Capítulo 13
Yael se sobresaltó y sin atreverse a decir más, se apresuro a salir.
Habia estado junto a Dorian durante muchos años, pero nunca habla visto tal intensidad en sus emociones.
Dorian observo como la puerta de la oficina se cerraba, lanzó su móvil sobre el escritorio, arrastró la silla para sentarse, tomo el raton y encendio la computadora. La miró un instante y luego desvió la mirada.
No tenia el menor interes en trabajar
Empujó el ratón con fuerza e inclinandose, apagó la computadora de golpe. Bajo las escaleras, se subió al coche y condujo de vuelta a casa.
Regresó al hogar que habia compartido con Amelia después de casarse.
El mismo compro esa propiedad, donde había vivido solo antes de casarse y que se convirtió en el pequeño nidito de ambos después del matrimonio.
La casa estaba ubicada en un barrio residencial del centro de la ciudad, con una vista envidiable del rio y una ubicacion estrategica, cerca de la oficina.
Dorian poseía varias propiedades, pero su favorita era sin duda esa casa.
Le gustaba vivir solo y antes de casarse nunca sintió que eso fuera un problema, de hecho, disfrutaba de la tranquilidad de su espacio sin interrupciones. Más tarde, cuando se casó con Amelia y ella, siguiendo su sugerencia, se mudo con él, la casa comenzó a llenarse de vida poco a poco.
Amelia, al igual que él, era alguien a quien no le gustaba ser molestada por extraños, por lo que, aparte de una persona de limpieza que iba regularmente, no tenian empleada doméstica.
A Amelia le encantaba el diseño Cuando vivia allí, habia muchos toques personales suyos en la casa, pero cuando se fue, restauró todo como estaba cuando llegó al principio.
Dorian no sabia si admirar la habilidad de Amelia para cambiar las cosas tan fácilmente o su previsión, al saber que su relación no duraria y que por eso habia hecho cambios fáciles de revertir.
O quizás, en el fondo, ella nunca habia pensado en quedarse a largo plazo.
Sus oscuros ojos se enfriaron al contemplar esa posibilidad.
Abrio la puerta del mueble bar, echó un vistazo a las botellas de licor y agarró una al azar. Con la otra mano tomó el sacacorchos, lo clavo en el corcho y lo levanto, dejando que el tapón saltara. Sin prestarle atención, alzó la botella y tomó un gran trago antes de dejarla caer con fuerza sobre la mesa.
Sin expresión, giro la cabeza hacia un lado.
En ese momento sono el timbre de la puerta
Dorian miró hacia la entrada, se quedó en silencio un momento y luego se levantó para abrir.
“¿Por qué tardaste tanto en abrir? Ya pensaba que no estabas en casa.”
Apenas abrió la puerta, la voz quejumbrosa de Pamela Ferrer lo recibió, seguida del balbuceo de una niña pequeña.
Dorian la miró y pregunto: “¿Qué haces aqui?”
Aunque su voz sonaba molesta, extendió los brazos hacia la pequeña de dos años que ella llevaba en brazos
Pamela era su hermana menor por dos años, pero no compartian la misma madre.
Ella era hija biológica de Cintia, mientras que Dorian no
Capitulo 13
Quizás porque tenían madres diferentes, a pesar de haber heredado la belleza de su padre y de sus respectivas madres, no compartian la misma inteligencia.
Pamela era la tipica belleza sin cerebro, no muy lista desde niña, inocente y fácil de engañar, con una cabeza
llena de sueños románticos.
Se había casado unos años atrás y había tenido una hija, a la que carnosamente llamaban Paola.
La pequeña acababa de cumplir dos años, era hermosa como su madre, heredando sus genes de belleza y un rostro adorable. La única pena era que, al parecer, también había heredado el cerebro de su madre, no parecia ser muy lista por su lentitud y expresión ingenua.
Paola adoraba a Dorian. Al ver que el extendia sus brazos, ella se inclino feliz hacia el con sus bracitos abiertos: Tio, abrazo”
A pesar de tener solo dos años y una capacidad de lenguaje aún en desarrollo, podia articular palabras sencillas.
Pamela pellizcó la mejilla de la niña diciendo: “En cuanto ves a tu tio ya no quieres a mamá.”
Aunque lo decía en broma, estaba contenta de pasarle el peso a alguien más.
En el momento en que se inclinó para pasarle la niña, Pamela olfateó el olor a alcohol y miro a Dorian con sospecha: “Hermano, ¿has estado bebiendo?”
Dorian la miró de reojo y sin responder, tomó en brazos a la pequeña Paola.
Su hermana echó un vistazo a la botella de tequila sobre la mesa y al corcho que rodaba por el suelo, su mirada sospechosa lentamente volvió a su rostro, con una mezcla de sorpresa y cautela: “Mi cuñada y tu tuvieron una pelea?”
La mirada indiferente de Dorian se deslizó hacia abajo: “¿Qué asunto te trae por aqui?”
Pamela cerró la boca de inmediato, su voz se debilitó: “Solo te extrañaba.”
