Switch Mode

Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado Capítulo 724

Capítulo 724

Marisol pensaba ir hasta la puerta para despedirse, pero Jacinta rompió el silencio de repente: “Marisol, qué lindo tu

anillo!”

Marisol también miró hacia su anillo de plata en el dedo anular de la mano derecha

“Antonio te lo dio. ¿verdad?” Jacinta arqueó una ceja.

En realidad, era innecesario preguntar, pues esa noche en la barbacoa ya habian visto que ambos llevaban el mismo anillo de plata, claramente era un par.

Cuando Jacinta estudiaba en el extranjero, solia pasar los fines de semana explorando pequeños puestos callejeros, y más de una vez se habia fijado en las cosas que las parejas llevaban. Pero Antonio siempre despreciaba esas cosas, las encontraba infantiles y se negaba a llevarlas…

“Si.” respondió Marisol con una suave sonrisa, sintiendo la necesidad de defender algo. “El dijo que es un anillo de boda!”

Cuando Antonio se lo puso en Machu Picchu, dijo que ese anillo simbolizaba su matrimonio.

Marisol apoyo firmemente su dedo en el anillo como si buscara obtener fuerza de él.

Jacinta no quitaba la vista del anilio de plata. “¿Cuándo sucedió?”

“…” Marisol estaba confundida, no sabia a qué se refería Jacinta.

Jacinta se arreglo el cabello de manera incómoda y explicó, “Quiero decir, ¿cuándo te casaste con Antonio?”

“Hace más de tres años.” Marisol no ocultó la verdad.

Jacinta asintió sin decir más, y no fue hasta que llegaron a la puerta que dijo con envidia y admiración: “Pensé en muchas posibilidades, pero nunca imaginé que Antonio se casaria con alguien más. ¡Marisol, eres muy afortunada!”

¿Afortunada?

Cuando Marisol bajo la vista hacia el anillo de plata otra vez, sintió un cálido regocijo en su corazón.

Jacinta observaba como Marisol se ruborizaba y no pudo evitar sentir un pinchazo de incomodidad, así que a propósito mencionó. “Por cierto. ¿te lo dijo Antonio? Esta noche tenemos una reunión de excompañeros. Todos estudiábamos juntos en la Universidad de Colombia y, al saber que he regresado, han organizado un encuentro. Hace muchos años que no nos vemos, será una gran celebración!”

“Oh, es verdad!” Marisol estaba sorprendida.

Con una sonrisa, Jacinta se despidió con la mano. “Entonces me voy, hasta luego, Marisol!”

“Hasta luego!” Marisol asintió.

Después de ver a Jacinta subirse a un taxi, Marisol se abrigo y regresó al sanatorio. Al Subir las escaleras, vio a su abuela esperándola. “¿Jacinta se fue?”

“Si, la vi subir al coche y marcharse,” Marisol asintió.

La abuela le hizo señas para que se acercara, “Marisol, ven aqui!”

“¿Qué pasa, abuela?” Marisol se acercó frotándose las manos, recién llegada del frio exterior y no quería pasarle el fresco a su abuela.

Pero la abuela no parecia importarle y la atrajo para sentarse de nuevo a su lado, “Marisol si tú también quieres comer sopa de carne, mañana le diré a Antonio que compre los ingredientes en el supermercado y te la prepararé.”

Ante la mirada preocupada de su abuela, como si temiera que la charla con Jacinta la hubiera molestado, Marisol se sintió reconfortada y negó con una sonrisa, “Abuela, no hace falta, ¡deberia ser yo quien te prepare algo!”

La abuela ya tenia una edad avanzada y normalmente necesitaba cuidados, ¡cómo podria Marisol permitir que se esforzaral

Después de inspeccionar cuidadosamente el rostro de Marisol y asegurarse de que estaba bien, la abuela suspiro

aliviada y acarició sus manos con mucho cariño. “Lo que pasó ya no importa, ¡lo importante es el ahora!” Después de pasar la tarde con su abuela, al atardecer Marisol regresó a su apartamento en la zona al río. La tarde habia tenido de rojo la mitad del cielo, y desde la ventana panorámica del salón de este edificio se podia disfrutar de una vista magnifica del rio, Especialmente durante el atardecer, la escena era inigualable.

