Capítulo 1541
La expresión de Reyes se volvió distante, le tomó un buen rato recuperarse.
“Gustavo, sé que siempre has estado insatisfecho con las cosas malas que le hice a Selena. Siempre la has cuidado, siempre te has sentido culpable por ella. Pero tu favoritismo y protección deben tener un limite.
¿Realmente vale la pena arruinar tu reputación a tu edad, solo por tu sentimiento de culpa y compensación? Toda tu vida has sido un hombre de principios, ¿vale la pena mancharte con estos crimenes ahora?”
Gustavo sacudió la cabeza. “Te entregué el control de la empresa, te di el poder en la familia, incluso te permiti tratar a Selena con dureza… Si no te debiera nada, nunca te habria consentido tanto durante todos estos años.”
Reyes quedó atónita.
“Así que, todas las pruebas de hoy son verdaderas. Rubén no es tu hijo…”
“Callate!” La anciana gritó fuera de control. “¡No necesito el dinero! No tienes que inventar estas mentiras para proteger a Selena. ¡Es ridículo! ¿No eres el que siempre ha valorado tu dignidad? ¿Ya no quieres mantenerla?”
El anciano sacudió la cabeza. “Ese año, ella dio a luz diez días antes que tu. Estabas trabajando hasta tarde en la oficina. Cuando rompiste aguas, el guardia te encontro y te llevó al hospital. Pero para entonces, ya no quedaba liquido amniótico… No recuerdas esto porque te desmayaste… Tuviste una cesárea, pero el niño… ya estaba muerto.”
“¡Callate!” Reyes levantó las manos y se tapó los oídos. Intentaba ahogar la voz de su esposo con la suya.
¡No quería escuchar sus disparates!
Ya habia gente murmurando abajo. Gustavo, temblando con su bastón, se obligó a quedarse de pie y continuó:
“Sabia que te pondrias muy triste cuando despertaras, así que… traje a su hijo recién nacido… Cuando despertaste y lo viste, te pusiste muy contenta…”
“¡Basta ya! Gustavo, ¡no te creo! ¡Estás mintiendo solo para ayudar a Selena! ¡Rubén es mi hijo! Es el hijo que llevé en mi vientre durante nueve meses… Esa es la verdad… Ya no necesito tu dinero, así que retira tus palabras…
Si antes el dinero era el pilar de Reyes, ahora estaba completamente destrozada.
“Reyes Moreno, nuestro hijo realmente ha muerto…”
¡No lo creo!” La cara de Reyes se contorsionó mientras miraba furiosa a Gustavo. “Los exámenes estaban todos normales…”
Su esposo inhaló profundamente. “Los exámenes… Pasabas todo el día en la oficina. ¿Cuántas veces fuiste a hacerte los exámenes? Estabas trabajando hasta tarde casi todos los días durante tu embarazo… ¿No te das cuenta de cómo perdiste al bebé?
A veces quisiera culparte, pero el primero en equivocarse fui yo. Si te hubiera prestado más atención en aquel entonces, quizás nada de esto habría sucedido.”
Reyes se detuvo un momento, como si algo hubiera hecho clic en su mente, luego comenzó a mirar intensamente a Gustavo.
“¿Es que durante todo el tiempo que estuve trabajando en la oficina, estuviste con esa mujer? ¿Cuidándola, acompañándola a las pruebas, estando con ella durante el parto?”
Sus acusaciones se volvian cada vez más agudas y para los que las escuchaban, cada vez más amargas.
Gustavo estuvo en silencio un largo rato, antes de admitir con una sonrisa amarga.
“Sí, así es. Mientras tú te concentrabas en el trabajo, yo estaba cuidando a otra mujer.”
No dudó en admitirlo.
Al haber llegado hasta el juzgado ya había tomado la de para revelar sus secretos de tantos años.
Había cometido demasiados errores en su vida.
Hablar de ellos era una especie de liberación, también una especie de compensación.
Había estado encubriendo el daño ya hecho, disimulando, engañando a los demás.
Ahora, no podía permitir que sus errores continuaran.
Había permitido que Reyes cometiera demasiados actos imperdonables, que Selena sufriera demasiado. No podía seguir así.
María, su hijo, Reyes, Selena…
Se sentia culpable con todos ellos.
Sus errores metieron las cosas en un círculo vicioso una y otra vez.
Todos esos errores fueron su culpa.
Lo que empezó, debería terminarlo él.
Parecía que Gustavo estaba decidido a airear todos sus errores pasados, admitiendo sin reservas todo lo que había hecho.
Al final, Selena no pudo evitar reír.
Esto le era demasiado familiar.
Reyes también se ria irónicamente después de un largo rato.
Cuando ella estaba luchando y ocupada en la empresa, trabajando hasta tarde, su marido estaba con otra mujer, acompañándola, cuidándola, con ella en los chequeos, en el parto, y ella…
Ella conocía a Gustavo mejor que nadie, él no mentiría.
Su expresión tampoco parecía estar mintiendo.
“¿Así que el fruto de mi duro trabajo resultó ser un producto muerto?”
Reyes comenzó a llorar. “Gustavo, ¿mi amado hijo es realmente tuyo y de esa mujer?”
Reyes levantó la vista al cielo, las lágrimas no cesaban.
Qué irónico.
Así que Selena acababa de decirle que experimentara cómo se sintió cuando Héctory Rosa estaban juntos.
Reyes había instigado a Héctor y Rosa a estar juntos simplemente porque le gustaba más Rosa y queria darle lo mejor.
Nunca se le ocurrió que Rosa y Héctor juntos eran un error, incluso pensó que era lo correcto.
Ahora, estaba siendo castigada por eso.
Selena había trabajado duro en Cedrés Business y habia dado mucho, mientras que Héctor estaba con Rosa.
Y ella, Reyes, había trabajado duro para la empresa de Gustavo, pero su marido ya estaba con otra mujer.
Reyes realmente sintió profundamente ese sentimiento de traición.
Qué irónico.
Todo lo que habia hecho a Selena, ahora ella estaba experimentando el mismo dolor…
“Gustavo, lo has hecho muy bien…”
Reyes se sentó en la silla, con las manos cubriendo su cara, completamente deshecha.
Al final, incluso pidió a Selena la manutención por Rubén, sin importarle nada, pero este era el resultado…
“Es tan absurdo… He dedicado toda mi vida a la familia Morales y al final, descubro que no tengo nada que ver con la familia Morales, jajaja… Todos ustedes tienen el mismo apellido, solo yo no… Solo yo…”