Capitulo 300
La presión en el aire habla caido a niveles excepcionalmente frios.
Elasistente empero a sudar filo y un escalofrio le recorrió todo el cuerpo.
Había trabajado junto a Vicente por más de tres años y conocía muy bien sus métodos. Rioldamente añadid: “Pero estoy seguro de que la verdadera heredera de la familia Muñoz no tiene cicatrices en el brazo
Vicente entrecer los ojos.
Eso significaba que la niña de aquel momento no podia ser la Sita. Reynila Srta. Mendoza, y mucho menos Yolanda Mulos.
La única posibilidad ahora era Gabriela,
Recordando sus dos encuentros anteriores con ella, la mirada de Vicente se oscureció aún más.
Ella era, de hecho, diferente a las demás herederas de la alta sociedad de Capital Nube.
Los archivos estaban cifrados.
No parecia la mujer inútil que se decía que era.
Era misteriosa y compleja.
“De acuerdo, puedes irte, dijo Vicente levantando la mano.
El asistente, sintiéndose aliviade, se retiró con la cabeza gacha.
Después de que el asistente se fue, solo quedo Vicente en la amplia habitación.
El silencio en el aire era casi espantoso.
La familia Solos vivia a media ladera de la montaña.
Y como a Vicente le gustaba la tranquilidad, ahora, bajo el manto del crepúsculo, el ambiente se volvia aún más frio y silencioso.
Vicente se quedó de pie frente a la enorme ventana, con una mirada inmutable, como si hubiera regresado a doce años atrás.
En aquel sotano helado.
El hambre, el frio, el miedo… todo lo rodeaba.
Una niña pequeña se sentó lentamente junto a el
–“Hermano, ¿tienes hambre? Tengo dulces, al comes uno, se te pasará el hambre.”
Con ese recuerdo, Vicente sacó un caramelo de leche de su bolsillo, quitó el envoltorio y solo cuando el sabor dulce se esparció lentamente por su lengua, la ferocidad en él se disipo un poco.
Se dio la vuelta y camino hacia el patio trasero.
La vieja señora Solos vivia alli
La anciana estaba enferma y, aunque aún no habla oscurecido, ya estaba acostada en la cama
“Abuela”
“Vicente ha llegado,” dijo la vieja señora Solos con una pizca de sonrisa al verlo
Vicente colocó una almohada detrás de la anciana, “¿Cómo se siente, abuela?”
La vieja señora Solos asintió con la cabeza.
La Srta. Ylescas es una buena doctora, le pedire que la visite continuó Vicente
Eso estaria bien, me cae muy bien, dijo la vieja señora Solos, y como si recordara algo, añadió: “Pero mañana es lunes, Gabi tiene clases, por tanto puedes esperarla en la esquela por la tarde.”
“Vale Vicente asintió levemente.
Después de hablar un poco más, Vicente se despidio,
Lat
a vieja señora Solos suspiro, al ver a la figura de Vicente alejarse.
Le preocupaba que, después de su partida, Vicente terminara sus dias en soledad.
Hoy era lunes
Por la mañana, Gabriela desayuno y se fue a la escuela
Cuando estaba a punto de llegar, una voz sorprendida la llamó desde atrás, Gabriela?”
Gabriela miró hacia atrás y vio a Jorge.
“¿Necesitas algo?”
Jorge, mirando a Gabriela, a quien no habla visto en varios dias, tenia una expresión compleja en su rostro.
Lo que más sorprendió a Jorge fue la chaqueta que ella llevaba puesta.
¿Era el uniforme de la Escuela Puente Norte?
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Capitulo 300
El uniforme de la Escuela Puente Norte era de rayas azules y blancas, ancho y holgado, y muchos estudiantes no querian usarlo, pero en ella, parecia tener un aire de pureza indescriptible.
Y eso confirmaba el dicho de: “una persona hermosa, Incluso con un saco de fibra, sigue siendo hermosa”
Ella simplemente estaba alli parada, sin hacer nada
Y con eso, cumplía con todas las fantasias de un amor juvenil que apenas estaba despertando en un joven.
Por un instante, Jorge se quedó atonito.
¿Podría ser que Gabriela realmente fuera estudiante de la Escuela Secundaria Puente Norte?
Así que Linda decia que Gabriela era una chica que ni siquiera terminó la secundaria, ¿verdad?
O sea, ese uniforme que llevaba Gabriela era solo algo que compró en internet?
Ultimamente, muchos de los que se mezclaban con malas compañias les gustaba disfrazarse de estudiantes usando uniformes.
Con ese pensamiento.
Jorge se sintió aliviado.
Gabriela era bastante hermosa, definitivamente no podria entrar en la Escuela Secundaria Puente Norte.
Ella solo estaba tratando de satisfacer su vanidad.
“Gabriela, la última vez mi madre te ofreció un salario muy alto y aun así no quisiste trabajar en nuestra casa, ¿acaso encontraste un trabajo mejor?” ¿Y qué importaba si encontró algo mejor?
La falta de educación sigue siendo un problema.
Gabriela, sosteniendo su mochila con una mano, respondió con indiferencia, Tengo que estudiar, no tengo tiempo para trabajar.”
Jorge no la desenmascaró, pero continuo preguntando: “¿Estás en Puente Norte?”
Gabriela asintió con la cabeza.
En ese momento, Jorge no pudo sino admirar a Gabriela.
Su mundo interior debia ser increiblemente fuerte, para poder mentir sin mostrar ningún signo de nerviosismo.