Marisol se abrazaba a sí misma mientras admiraba la vista por un buen rato, hasta que el último destello de color desapareció. Solo entonces, se dio la vuelta,

Miró hacia la entrada, recordando las palabras que Jacinta habia dicho antes de irse. Frunció los labios pensativamente. luego los torció y se dirigió a la cocina. Sacó una caja de pasta del armario y puso a hervir agua para prepararlos.

Mordisqueando el tenedor, Marisol se apoyo sobre la mesa, esperando.

Sus ojos se fijaban en el reloj de la pared, pero sus pensamientos no estaban en la pasta, sino en Antonio, quien a esa hora ya debería haber salido del trabajo. Tenia consulta ese dia y saldría más temprano que de costumbre, quizás ya estaba en su coche, camino a la fiesta con Jacinta…

Sacudió la cabeza para despejar esos pensamientos y cuando volvió a enfocarse, se dio cuenta de que ya habían pasado casi diez minutos.

Exhalo un suspiro y rápidamente se sentó para tomar los pasta que ya estaban blandos.

Justo cuando iba a llevarse un bocado a la boca, escuchó el sonido de las llaves girando en la cerradura de la entrada.

Al ver la figura erguida que entraba con las llaves del coche y de la casa, Marisol parpadeó sorprendida y tragó el bocado de pasta que tenía en la boca. Con una expresión de asombro y sosteniendo el tenedor apuntó hacia él y pregunto, “¿Antonio? ¿Cómo es que has vuelto? ¿No ibas a una reunión de exalumnos?”

*¿Cómo sabes que iba a una reunión de exalumnos?” Antonio levantó una ceja con una sonrisa burlona.

Marisol mordió su labio y encogió los hombros, “Fui a ver a mi abuela hoy, y la señorita Jacinta estaba alli, ella me lo dijo…”

Al escuchar esto, Antonio frunció el ceño ligeramente y luego se acercó rápidamente, quitándole la caja de pasta de las manos, “¿Todavía no tienes suficiente con la comida de emergencia? ¡Deja de comer eso!”

“¡Oye!” Marisol lo miro tirar la caja de pasta a la basura y de inmediato lo miró con enojo, gesticulando con el tenedor en la mano. “¿Qué haces? ¡Apenas me comi un bocado! ¡Qué desperdicio!”

Antonio le quito el tenedor de la mano y lo tiró a la basura también, luego sacó una servilleta para limpiarle un poco de sopa de pasta que tenia en la comisura de los labios. ¿Para qué comer pasta? ¡Vamos a cenar de gorra!”

“¿Me vas a llevar a la reunión?” Marisol se quedó atónita.

“Mmm.” Antonio tomó su mano y la llevó hacia la entrada.

Veinte minutos más tarde, el Porsche Cayenne negro llegó al estacionamiento de un restaurante bastante concurrido, donde había una fila entera de coches aparcados. Tuvieron que buscar un buen rato para encontrar–un lugar donde

estacionar.

Después de aparcar, Marisol se desabrocho el cinturón de seguridad y miró a Antonio con duda, “Antonio, ¿no se molestará la senorita Jacinta si me traes asi?”

“¿Te importa tanto lo que ella piense?” Los ojos encantadores de Antonio se posaron en ella.

Marisol mordió su labio, “…”

No era que le importara, pero temia que a él le importara.

Mientras hablaban, se escucharon unos tacones acercándose desde fuera del coche. Era Jacinta, quien habia corrido desde el restaurante al ver su coche, con el cabello al viento y una gran sonrisa en el rostro. “Antonio, has llegado!”

Cuando vio a Marisol en el asiento del copiloto, su expresión cambio ligeramente y su voz se apagó, “Marisol también vino…

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset