Capítulo 142
Ella echó un vistazo a su celular y vio que era su exprofesor de la universidad, Rubén, quien la llamaba.
Con una mueca de confusión, contestó la llamada.
Rubén le había llamado para invitarla a cenar.
Estaba en la zona para participar en un simposio académico y, sabiendo que ella también estaba por alli, quería aprovechar para encontrarse y compartir una comida.
Amelia se sintió sorprendida.
El profesor había sido su mentor en la universidad.
En su primer año, ella habla ganado un premio en un concurso de diseño arquitectónico, lo que atrajo la atención de Rubén hacia ella y desde entonces había recibido de él un cuidado especial.
Fue Rubén quien la guio en sus proyectos, desde colaboraciones de grupo sin reconocimiento hasta diseños independientes con credito propio. Su tutelaje fue esencial para el éxito que Amelia habia alcanzado.
Por eso, ella siempre había sentido respeto, gratitud y admiración por su antiguo profesor universitario.
Cuando fue aceptada para su posgrado, Rubén fue una de las primeras personas con quien compartió la buena noticia.
En los últimos años, debido a varias razones relacionadas con el trabajo, los estudios y la vida personal, Amelia y Rubén no habían podido mantener su colaboración, pero seguían en contacto. Sin embargo, como ella no había podido regresar a su país, aún no había tenido la oportunidad de visitarlo personalmente.
Ahora que Rubén estaba en la ciudad para el simposio académico, Amelia se encontraba sorprendida y a la vez emocionada, asi que aceptó su invitación a cenar.
Rubén había elegido un restaurante cercano a la universidad, pero en lugar del típico menú europeo, ella sugirió ir a un lugar donde pudieran disfrutar de unas arepas y empanadas, platos más acordes con los sabores de su tierra.
Cuando Amelia llegó, Rubén ya estaba allí esperándola.
El profesor ya había pasado los sesenta y se había retirado de su puesto en la universidad.
Sin embargo, debido a su alta reputación y logros académicos, ocasionalmente era invitado a dar clases. Desde su retiro, se habia enfocado en la investigación de diseño arquitectónico y en impulsar el desarrollo de la arquitectura en su país.
Aunque los años de duro trabajo parecían haber cobrado su precio, haciéndolo parecer mayor de lo que era, con su cabello ya canoso, su presencia seguia siendo elegante y suave, siempre sonreia al hablar, irradiando una calidez paternal.
“Profesor”, saludó Amelia con una sonrisa al verlo sentado en la mesa.
Rubén también sonrió y se levantó para recibirla: “Ah, llegaste.”
Después de invitarla a sentarse y pasarle el menú para que eligiera algo, Rubén la miró y pregunto: “¿Como te va con el trabajo últimamente, estás muy ocupada?”
“No mucho”, respondió Amelia con una sonrisa, moviendo la cabeza. “Acabo de graduarme, así que todavía tengo tiempo libre.”
“¿Qué planes tienes después de la graduación?”, preguntó el profesor.
No era la primera vez que Amelia enfrentaba esa pregunta, Dorian la había hecho, su papá también y ahora era Rubén quien lo hacía.
“Después de arreglar unas cosas por aquí, planeo regresar a mi país y buscar trabajo”, dijo Amelia.
Ruben asintió: “¿No has pensado en aceptar la oferta de trabajo en Esencia-Rufino Estudio?”
Amelia se quedó mirandolo, algo confundida.
Capitulo 142
Rubén sonrio: “Rafael me mencionó algo sobre eso.”
Rafael y Amelia eran colegas, ambos habían sido estudiantes de Rubén.
“En realidad, no es fácil encontrar una oportunidad de trabajo como esa justo después de graduarse. Especialmente, si el proyecto del resort de estilo tradicional que presentaste también fue aprobado”, continuó Rubén, mirándola con una mirada de preocupación. “En nuestra profesión, el talento y la habilidad son importantes, pero encontrar a alguien que te apoye es igual de importante.
