Capítulo 153
La Sra. Martinez habló como si no tuviera nada de qué avergonzarse.
Sofía exclamó. “¿qué son doscientos mil? ¡Eso es lo que hemos ganado en tan solo
unos dias!”
¡Dios mio!
¡Entonces serian unos quinientos mil!
Los ojos de la Sra. Martinez brillaron con un tono verdoso.
No se esperaba que el negocio de la comida casera de los Yllescas fuera tan lucrativo. Ahora, todo ese dinero sería suyo.
“Entonces, ¡tienen que darme 490 mil!” Dijo la Sra. Martinez.
Gabriela cruzó los brazos y dijo. “¡Nos hemos ganado los 500 mil! Además, nuestro restaurante tiene colas todos los días, jel negocio va a explotar! Pero no te daremos ni un centavo. ¿Qué tal, Margarita Martinez? ¿Te sientes enfadada?”
El nombre completo de la Sra. Martínez era Margarita.
Y lógicamente estaba furiosa.
Estaba tan enfadada que se puso pálida,
la insolencia de esa joven era demasiado.
¡Se atrevía a desafiarla!
¡E incluso se atrevía a llamarla por su nombre completo!
“¿No me darán el dinero, eh? ¡Entonces esperen y verán! ¡No les voy a arrendar esta tienda! Les aseguro que no ganarán ni un centavo, ¡Ahora mismo voy a llamar a mi sobrina para que me alquile este local!”
La sobrina de Margarita era Luna.
Ella se sentía tan segura de pedir dinero a Sofia porque Luna, que trabajaba en una inmobiliaria, era su sobrina.
Con solo hablar con Luna, podría recuperar el local fácilmente.
Gabriela observó a Margarita con una sonrisa tenue en su rostro.
En ese momento, Margarita ni siquiera sospechaba que Gabriela compraría el local directamente, y con arrogancia dijo: “¿Qué tal? ¿Ahora entienden las consecuencias? Si
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son sensatos, saquen el dinero rápidamente. ¡No hagan que esto sea incómodo paral todos! ¡Ese dinero debería haber sido nuestro desde el principio! Darles diez mil ya es un acto de bondad de mi parte. ¡No sean codiciosos!”
Gabriela siguió el juego de Margarita con cooperación. “¡Ay, qué miedo! Por favor, ve rápido a buscar a Luna y que recupere el local.”
“¡Bien! ¡Ustedes esperen!” Dijo Margarita.
Al ver que Gabriela no se daba por vencida, Margarita no tuvo reparos y sacó su teléfono rápidamente para llamar a Luna.
“¿Hola, Luna? Soy tu tía…”
No se sabe qué dijeron del otro lado, pero la expresión en el rostro de Margarita pasó de la satisfacción a la ira, luego a la incredulidad, y finalmente, le brotó un sudor frío en la frente.
Incluso su voz se hizo más baja.
¡Lo compraron!
Margarita nunca se hubiera imaginado que Gabriela realmente compraría las tres tiendas.
Margarita sintió que las piernas se le debilitaban.
¡Quinientos mil!
Había perdido sus quinientos mil.
Y justo en ese momento, la voz de Gabriela resonó, “Madre, llama a la policía rápido, dile que aquí hay alguien intentando extorsionarnos.”
Al escuchar eso,
Margarita tembló y salió corriendo como si un monstruo la persiguiera.
Huyó de la Cocina Privada de los Yllescas.
Allí estaba Margarita, sentada en el suelo, llorando a mares, desconsolada.
Si hubiera sabido que el negocio iba a ser tan bueno, Margarita jamás habría
subarrendado el local a Gabriela.
Ahora de nada servían los arrepentimientos.
Al ver a Margarita llorando en el suelo no muy lejos, Gabriela comentó sin palabras y aplaudiendo con ironia, “Realmente no había visto a alguien tan descarado.”
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Sofia dijo sonriendo: “Gabi, te debemos una esta vez. Si no hubieras comprado el restaurante, realmente habríamos tenido problemas.”
Margarita era una persona difícil de tratar.
Con una sobrina trabajando en la inmobiliaria, podrían encontrar cien maneras de recuperar el local. Si hubieran creado problemas, su restaurante podría haber tenido
que cerrar.
Gabriela respondió: “Incluso si no lo hubiera comprado, habría encontrado una manera de lidiar con ella.”
Sofia sonrió, como si de repente recordara algo y dijo, “Por cierto, Gabi, trata de dormir temprano esta noche. Mañana vamos a la casa de tu hermana Tasha.”
“¿Ir a casa de hermana Tasha para qué?” Gabriela se quedó perpleja por un momento.
Sofía explicó: “El novio de tu hermana Tasha vendrá mañana para conocer a la familia, y de paso hablarán de la boda.”
“¿Tan pronto?” Gabriela se quedó sorprendida.
Sofía asintió, “Al parecer, la familia del novio está bastante bien, y como tu hermana Tasha no quiere a otro, todo se ha acelerado un poco.”
En ese momento, el teléfono de Gabriela comenzó a sonar.
Gabriela cogió el móvil, vio que era un número desconocido, aun así contestó “Hola,
buenas.”
“Buenas, soy la directora de la plataforma de transmisión en vivo Voz Maravillosa, mi apellido es Cervantes, ¿le hablo a Shitala–YC?”
