Capítulo 125
“El sabor es bueno, prueba también mi empanada al vapor,” dijo ella,
y sin más, le pasó una empanada a Leslie..
Leslie miró la empanada en su mano.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que su nueva compañera de mesa realmente no la despreciaba.
Leslie agradeció en silencio y luego comenzó a comerse la empanada junto con Gabriela.
La primera clase era matemáticas.
El profesor hablaba como si estuviera cantando una canción de cuna, y Gabriela, que antes estaba escuchando, comenzó a bostezar y no tardó mucho en quedarse dormida.
“La estudiante que está durmiendo, por favor suba al frente y
resuelva este problema matemático.”
Tras las palabras del profesor de matemáticas, todas las miradas se dirigieron hacia Gabriela,
Con una alegría maliciosa.
Al ver que Gabriela no reaccionaba, Leslie la empujó suavemente y le susurró: “Gabi, el profesor te está llamando para resolver el
problema.”
“¿Me llama a mí?” Preguntó Gabriela alzando la cabeza hacia Leslie, con una tenue capa de rocío en sus ojos.
“Sí,” asintió Leslie.
Gabriela se levantó y caminó hacia el podio.
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El profesor mostraba una expresión de frustración, “¡Ustedes ya están en tercer año de bachillerato, no en tercer grado de primaria! ¿Qué clase de vida es esa, durmiendo cada día? ¡Si quieren dormir, váyanse a casa!”
Gabriela tomó la tiza y escribió la palabra ‘solución‘, luego dudó un
momento.
El profesor continuó: “¡Mira! No sabes resolverlo, ¿verdad? ¡Eso es lo que pasa por dormir en clase! Si puedes resolver este problema, en mis clases podrás dormir como quieras en el futuro.”
Gabriela giró levemente la cabeza hacia él y preguntó. “Profesor, ¿habla en serio?”
“Si no sabes cómo resolverlo, ¡deberás permanecer de pie en mis clases de ahora en adelante!”
Gabriela sonrió ligeramente y dijo, “Profesor, un caballero cumple su palabra sin retroceder.”
El profesor estaba un poco sin palabras; esta estudiante hablaba como si estuviera soñando.
El problema era un desafío de matemáticas avanzadas para tercer año de bachillerato.
¡Ni siquiera los mejores estudiantes de la clase avanzada podrían resolverlo fácilmente!
Ser profesor era realmente difícil.
El profesor de matemáticas se volvió hacia los estudiantes y les dijo con sinceridad: “El tercer año de bachillerato es un punto de inflexión. en la vida, espero que todos ustedes se esfuercen más, luchen por un buen futuro para ustedes mismos. Cuando lleguen a la
universidad, podrán disfrutar como quieran. No sean como esta
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estudiante sin ambiciones, durmiendo en clase y sin aprender nada, luego se arrepentirán…”
Fue entonces cuando Gabriela comenzó a resolver el problema.
Los estudiantes abajo miraban a Gabriela, boquiabiertos.
¡Caray!
¿Era realmente la misma Gabriela que no sabía nada?
El profesor de matemáticas pensó que sus palabras habían despertado a los jóvenes y asintió satisfecho.
Parecía que esos niños aún tenían esperanza.
“Profesor, he terminado,” dijo Gabriela en ese momento.
¿Había terminado?
¿Tan rápido?
¿No habrá escrito cualquier cosa, verdad?
Justo cuando el profesor de matemáticas estaba a punto de darle una buena lección a Gabriela, se giró y se quedó de piedra.
Gabriela no solo había resuelto el problema, sino que había utilizado el método más sencillo para hacerlo.
Su letra era muy bonita.
La escritura era precisa, incluso más agradable que la del propio profesor.
¿Estaba viendo cosas?
El profesor de matemáticas se frotó los ojos incrédulo, pero la
escena frente a él no cambió.
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Gabriela continuó: “Profesor, el problema era un poco avanzado, así que usé un método de resolución que se aprende en matemáticas universitarias.”
“¿Esto lo hiciste tú?” dijo el profesor de matemáticas, incrédulo, mirando a Gabriela.
Ella asintió, “¿Puedo volver a mi asiento ahora?”
El profesor tomó algunos materiales de la mesa y rápidamente escribió otro problema en la pizarra diciendo, “¡Espera! Resuelve
este también.”
El profesor de matemáticas no creía que Gabriela hubiera resuelto el problema anterior.
Como dijo Gabriela, era un problema avanzado.
¿Cómo podría ser ella tan capaz?
¿Habría copiado de su teléfono móvil mientras él no miraba?
Gabriela tomó la tiza, “Está bien.”
Esa vez, el profesor de matemáticas no se atrevió ni a parpadear, vigilando a Gabriela hasta que terminó de resolver el problema completo.
¡Impresionante!
¡Esto es simplemente impresionante!
El profesor de matemáticas contuvo su emoción, “¿Cómo te llamas?” No podía creer que tuvieran tal talento en la clase.
“Profesor, mi nombre es Gabriela Yllescas.”
“¿Eres la estudiante Yllescas que se transfirió de la clase avanzada?”
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Gabriela asintió ligeramente diciendo, “Sí, soy yo.”
El profesor de matemáticas también había oído hablar de Gabriela, ¿no decían que Gabriela no tenía remedio?
Si ella no tenía remedio,
¿Qué era él?
¿Excremento?
¡Por Dios!
Si el jefe de la clase avanzada, Rubén, se enterase de que desechó una perla como si fuera un simple guijarro, ¡seguramente se arrepentiría hasta la muerte!
Capitulo 126
Capítulo 126
