comieron?”, preguntó él
Dalia tenía ganas de llorar.
Nunca penso que una pequeña mentira necesitara tantas otras para mantenerse
“No me acuerdo, dijo, utilizando la excusa universal, sintiendo un sudor frio recorrer su espalda.
¿Y cuándo fue?, insistió Don Dorian
*De verdad que no me acuerdo,” balbuceó la chica, casi al borde de las lágrimas “Es que fue una cosa muy pequeña. no me pareció importante recordarlo. Solo hoy al vería aparecer me acorde.”
Capitulo 150
Pero Dorian no parecía dispuesto a dejarla ir tan fácilmente: “No tienes el registro de pago en tu teléfono?”
Dalia no sabía qué decir.
“La directora volvió a Arbolada entre el 28 del mes pasado y el 10 de este mes. Puedes revisar el registro de esos dias.”
Dalia tragó saliva y contestó: “Yo, pagué en efectivo.”
Los ojos oscuros de Dorian seguían fijos en ella: “¿Qué casualidad, no?”
Dalía ya no pudo más con la presión de aquel interrogatorio. Sus ojos se llenaron de lágrimas y de repente, comenzaron a caer mientras sollozaba.
El Sr. Ferrer se quedó en silencio.
Los otros asistentes de la oficina no podian evitar su curiosidad y miraban hacia la dirección de donde venían los sonidos, cada uno asomando la cabeza por encima de su cubiculo.
Dorian les lanzó una mirada.
De inmediato, todos retraian sus cabezas, pero aun así, no podian evitar escuchar atentamente.
Dalia ya no podia más, estaba sollozando sin parar: “Señor Ferrer, diga lo que tenga que decir de una vez, no puedo soportar más este interrogatorio.”
Dorian la observaba con su rostro lloroso y sentia un dolor de cabeza creciente mientras fruncia el ceño: “Mejor vuelve
a tu casa.
El colapso de Dalia hacia parecer su comportamiento completamente absurdo.
Él ni siquiera sabia de qué estaba dudando exactamente, solo había visto un atisbo de pánico en los ojos de Amelia cuando habia mirado a Dalia, ese breve pánico le había causado confusión, pero después ella le explicó cómo había
conocido a la chica y no había nada extraño, las explicaciones de Dalia también parecían coherentes.
Usar efectivo tampoco es que fuera algo del otro mundo.
La reacción nerviosa de ella frente a él también era comprensible.
En la empresa casi no había quien no se comportara con cautela delante de él.
Casi nadie era tan desinhibido como Yael.
Dalia, sintiéndose perdonada, no quiso quedarse ni un momento más. Entre sollozos apenas logro decir “Gracias, señor Ferrer y se dio la vuelta para irse corriendo, pero Dorian la detuvo: “Espera.”
Dalia casi se cae y al girarse para mirar a Dorian aún tenia lágrimas en los ojos: “¿Hay algo más, señor Ferrer?
Él la miró: “¿Podría ver tu WhatsApp?
La mirada de Dalia de inmediato reflejó hesitación. WhatsApp era algo muy privado y no queria mostrárselo a su jefe
Dorian notó su vacilación: “Solo quiero ver los mensajes con tu jefa.”
Dalia no entendia, pero aun así con reluctancia giró la pantalla de su chat de WhatsApp con Amelia hacia Dorian.
Ya habia borrado el historial de mensajes con Amelia como habían acordado, así que la pantalla estaba limpia, sin un solo mensaje.
Dorian echó un vistazo, luego la miró: “Tu jefa, no se ha comunicado contigo?”
La chica sintió ganas de llorar de nuevo, no esperaba que su pequeña mentira bienintencionada resultara en una serie de interrogatorios desconcertantes por parte de Dorian.
Si ahora decía “si”, tendria que explicar de qué hablaron, por qué borró los mensajes y demás, lo que la llevaria de vuelta a la primera mentira,
Con la frente en alto, contesto “No” y luego vio cómo Dorian la miraba
Esa mirada hizo que la presión que aún no había logrado liberar aumentara de golpe y sus ojos se pusieron rojos otra
Justo en ese momento, Rufino llegó y vio la expresión desdichada de Dalia, lanzando una mirada interrogativa a Dorian dijo: “¿Qué está pasando aquí?”
Dorian le echó un vistazo: “Nada.”
Luego le dijo a Dalla: “Puedes irte.”
La chica salió corriendo como si le fuera la vida en ello, olvidándose incluso de dar las gracias.
Rufino la observó huir precipitadamente y no pudo evitar mirar a Dorian con sospecha: “¿Qué le has hecho?”
“¿Qué podría haberle hecho?” Dorian respondió con indiferencia, dándole una mirada fugaz, “Más bien es tu culpa,
cuando contratas gente deberias fijarte si pueden manejar la presión. No ha podido con unas pocas palabras y ya está llorando. ¿Qué va a hacer si el cliente ejerce un poco de presión? ¿Resolverlo llorando?”
“Bueno, el cliente no es tan intimidante como tú” Replicó Rufino y entró a la oficina, “¿Buscabas a Dalia por algo relacionado con Amy?”
Esa era la única razón que su amigo podia imaginar.
Él no le respondió: “¿Ya se fueron todos los invitados?”
Rufino asintió: “Si, todos se fueron.”
Dorian simplemente asintió y no dijo nada más.
Rufino le entregó el plan para el resort de estilo tradicional a Dorian: “Vamos a continuar con este proyecto? ¿Te encargas tú o lo devolvemos a tus padres? Me han estado presionando varias veces, preguntando por el progreso.”
El pregunto: ¿Qué piensa Cintia?”
Rufino contestó: “Claro que le encanta, está ansiosa por empezar el proceso de colaboración.”
Dorian preguntó: Ella sabe quién es la diseñadora?”
Al mencionar eso, Rufino recordó algo importante y se golpeó la frente: “Si no lo mencionas, ni me acordaba. Todavía no he tenido la oportunidad de hablarle sobre la diseñadora.”
Últimamente, Eduardo y Cintia estaban ocupados con el asunto de su nueva empresa y no estaban en la oficina.
Ese día, en la inauguración de la sucursal, no se les habia avisado especialmente para que asistieran.
“No necesitas decirselo. Dorian lo detuvo, “¿Qué le dijiste cuando ella te apresuraba antes?”
Rufino respondió: “¿Qué podía decir? Solo le dije que el proyecto estaba atorado conmigo, que yo no daba la aprobación.
Dorian asintió: ‘Entonces no te preocupes, ella vendrá a buscarme.”
Rufino, aliviado de no tener que lidiar con Cintia, aceptó con gratitud: “Entonces te lo dejo a ti.”
Con el peso quitado de sus hombros, se fue rápidamente a su oficina a seguir con sus pendientes.
Yael, después de dejar a Amelia en el hotel, regresó rápidamente a la empresa.
¿Ya la dejaste en el hotel?” Dorian preguntó con tono sereno en cuanto lo vio.
“Sí, ya la dejé en el hotel.” Asintió con prisa.
El preguntó: “¿En qué hotel?”