Switch Mode

Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado Capítulo 720

Capítulo 720

¿Como podria llamarse eso topa de dormir?

Marisol estaba totalmente sorprendida, se le habla enrojecido hasta el cuello y sus ojos se quedaron fijos en lo que tenia entre manos, como si intentara perforarlo con la mirada.

Era una capa de gasa negra grisácea completamente transparente, que dejaba al descubierto los lugares más criticos y tenia unos tirantes tan finos que parecian romperse con la minima presión.

Elle habia pedido un pijama de algodón cómodo, y Antonio le había comprado un pijama erótico!

Marisol se tapo la cara con la mano sin poder evitar sonreír un poco

Hubo un tiempo en que ella habla dado consejos dudosos a su amiga Violeta, sugiriéndole que usara este tipo de prenda para complacer al Sr. Castillo. Nunca se imaginó que le llegaria el dia de encontrarse en la misma situación.

Desde el baño, la voz grave de Antonio llegaba perezosa, “¿Qué pasa, no te queda bien?”

¡Qué va a quedar bien!

Con los dientes apretados, Marisol contestó, “No es eso…

Habia lavado la ropa al llegar con la intención de que se secara para el día siguiente. Además, dado que el agua escaseaba en la zona de desastre y solo tenia ropa sucia en su maleta, no podia dormir envuelta en una toalla, ¿no?

Marisol cerro los ojos y se armó de valor.

¡Qué mas da, un pijama erótico sigue siendo un pijama!

Después de ponerse el atrevido atuendo y se cubrió con una toalla, con la esperanza de que, al meterse en la cama y apagar la luz, todo quedaria oculto a la vista.

Sin embargo, la realidad siempre tiene sus propias reglas, y mientras ella trataba de subir a la cama sin hacer ruido, Antonio, que estaba recostado en la cabecera fumando, le quitó la toalla de un tirón,

“Ah!

Marisol solto un grito ahogado y sus manos se movieron frenéticas para cubrirse.

Exhalando una nube de humo, los ojos encantadores de Antonio se oscurecieron, “¡La talla es perfecta!”

La luz anaranjada de la lampara de la cabecera bañaba su piel pálida, como si estuviera envuelta en una doble capa de neblina.

La intensa mirada de Antonio la lleno de vergüenza, y con prisa se metió bajo las sabanas. Ella fue rápida, pero él lo fue más aún, apagando el cigarrillo en el cenicero antes de saltar sobre la cama.

Sus pupilas se dilataron al observar la mezcla de timidez en su rostro y la sensualidad de su cuerpo.

“Esto es para morirse!”

Con una voz ronca y un gesto brusco, la besó apasionadamente.

Marisol estaba aturdida por sus besos, aun pensando que había sido él quien había comprado esa prenda…

Durante la semana en la zona afectada por el desastre, habian dormido juntos en una cama pequeña, limitándose solo a besos y abrazos. Pero ahora, no querian esperar más.

Cuando empezaron a respirar más rápido, Antonio se detuvo repentinamente y ella lo miró con duda.

Con la cara un poco tensa, él preguntó con voz ronca, “¿Trajiste preservativos?”

Marisol se sonrojó profundamente, “¡Vine a trabajar, cómo iba a traer algo asi!!

“Parece que aqui no hay“, dijo Antonio frunciendo el ceño.

Normalmente, se espera que los hoteles tengan preservativos disponibles en las habitaciones, pero al parecer se hablan olvidado de reponerlos.

Marisol mordió su labio inferior y dijo en un susurm apenas audible, “No importa si no hay…”

Antonio la miró fijamente, tragando saliva nervioso, y preguntó, “Sra. Pinales, Lera en serio lo que dijiste aquel dia en el edificio?

Habia sugerido la idea de tener una hija en esa situación peligrosa y, aunque ella había accedido, él no estaba completamente seguro. Al oirla ahora, se emocionó mucho.

“Si no quieres, lo dejamos“, dijo Marisol, apartando la mirada con timidez.

¡Pero como iba a querer el detenersel

Sosteniendo su cara con una mano, Antonio la besó con fuerza, y entre sus labios murmuró con una mezcla de maldad y autoridad, “Esta noche, aunque me lo supliques, no pararemos. ¡No pienso dejarte dormir si no lo hacemos al menos tres veces!”

El último dia, decidieron alquilar un coche para ir a escalar una montaña. Para llegar a la cima, tenían que subir más de cien escalones, un verdadero reto fisico, Marisol estaba cansada por la noche anterior y apenas habla dormido bien. Esa mañana, aún bostezaba sin parar. Se secaba el sudor y al ver a Antonio subiendo los escalones fácilmente, se prometió que esa noche no iba a seguirle el juego y, si hacia falta, reservaria otra habitación!

¡Lejos de Antonio, cuidando su bienestar!

Antonio se detenia en cada escalón, con las manos en los bolsillos, esperandola desde su posición elevada.

El camino era empinado y podria ser peligroso cargarla, ya que su pierna izquierda recién había sido cosida hace dos dias. Queriendo distraerla para que no se cansara tanto, cambió de tema y preguntó, “Marisol, hay algún otro lugar al que te gustaria viajar, tanto dentro del país como fuera?”

“Hay tantos lugares a los que me gustaria irl” contestó Marisol con un resoplido.

“Cuéntame algunos!” Antonio se interesó.

Marisol, masticando su labio, comenzó a soñar con voz alta, “Como ver la puesta del sol en una montaña nevada, recoger cactus en el desierto del Sahara, remar en la selva amazónica para ver cocodrilos, deslizarse en trineo con los esquimales en el Artico, y cosas por el estilo…”

En realidad, estos eran parte de los sueños de viajar por el mundo que tenía durante la universidad; incluso habia pensado que podría hacerlos realidad con Rodrigo después de casarse, ¡pero todo se habia desvanecido!

Después de escucharla, Antonio reflexiono y dijo, “La montaña nevada no está lejos, pero debido a los terremotos, muchas carreteras todavia están intransitables, y además no tenemos suficiente tiempo en este viaje para explorar toda la montaña. Si no fuera por eso, tu primer deseo sería fácil de cumplir.”

“Solo lo dije por decir, jeste lugar también es hermoso!” dijo Marisol encogiéndose de hombros, sin darle mucha importancia.

Antonio sonrió levemente y dijo, “No importa, cada año encontraré tiempo para llevarte.”

Con esa frase de ‘cada año‘ parecía que esperaba que su relación durara muchos años….

Marisol se puso nerviosa y todavia distraida, escuchó cuando dijo. “¡Ya llegamos!”

La cima de la montaña era vasta y si querian explorar cada rincón, necesitarian bastante esfuerzo. Al atardecer empezaron a bajar por los escalones.

Al llegar a la base, Marisol, curiosa, lo miró y preguntó, “Antonio, ¿qué deseo pediste?”

Justo antes, en el último tramo de la escalinata que habían visitado, ambos habian hecho un deseo mirando hacia el mar de nubes que se extendía ante ellos. Cuando ella abrió los ojos, vio que él seguia alli, inmóvil, con las manos juntas y una expresión seria y concentrada en su guapo rostro, sin saber qué deseo estaria formulando.

Antonio, con una sonrisa en susfabios y un deje travieso en su voz, dijo, “¿Quieres saberlo?”

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset