Capítulo 231
“Bueno, sospeché que ella tenía problemas con su orientación sexual y te llevó lejos por eso.”
José, quien iba manejando, pensaba para sí mismo:
Señor, permítame decir sinceramente que su imagen está a punto de colapsar.
“David, ya… ya es suficiente, te lo he dicho muchas veces, Petrona es mi mejor amiga, ¿no te lo prueban las cosas que dijo hoy? Además, no soy
homosexual.”
“Lo sé. Pero no permitiré que nada interfiera entre nosotros. Cuando supe que ella te mostró esa película, no pude quedarme de brazos cruzados, ¿entiendes?”
“Vas demasiado lejos, eres demasiado dominante.”
David extendió la mano para agarrar la de Selena, la atrajo hacia él y acarició su barbilla con sus dedos. Sus yemas eran cálidas, su voz ronca, suave y sus palabras llevaban un ligero aroma a alcohol, muy tentador.
“¿Dominante?” le dio un pequeño beso en los labios, Conoces a Petrona desde hace más de una década, a Héctor también e incluso a tu media hermana. Pero apenas llevamos un mes juntos. ¿Puedes comprenderme?”
Selena lo miró con sorpresa.
¿Realmente era tan inseguro?
“No me mires así, me hace sentir sin dignidad.”
Siempre estaba acostumbrado a tener todo bajo control, a manejar todas las cosas dentro de su alcance, p
ero parecía que había una excepción: ella.
Selena mostró una leve sonrisa, “Ya que lo mencionas, ¿no parece que nos hemos movido demasiado rápido en solo un mes?”
La mirada de David parpadeó y apretó la mano en su barbilla, “No es así.”
Aunque él hablaba de esa manera, su mano grande se movió gradualmente hacia su espalda, siguiendo su cuello y bajando por su columna vertebral.
Selena se tensó ligeramente, empujándolo con la mano que tenía en su hombro.
La mano de David se detuvo en su cintura y él frotó su nariz en su cuello.
“No diría que tu reserva es una prueba para mí.”
Selena no habló por un momento, escuchando la voz ronca del hombre. Aparte de que su corazón latía más rápido, no pudo responder de ninguna
manera.
Su piel del cuello estaba tibia, seguida por besos suaves y cálidos que se quedaron en su piel. La mano en su cintura la quemaba como un hierro caliente.
Selena sintió un escalofrío.
Había estado bebiendo y no había sido poco.
El ambiente en el auto era demasiado silencioso, haciendo que su respiración sonara muy clara.
Inconscientemente, Selena no pudo ignorar a José en el asiento delantero.
Primero, porque no era apropiado tener a alguien más presente mientras estaban así y
segundo, porque ahora José se había convertido en su excusa para rechazar a David s
in embargo, en un abrir y cerrar de ojos, José había levantado el tabique que separaba los asientos delanteros y traseros.
La mano que estaba en su cintura comenzó a acariciar el borde de su camisa.
Hubo varios momentos en los que pensó que su mano se deslizaría bajo su camisa.
Pero eso no sucedió.
Al final, David la soltó, al sentir que su cuerpo seguía tenso, sonrió levemente y sus ojos profundos brillaron con una luz encantadora.