Ella habia crecido junto a Dorian, aunque no eran especialmente cercanos, debido a su insensibilidad, nunca se sintió muy distante de su hermano. Aun asi, no podia evitar sentirse un poco intimidada, por su actitud distante y fria.
Dorian ignoró su comentario y dirigió su mirada hacia la pequeña en sus brazos, el hielo en sus oscuros ojos se derritió un poco al tocar las mejillas adorables de la niña
Extendio la mano y pellizcó la punta de su naricita, no dijo nada, pero sus ojos oscuros se quedaron contemplando su rostro, la ternura en sus ojos hizo que Pamela no pudiera resistirse a picarle el brazo “Hermano, si tanto te gustan los niños, ¿por qué no tienes uno con mi cuñada?”
Tan pronto como terminó de hablar, vio cómo la expresión de Dorian se volvia más sombria.
Confundida, miró disimuladamente alrededor de la habitación, solo entonces se dio cuenta de que Amelia no solo no estaba alli, sino que también habían desaparecido todos los rastros de su presencia.
“¿Hermano?”, ella tiró cautelosamente de la esquina de su camisa, ¿Qué pasó entre mi cuñada y tú?”
La respuesta fue otra mirada fria de Dorian: “¿Quieres algo más?
Pamela negó rápidamente con la cabeza, ¿qué podía hacer ella? Simplemente pasaba por alli, vio que las fuces de su casa estaban encendidas y decidió subir a visitar.
Dorian tampoco le presto más atención y se sentó en el sofá con la pequeña en brazos.
La suave luz de la sala iluminaba su rostro perfilado, suavizando el frio en sus ojos oscuros
Habla conocido a su hermano toda su vida y nunca pensó que le gustaran los niños. Desde pequeño había sido solitario, nunca le gustaba jugar con los “mocosos como les decía, excepto por la desaparecida Amanda
Capitulo 12
Al pensar en Amanda, Pamela no pudo evitar mirar a Dorian de nuevo.
Amanda era un año menor que Pamela. Cuando desapareció tenía cinco años y ella seis. Era tan pequeña que apenas la recordaba, solo sabía que no era como los otros niños ruidosos y traviesos, era tranquila y se sentaba calladamente a un lado a mirarlos jugar o seguia a Dorian, acompañándolo en silencio.
Dorian era maduro para su edad y dado que su madre, Cintia, no le tenia mucho cariño, él siempre supo que no era su madre biológica, por lo que desde pequeño se mostró más serio e incluso aislado de otros niños de su edad.
Los adultos estaban ocupados trabajando y no tenian tiempo ni paciencia para lidiar con un niño que no era exactamente normal Los niños de su edad tampoco entendian las complejidades sociales y simplemente lo dejaban solo si no queria jugar. Solo la pequeña Amanda se quedaba pacientemente a su lado, hablandole, compartiendo sus pequeños tesoros con él y lo primero que hacia con cualquier cosa buena para comer o jugar era compartirla con Dorian. Con el tiempo, Dorian aceptó su compañía y hasta comenzó a enseñarle a leer y escribir.
En ese momento, Dorian ya estaba en segundo grado y le enseñó todo lo que sabía a la niña.
Los padres de ambos estaban felices de ver a los dos niños siendo tan cercanos e incluso bromeaban sobre hacer un compromiso infantil entre ellos, pero nadie imaginaba que Amanda desapareceria.
Una niña de cinco años perdida en los vastos bosques tenia pocas esperanzas de sobrevivir.
Cuando se enteró de la desaparición de Amanda, Dorian se volvió loco, golpeando y pateando a los adultos que intentaban contenerlo, gritando para ir en busca de Amanda.
Pero, ¿qué podia hacer un niño de ocho años por sí mismo?
Al final, Dorian no pudo superar a los adultos, pero desde entonces se volvió aún más silencioso y reservado, dedicándose con más empeño a sus estudios y entrenamiento.
Cuando los otros chicos de su edad alardeaban de tener novias, su hermano era la excepción. A pesar de su altura, apariencia, carisma y habilidades muy por encima de sus pares, además de que muchas chicas lo seguían, a él no parecia interesarle nadie, sus estudios se convirtieron prácticamente en toda su vida. Desde pequeño no conocía otra cosa que el estudio riguroso, no solo académico sino también aquellos cursos especiales que su abuelo habia organizado para que él pudiera tomar las riendas de la familia algún día. Su rutina iba desde entrenamientos fisicos hasta ejercicios mentales y clases profesionales. Su agenda estaba siempre a tope.
Los desafios que otros no soportaban, él los superaba sin chistar. No habia en él rastro de la inmadurez o el impetu típico de los jóvenes de su edad, al menos hasta que llegó su último año de preparatoria, cuando Pamela volvió a ver en él ese brillo caracteristico de un chico de su edad.
Pamela no sabia que o quién había encontrado Dorian ese año, pero estaba seguro de que habia vuelto a la vida, tal como habia estado los dos años anteriores.
Ella estaba convencida, tenia que ser obra de Amelia.
No es que Pamela y Amelia fueran intimas, pero desde el momento en que la vio, le recordó a Amanda. En los ojos de Amelia, Pamela pudo ver el reflejo de una vieja amiga, como si la historia estuviera destinada a repetirse.