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La Heredera del Poder Capítulo 293

Capítulo 293

¡Esto es reall

“Bella Gabsy“”

Exclamó la abuela Zegati, con una expresión de total desconcierto al observar a esas dos personas, Eva, ¿conoces a Gabi?”

“¿Mamá, dijiste quién es ella?”

¿Gabi?

¿Podría ser que Gabriela era la Gabi de la que tanto hablaba la abuela Zesati?

¿La pequeña médica milagrosa?

¿La nuera politics?____

¡Dios mio!

¿Tan pequeño era el mundo?

Ahora era Eva quien estaba desconcertada.

La abuela Zesati continud: “Te presento a Gabi, la pequeña curandera que curo mi dolor de cabeza. Gabi, ella es mi nuera”

¡Resulta que si era ella!

“¡El mundo es demasiado pequeño!” exclamó Eva. “Mamá, ¡Gables la bella Gabsy de la que te hable!”

La abuela Zesati abrió los ojos, con cierta incredulidad,

¡El destino!

¡El destino, qué cosa!

Uno no entraba en una familia si no estaba destinado a hacerlo.

Gabriela estaba destinada a ser su nieta politica

Gabricla también pensó que el mu

era sorprendentemente pequatio.

Antes de venir aqui, nunca imagino que Eva y la abuela Zesati fueran familia.

Mientras hablaban, se dirigieron al salón principal.

La abuela Zesati pidió a la sirvienta que preparara café y luego le dijo a Gabriela: “Sientate, Gabi, tengo algo delicioso que quiero darte, ahora mismo iné a

buscarlo.”

Esa delicia era algo que la ella había guardado especialmente para Gabriela, y queria ir a buscarlo en persona para mostrarle su sinceridad

Gabriela se levantó y dijo: “Abuela Zesati, no tiene que ser tan cortés conmigo”

“¿De qué cortesia estás hablandoa? (Entre nosotras, abuela y nieta, no hablamos de esas formalidades! Sientate, vuelvo enseguida” Y antes de irse, le pidió a Eva, “Eva, quédate aquí y has compañia a Gabi,”

Eva asintió, “Lo sé”

La abuela Zesati se dirigió al patio trasero, dando instrucciones a la sirvienta para que llamara a Sebastián.

“Miau.”

En ese momento, un gordo gato ragdoll saltó sobre Gabriela, frotando su cabeza redonda contrá ella y maullando sin

Gabriela lo cogió en sus brazos y respiro profundamente, “Es tan lindol

Eva, sorprendida, dijo: “¿Gabi, también te gustan los gatos?”

Gabriela asintió con la cabeza, “S” ¡Y mucho!

Lástima que no tenía tiempo para cuidar de un gato, ni para pasarlo.

De lo contrario, realmente le gustaria tener uno para criar.

En el estudio del segundo piso,

Sebastián estaba ocupado con los documentos.

parar.

Justo en ese momento, escuchó a la sirvienta llamar desde fuera de la puerta, “Sr. Sebas, la doctora milagrosa Yllescas ha llegado, la matriarca me pidió que lo amara.

“Ahora voy”

Sebastián respondió y tras terminar con el último documento y dejar la pluma de acero, se dirigió hacia abajo.

Todavía no había llegado al primer piso cuando escucho la risa de Eva

Y luego una voz muy suave.

“Eva, ¿tiene nombre?”

se llama Gordito”

¿Heimana Eva?

Capitulo 293

Sebastian frunció el ceño, desde cuando Eva tenía una hermana?

¿Cómo era posible que él no sabia nada?

Y además.

Esa voz le resultaba familiar.

¿Será que oyó mal?

Sebastián levantó ligeramente la ceja y apresuro el paso.

Al llegar al primer piso.

Al ver la silueta sentada en el sofá abrazando al gato gordo, Sebastián se sorprendió de nuevo

Gabriela estaba sentada en el sofa, charlando y riendo con Eva, y desde el ángulo de Sebastian, podia ver perfectamente su perfil, tan hermoso como una pintura.

El abrigo de color burdeos realzaba su piel ya de por si blanca, haciéndola parecer aún más brillante y pura.

¿Era…?

¿Gabriela?

¿No dijeron que había llegado la médica?

¿Por qué era Gabriela?

¿Podria ser que…

La mano de Sebastián que sostenia el rosario se detuva.

Tenia la sensación de que estaba alucinando.

No solo soñaba con Gabriela por las noches…

Ahora también tenía alucinaciones.

Penso que era necesario buscar a un médico para que le tomara el pulso.

Tomar un poco de medicina natural.

Para equilibrar su salud.

Cuando Eva se dio vuelta, se encontró con Sebastián parado all

Sebastián!”

Con un rostro inmutable, Sebastián caminaba hacia ellas, jugueteando con–un

rosario e

en las manos, tranquilo, “Mama“.

Hasta que llegó frente a Gabriela, él se dio cuenta de que no estaba alucinando.

Deslizó una cuenta más de su rosario hacia adelante.

Luego, Eva continud: “Sebastián, déjame presentarte, ella es la Doctora milagrosa Yllescas que curó la enfermedad de la cabeza de tu abuela.

¿Doctora milagrosa Yllescas?

El aparente desinterés en los ojos de Sebastián fue atravesado por una clara sorpresa.

Fugaz

El habia creido

que el médico que habia curado a la abuela Zesati seria un anciano de más de cincuenta años.

Después de todo, la cultura de la medicina tradicional era profunda y extensa, y sin estudiarla durante diez o veinte años, uno simplemente no podia comprenderla por completo.

Además, desde tiempos antiguos, la práctica de la medicina tradicional era dominada por hombres

Por eso, hasta ese momento, Sebastian siempre habia imaginado que el legendario médico era un viejo señor de barba blanca

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