Trabajamos para servir a la estética, pero la estética es subjetiva y varía de persona a persona. Antes de ser reconocido, tu obra puede ser un tesoro para unos y basura para otros. Tu estilo es único y no sigue una estética neutral, lo que puede resultar en opiniones polarizadas.
Pero para la mayoria de las empresas y clientes, todo se reduce a ser empleados. Entre ser audaz y ser conservador, la mayoria prefiere lo seguro, mantener su empleo es más importante que el riesgo, a menos que estén en una posición de tomar decisiones y tengan ambición en su carrera. Pero en el clima actual, hay pocos así.”
E
Amelia asintió suavemente. “Lo sé.”
Ella no era una recién graduada sin experiencia; entendía muy bien las complicaciones de buscar trabajo y las realidades frustrantes del mundo laboral.
En el mundo del diseño arquitectónico, no era suficiente con que Amelia plasmara sus ideas en papel, la armonia entre su estilo y la visión de su jefe era crucial.
Si no encontraba a alguien en su misma onda profesional, un proyecto podia enfrentarse a un sinfín de revisiones hasta quedar irreconocible.
Y eso era solo hablando de cambios a nivel de jefatura.
Si a eso se le sumaba un cliente que no tuviese claras sus propias expectativas, se encontraría en un ciclo de modificaciones interminables. En esos momentos, era vital tener un lider que pudiera manejar al cliente con firmeza.
Pero gracias a la presencia de Rufino, Amelia no había tenido que lidiar con demasiado estrés en ese aspecto.
Ella era consciente de que, hasta que no fuese completamente reconocida en la industria, no podia dar por sentado que encontraría a alguien que valorara su trabajo como él lo hacía.
Por eso, antes de pensar en cambiar de trabajo, necesitaba tener logros sólidos que le permitieran ser quien marcara la
pauta.
Es como los actores; no importa cuán talentosos sean, si no tienen un trofeo o un papel reconocido por el público, nadie tomará en serio sus palabras.
Pero una vez que se hacen famosos o ganan un premio y tienen un rol icónico, sus opiniones profesionales se respetan, incluso si son controversiales.
Para Amelia en su situación actual, el proyecto del resort de estilo nacional era su mejor logro y trampolin.
“Rafael me mostró los planos de diseño de tu proyecto, dijo Rubén con calma. “Creo que tiene potencial para ganar premios. No dejes que se desperdicie.”
Ella lo miró, indecisa.
El profesor sonrió. “Amelia, siempre has sido una de mis estudiantes más inteligentes y creativas. Sabes lo que quieres y lo que no. No necesitas que te siga aconsejando, solo espero que no entierres tu talento. Que no te pase como hace dos años cuando, sin pensarlo mucho, te casaste y perdiste dos años.”
Ella asintió: “Gracias, profesor. Lo pensaré bien.”
Rubén asintió también y sin insistir más en el tema, cambió la conversación hacia el ámbito académico y laboral, discutiendo noticias y desarrollos del sector.
Amelia escuchaba atenta, participando en la conversación de vez en cuando. Al ver que la taza de Ruben estaba vacia, tomó la jarra para servirle más mate
Alguien paso apurado por el pasillo y al pasar junto a ella, accidentalmente golpeó su codo mientras ella sostenia ia jöra, derramando el mate.
Capitulo 142
Amelia giró instintivamente hacia la persona, frunciendo el ceño ligeramente.
Ella lo reconocía
Hace dos años, cuando se alojo en el Hotel Esencia con Dorian, se encontraron con un hombre bajo y corpulento en el estacionamiento subterráneo.
En ese entonces, Dorian no quería ser visto por el hombre, por lo que fingió besarla para evitar que él y otro hombre alto y delgado los notaran.
Recordaba haberle preguntado a Dorian quiénes eran esos dos y él le había dicho que el hombre bajo y corpulento se llamaba Hugo y era el gerente general de la sede europea del Hotel Esencia.