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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado Capítulo 84

Capítulo 84

Rafael bajo la vista, enfocandose en la mano apretada de Violeta.

Desde que desperto, todas sus acciones hablan estado apagando silenciosamente el fuego en su interior,

El sonido de la manta cayendo al suelo fue suave Rafael recorrió con la mirada los moretones y marcas de dedos en el cuerpo de Violeta, su garganta se movió y sus ojos se oscurecieron un poco.

Cuando Violeta se dio cuenta, se agachó rápidamente para recogerlo.

Apenas se había cubierto cuando alguien la abrazó por la cintura y la arrastró hacia adelante.

“¿Por qué me provocas tan temprano en la mañana?”

El cigarrillo en la mano de Rafael se habla apagado en algún momento. Sus ojos estaban mirando su cuerpo

desnudo.

El calor de su mano le quemaba a Violeta, quien tembló Recordaba vagamente la noche anterior, pero la violencia de aquella noche era muy clara. De repente, su cuerpo se volvió rígido.

Rápidamente extendió la mano y lo aparto, retrocediendo dos pasos.

Rafael solo queria burlarse de ella, por lo que no le aplicó mucha fuerza.

Luego, la vio caminar de nuevo hacia la cama, recoger la ropa del suelo y ponérsela, sin decir una palabra. Sus cejas fruncidas se relajaron.

Cuando cruzó la bolsa sobre su cuerpo, su teléfono vibró

Violeta lo sacó y lo puso en su oldo Hola?”

“Leta, ¿estás bien? Desapareciste de repente anoche, ¡estaba muy preocupado!” La preocupación era evidente

en la voz de Julian

Después de resolver lo del rayón en su coche la noche anterior, Vicleta había desaparecido. La llamo muchas veces, pero no respondió, solo recibió un mensaje de texto que decia “Me fui, hay algo que tengo que hacer”. Julián estaba preocupado de que se sintiera mal, por lo que esperó hasta la mañana siguiente para llamarla y preguntarle como estaba.

“Estoy bien… Violeta miró a Rafael junto a la ventana y dijo en voz baja, ‘Solo me fui a casa temprano.

Julián suspiró aliviado y sonrió, “Bueno, me siento mucho mejor! Si te sientes mal, bebe mas agua con miel y no olvides desayunar”.

Después de unas pocas palabras más aconsejándola, luego colgo.

Violeta apretó su teléfono, sintiendo la mirada ardiente de Rafael

Respiro hando y tuvo el valor de mirarlo. ‘Si no necesitas nada más, me voy a trabajar”.

Después de unos segundos, Violeta se dio la vuelta y salió de la habitación

Cuando la puerta se cerro, escucho el sonido de algo pesado golpeando el suelo, seguido del sonido de vidrio rompiendose

Recordo el cenicero de vidrio que acababa de dejar al lado de Rafael….

Al finalizar la jornada, Violeta, como siempre, fue al hospital a visitar a su abuela, a cenar y charlar con ella. Cuando cayó la noche, tomó el autobús de regreso a casa. No mucho después de llegar, su teléfono sono. Era un numero desconocido

Confundida, contestó. Un hombre le respondió. “Violeta, soy Raul”

Ah, Raul Violeta entendió

El ruido que venia del teléfono se intensificó un poco. Raúl hizo una pausa y luego dijo. “Señorita, el Sr. Castillo ha bebido demasiado, ¿podria venir?”

Tomo un taxi y los neones pasaron por la ventana. Violeta no sabia por qué habla venido.

Quizás fue porque Raúl la llamo. Siempre habla sido muy respetuoso con ella, y habla un ruego en su voz que ella no podía rechazar

El tráfico era fluido por la noche, y pronto llegaron al club

Violeta abrió la puerta del taxi y Raul ya la estaba esperando en la entrada.

Siguió a Raúl al ascensor, hasta el final del pasillo, a la sala privada. Al abrir la puerta, la sala estaba llena de humo y, como era de esperar, exudaba una decadencia dorada

Habia muchas personas en la sala, algunas de las cuales Violeta reconocía

Rafael y Antonio estaban sentados en el sofá mas alejado, con muchas botellas vacías en la mesa. Parecia que hablan bebido bastante.

