Capítulo 355
Viendo la situación, Gabriela no pudo más que suspirar resignada y dejó hacer a Leslie.
Después de que Gabriela se fue, Leslie continuó con sus ejercicios de práctica.
Cuando Gabriela salió sola, Lys expresó sorprendida: “¿Leslie no va a comer hoy tampoco?”
Gabnela asintió con la cabeza
Lys dijo con admiración: Ella si que está comprometida!”
Gabriela sonrió y comentó: “Quiere entrar en la Escuela Normal de Ciudad Real. En el examen de práctica de la semana pasada obtuvo 523 puntos. Todavia le faltan más de 80 para alcanzar el corte de Ciudad Real, asi que quiere darlo todo.”
Lys entendió y asintió, “Ya veo, parece que yo también debo esforzarme más. Nosotros tres vamos a lograr entrar a las universidades que queremos
Gabriela confiaba plenamente en el futuro y expresó. Seguro que s
Sabiendo que a Gabriela pronto le llegaría el examen de admisión, la abuela Zesati había pedido especialmente un amuleto de protección en el templo para dárselo a Gabriela.
Cuando Eva s se enteró, dijo: “Mamá, ¿puedo ir con usted? Todavía no conozco la escuela de Gabi.”
La abuela Zesati asintió, “Entonces vamos juntas.”
Cuando la abuela Zesati y Eva llegaron, justo acababa de terminar la jornada escolar.
Al vertantos estudiantes llenos de juventud saliendo por la puerta de la escuela, la abuela Zesati y Eva recordaron sus propios dias de estudiante.
Parecia que habla pasado tanto tiempo.
Los ojos de la abuela Zesati se iluminaron mientras miraban, Eva, mira! ¡Esa es Gabil
Gabriela era hermosa, y aunque llevaba el mismo uniforme que todos los demás, la abuela Zesati pudo reconocerla de inmediato.
“Es Gabi!” Eva asintió con la cabeza.
La abuela Zesati dijo con orgullo: “Gabi es la nieta politica que yo misma escogi. Con esa imagen, ese porte, realmente destaca entre la multitud. ¡increible! ¡Eso es genial!”
Era una ganga para ese tonto de su nieto.
Eva llamó a Gabriela con la mano, “Gabi! ¡Por aqui)”
Yolanda acababa de salir de la escuela cuando vio a la abuela Zesati ya Eva saludándola,
Yolanda frunció el ceño ligeramente.
¿Esas dos eran pesadas o qué?
¿No se lo hablan dejado claro antes?
¡Si la boda ya se había cancelado!
Y
Jun asi venian a buscarla.
¡Eran como ranas queriendo comer carne de cisne!
Simplemente sinvergüenzas!
“¿No tienen suficiente? ¡La boda ya se canceló! ¿Qué más quieren? ¿Les divierte esto?” Yolanda se acercó directamente a la abuela Zesati ya Eva, mostrando su impaciencia.
Eva se sorprendió un momento, “Te equivocás, no hemos venido a buscarte.”
La abuela Zesati empujó a Eva a un lado, puso las manos en la cintura y empezó a regañar a Yolanda, “¡Estás local ¿Quién te está buscando? ¡Mirate bien antes de hablar! ¡No te llegas ni a un pelo de mi nieta political ¡Ni siquiera mereces llevarle el agua para lavarse los pies! ¡Mi nieta politica es mil veces mejor que tú! ¡Diez mil veces!”
Desde que habla vuelto a nacer, ¿cuándo habia sido Yolanda insultada así?
Yolanda estaba tan enfadada que temblaba de ira,”
“Vieja loca! ¡Dila otra vez!”
na, sino que también eres.
La abuela Zesati respondió con arrogancia: “¿Y qué si lo repito? ¿Tienes un problema! ¡No solo estas enferma, narcisista! Aunque pareces un cerda, te crees un ángel! Eso es para morirse de risa!”
Viendo cómo el rostro de Yolanda se volvía cada vez más pálido, la abuela Zesati añadió teña al fuego diciendo, “Si tienes el valor
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pégale a una anciana como yo! Si te atreves a tocarme, me aseguraré de que te arrepientas. Verás cómo te hago pagart
Yolanda contuvo la ira que hervia en su interior.
Estaban en la entrada de la escuela, un lugar con mucho tránsito de gente. Si alguien la vela intentando golpear a una anciana, estaría tan manchada que ni tirándose al rio más famoso podría limpiar su reputación.
Justo en ese momento, Gabriela salió corriendo desde adentro gritando. “Abuela Zesatil Tia Eva!”
Yolanda miró a Gabriela, luego a la abuela Zesati ya Eva, con un destello de burla en los ojos. ¡Qué bien se atraen los semejantes! ¡Los despreciables solo merecen estar con los despreciables!
No tenía por qué perder el tiempo con esa clase de gente.
Yolanda se dio la vuelta para marcharse.
La abuela Zesati escupió en dirección a la silueta de Yolanda y exclamó, “Mujerzuela!”