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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado Capítulo 646

Capitulo 646

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Era auto un ampementada de condena dende a notaba completamente enfocada en para pagar Antonbe en adelante con grande pune, wa muda na tarjeta de au billaba Ben the plástic

Alver esto, Manset rápidamente la empnijo de vuelta, 200 lacad, He quedans que yo te mivitate a comer?” Justo en ese momento, la cajero habló, “Lo siento, pero hoy el sistema tiene problemes, jeno podemos aceptar

Aloh nato, Marlent aprovecho para devolverle la tarjeta, sacando de su bolsillo un billete de clan y algo de cambio pata entregaro Eepard a que la cobraran cada articulo y los fue colocando en la boles de compras una vez pagados. A levantai la vinta, vio que sus ojos almendradon la miraban tipamente.

Ella, por instinto, se toco la cara y mummurd, “¿Por qué me mitas an17”

“Nada, le dijo Antonio con una sonrisa

Probablemente nate ein uno de los pocos momentos en su vida, fuera de su hata blanca, donde no tenia que ser llamado de manera formal, donde generalmente las mujeres querian gastarse toda su tarjeta en él, y esta era la primera vez que una mujer insistia en pagar por el Y la verdad es que no se sentia mall

El estacionamiento estaba bastante lejos y hablan comprado muchas cosas, asi que Antonio fe pidió que esperara all Como estaban on la entrada del supermercado, los camitos de compras podian causar algunas molestias, asi que para no incomodar a los demás, Marisol tomo todas las bolsas y las puso a un lado cuando el personal vino a recoger los

Muchas personas ihan y venian, y entre ellas, un extranjero que solo llevaba una botella de bebida salió. Parecia que pensaba que ella no podia mover las bolsas porque eran muy pesadas y se quedó alli preocupada, así que muy amablemente se acercó, Beautiful girl, ¿qué puedo hacer por ti?”

“No, gracias,” le respondió Marisol moviendo la mano, recordando la broma que él le había hecho antes que era normal que un marido recogia a su esposa del trabajo, y con un poco de timidez le dijo, “Mi esposo viene por ahi, él me

En su campo de visión, el coche negro Cayenne se acercaba lentamente.

El extranjero al verlo, sonrio comprensivamente y le dijo, “Oh, ya veo, les deseo un buen dia!”

Antonio cargo las cosas en el maletero y el Cayenne salió lentamente del estacionamiento subterráneo. Arriba, Marisol, con la voz del extranjero resonando en sus aidos, sintió que la temperatura de su rostro subia y giró la cabeza para bajar la ventana del coche.

“¿Qué pasa?” le pregunto Antonio, confundido.

Marisol agitó su mano cerca de su cara de manera incómoda, “Tengo un poco de calor…”

¿Calor? Antonio miro de reojo el espejo retrovisor. La radio acababa de anunciar que la temperatura bajaria esa noche, mientras tanto, en el espejo se reflejaban personas en camisetas frotándose los brazos y caminando rápidamente hacia casa

Al llegar a casa y ponerse el delantal en la cocina, el corazón de Marisol, que había estado tranquilo en el supermercado, de repente se llenó de inquietud.

En cuanto a la cocina, era muy novata, probablemente incluso peor que su prim

su prima Sayna…

Pero ya que estaba alli, tenia que intentarlo, y por suerte habia muchas aplicaciones en internet que enseñaban cómo cocinar Siguiendo los pasos, logró hacer algo que parecia decente.

Pero a veces los sueños son muy diferentes a la realidad,

Después de casi una hora de esfuerzo en la cocina, Marisol finalmente sirvió cuatro platos y una sopa, mientras que Antonio ya se había lavado las manos y estaba sentado perezosamente esperando.

Ella sirvió dos tazones de arroz humeante y se sentó frente a él

Como un estudiante frente a los resultados de un examen final, le preguntó con nerviosismo, “Antonio, ¿qué tal el sabor

Antonio tragó lo que parecia ser carne de res frita en su boca y, sin ningún miramiento, le dijo, “¡Está horrible!”

“stás bromeando Marisol pensó que estaba jugando con ella. Después de todo, se había esforzado durante una hora entera y habia seguido las instrucciones de la receta, asi que no deberia estar tan mal. Pero después de probar un pedazo de verdura, de repente lo escupió, “Ptuj, Ptui!”

La ensalade de brócoli estaba demasiado salada, la came de res demasiado dura, la sopa tenia un gusto demasiado fuerte, y el arroz estaba medio crudo. Solo la lata de jamón comprada en la tienda se podía comer, lo demás era un

desastre

Antonio no sabia si reir o llorar, la miraba como si viera a un monstruo, “¿No sabes cocinar?”

Marisol luchaba en su último aliento, “¿Hacer huevos cocidos cuenta?”

“La próxima vez cocino yo, le dijo Antonio con pereza.

Cuando Marisol escuchó las palabras “la próxima vez“, su corazón latió más rápido por un instante, y luego su rostro se llend de sorpresa, “¿Sabes cocinar?”

Al oir esto, Antonio se recostó en el respaldo de la silla, pareciendo disfrutar de la mirada de admiración en sus ojos, y

y con una sonrisa orgullosa apenas disimulada, le dijo, “¿Quién dijo que los cirujanos solo saben usar el bisturi y no pueden cocinar?”

Marisol miró desconsolada la mesa del comedor. La única solución parecia ser recurrir a un servicio de entrega de comida. Cuando estaba a punto de agarrar su celular, vio que Antonio en frente ya había vuelto a coger los cubiertos y comenzaba a comer de nuevo.

Ella lo miró incrédula, “¿Cómo puedes seguir comiendo esto que está tan malo?”

Antonio no levantó la cabeza, solo pausó con sus cubiertos en el plato y le dijo con un tono burlón, “Después de todo, esta es la primera vez que cocinas para mi.”

Marisol apretó su celular, sintiendo que su corazón ya no estaba bajo control

Una cena desastrosa que al final tenia cada plato con apenas un montoncito de comida, indicando que casi todo hab cido ingerido. Marisol vertió los restos en la papelera, con un sentimiento en su corazón dificil de describir.

Abrió el grifo y el sonido del agua llenó la cocina.

Con solo inclinarse un poco, Marisol podia ver a Antonio, que estaba sentado en el sofá del salón iluminado, fumando. Por un momento, tuvo la ilusión de que parecían una pareja de recién casados

Después de cenar, la esposa lavaba los platos en la cocina, mientras el marido fumaba y veia la televisión en el salón… Pero Marisol no olvidaba que eran diferentes a una pareja casada normalmente. Tenían ese contrato, y después de cuatro años, quizá volverian a ser extraños, solo visitantes pasajeros en la vida de cada uno.

Sacudió la cabeza, desechando la idea de ser una pareja de recién casados y se concentró en lavar los platos.

Ya era tarde afuera y al mirar la hora, vio que eran más de las diez. Compartir el espacio siendo hombre y mujer solos parecía un poco peligroso. Aceleró el ritmo de su tarea, pensando en recordarle que podia irse ya.

Después de enjuagar la espuma del último plato de porcelana, escuchó pasos detrás de ella.

¿Terminaste?”

La figura erguida de Antonio bloqueaba la luz y también traia consigo el olor a cigarro.

“Si, ¡ya terminé!” Marisol asintió, se lavó las manos con jabón, y después de sacudirse las gotas de agua, miró por la ventana y tomó la iniciativa de hablar, “Antonio, ya casi son las diez y media, tú…”

De repente, sintió que su cintura era abrazada por él desde atrás.

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