Sus chaquetas y corbatas habian desaparecido, y solo llevaban camisas, con los cuellos abiertos, mostrando los músculos de sus pechos. Sus largas piernas se cruzaban, y se podia ver un poco de sus calcetines

negros

Al igual que Antonio, habia una mujer joven a su lado.

No parecia que solo estuviera alli para beber. Llevaba un vestido muy revelador, tan corto que podias ver su ropa interior con cada movimiento. Su escote estaba a punto de desbordarse

Violeta se detuvo y miró hacia atrás, pero Raúl había desaparecido en algún momento.

Dudo por un momento, pero decidió seguir adelante.

Ya que el sofá estaba en la esquina y la mesa de centro bloqueaba el paso, Violeta no tuvo mas remedio que decir: “Disculpa, ¿podrias moverte un poco?”

¡No!” La mujer se giro para miraria.

Violeta apretó los labios, preparándose para retirarse, cuando alguien agarró su muñeca

Al mirar hacia abajo, vio a Rafael frunciéndole el ceño a la mujer, “Vete”

La joven se puso pálida pero no se atrevió a protestar, se levantó apresurada y se alejo

Violeta fue arrastrado hacia el lugar que acababa de abandonar la chica. Con las rodillas juntas y mirada nerviosa, bajó la cabeza, “Emm, Raúl me mandó aquí…”

Insensible! Hacerlo toda la noche me dejó con la espalda hecha trizas!””

Su voz no era ni fuerte ni suave, pero fue suficiente para que Violeta se sonrojara

Rafael extendió la mano y la tocó en la frente, “Las mujeres no deben ser malcriadas, le doy una mano y ya piensas que puedes volar hasta el cielor”

Violeta frunció el ceño.

“Ya basta!” él la señaló de nuevo

Violeta logro evitarlo esta vez

Rafael se inclino hacia ella, deteniéndose a una distancia muy cercana Su mirada bajo la luz multicolor era como tinta derramada, “Eres tan obstinada, todavia te molesta que fui demasiado brusco contigo aquella

noche en tu casa?”

Al mencionar esto, Violeta no pudo evitar morderse el labio, los dedos sobre su rodilla se encogieron

Justo como la sombra que él le dejó esa vez.

Parecia que Antonio y la chica a su lado estaban teniendo una discusión. La chica se recostó sobre él, con una sonrisa coqueta, tratando de apaciquario: “Antonio, no te enfades, puedo complacerte esta noche, ¿no es muficiente?”

“¿Como me complaceras?” Antonio le preguntó con indiferencia.

“Camo tú quieras!” respondió la mujer con una sonrisa seductora.

Después de darle un beso en los labios, Antonio se metió la mano debajo de su ropa.

Violeta, con las mejillas rojas, evito mirarlos. Rafael, a su lado, se acercó de repente y señaló al vacío con el dedo, su expresion se oscurecio “Violeta, ¿por qué no puedes ser como otras mujeres? Si me enfado, podrías abrazarme o besarme. Quizás entonces no te habria tratado asi esa noche.”

Violeta, sin pensarlo le respondió “Entonces ve a buscar a otra mujer…”

La risa se escurrió en los ojos de Rafael al escuchar su respuesta, como si estuviera de buen humor.

“¿Estás celosa?”

Mientras aun estaba confundida, escucho su risa y la pregunta.

Violeta abrió los ojos de par en par, negandolo de inmediato: “No estoy celosa!

¿Celosa?

¡Eso era imposible!

Estos pensamientos explotaron en su mente, como a una gata que le pisan la cola

De repente, Rafael la abrazo, pegando sus cuerpos El aliento cálido de su boca, con olor a alcohol, se extendió por su cido: “No buscaré a otra mujer, solo te quiero a ti

Violeta se quedo atónita.

Su mente se llenó de confusión en un instante.

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