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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado Capítulo 460

Capítulo 460

Elias manejaba su propio auto, llevando a Blanca y a su padre Lamberto.

Los dos viajaban comodamente en el asiento trasero, mientras Lamberto observaba a Ellas por el espejo

retrovisor.

Aunque en el pasado había considerado a Rafael como un yerno ideal, nunca le habla prestado mucha atención a Elias, el hijo bastardo de la Sebastián Castillo, a quien siempre habla visto como un playboy irresponsable. No obstante, ahora notaba en él una serenidad y madurez Inesperadas.

Elías conducia con destreza, a pesar de que el tráfico estaba pesado en algunas partes del camino. Finalmente, llegaron a la casa de Bianca, donde Elias se bajó para abrir la puerta del auto y ayudar a Lamberto a bajarse.

Una vez que Lamberto estuvo a punto de entrar a la casa, Elías le pidió permiso para hablar a solas con Bianca. Lamberto asintió con una sonrisa, pensando que quizás no sería tan malo si su hija olvidara a Rafael y empezara algo con Elias Sin embargo, sabia que era solo un deseo pasajero, y con un “Que les vaya bien, jóvenes, entro al hogar.

Bianca se apoyo en el auto y miro a Elias, esperando a que hablara. Elías, con una expresión grave, abrió de nuevo la puerta trasera del coche y ambos se sentaron. Sin rodeos, Elias le miró a los ojos a Bianca.

“Bianca, ¿hasta cuándo vas a seguir sin decirme la verdad?”

“¿Que verdad, Elias? No entiendo a qué te refieres,” le respondió Bianca con confusión.

Con un tono de voz que mezclaba enojo y tristeza, Elías continuó, “¡Tienes que dejar de esquivar el tema! He pensado mucho, y la firma en el contrato con el Grupo Campeón era de él, pero quería pasarme todos los proyectos a mi. Nadie más podía saber eso, pero tú, ese día, insististe en venir a mi oficina…”

Bianca, con el rostro ya sin su sonrisa característica, le respondió con frialdad, “Si ya sabes todo, ¿por qué me preguntas?”

Elias la miró incrédulo. Hace cuatro años, te ayudé a romper esa relación en secreto, y te dije que seria la primera y última vez. Pero ahora, me usaste…”

Después de que Rafael fue detenido, Elías había investigado con Catalina y Raúl, pero no habian encontrado nada concluyente. Todo habia sucedido tan rápido y sin dejar rastros, que Elias no podía entender cómo habia sucedido. No quería creer que Bianca estuviera involucrada, pero ahora sus sospechas se confirmaban.

Bianca, enfrentándose a la posibilidad de ser traicionada por Elías, le dijo con una mezcla de desafio y resignación, “¿Qué vas a hacer ahora? ¿Me vas a delatar? Rafael me odiará, Sebastián me despreciara, ¿quién me va a perdonar? Si eso es lo que quieres hacer, hazlo. No te detendré”

Después de hablar, Bianca se dio la vuelta, dándole la espalda.

Sabía que Elías no la delataria, lo conocía demasiado bien. Podia sentir el pequeño colgante en su cuello, un signo de su conexión. Elías, con una expresión de dolor contenido, preguntó con desesperacion, “Bianca, ¿por qué tuviste que hacer esto?”

“Elias, tranquilo, iyo no quería hacerle daño de verdad!” Bianca se volvió a sentar, su expresión ahora mucho más suave, y con ojos llenos de ternura miró directamente hacia los de él, su voz estaba teñida de melancolía, “Sabes cuánto lo amo, ¿cómo podría permitir que se quede en el cárcel? Todo esto era solo una medida temporal, ite aseguro que lo sacaré sano y salvo!”

Elas fruncia el ceño, sin comprender sus razones.

Al ver que su expresión se suavizaba, Bianca extendió su mano y la colocó sobre la de él, con voz firme, “Elias, te to juro, no le hare daño a Rafael, no tengo tiempo ni para amarlo lo suficiente! Pronto saldrá de ahi todo se resolvera, aun no confías en mi?”

Después de asegurario varias veces, finalmente consiguió calmar a Elias. Bianca entró en la mansión.

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Ptopitula 460

“Y mi mamá?”

La señora aún no ha vuelto de jugar a las cartas.”

Bianca asintió, dando órdenes con elegancia, “Cuando regrese, avisame”

Le dejó su bolso a una criada y subió las escaleras directamente en sus chanclas para regresar a su

dormitorio.

Sentada al borde de la cama, Bianca tomó un marco que habla estado en su mesita de noche por años. No era una foto artistica de ella, sino una de Rafael, tomada hace años para una revista. Llevaba puesto un traje négro hecho a mano y con una copa de champán en la mano, sus ojos profundos y enigmáticos eran como un pozo antiguo.

Aunque era joven y recién estaba entrando al mundo de los negocios, tenía una madurez que iba más allá de su edad.

Bianca tambien habia asistido a esa fiesta y se enamoró de él a primera vista….

Mirando la foto, sus ojos se nublaron, queria que ese hombre fuera su esposo, si no fuera por Violeta, ¡sería

suyo!

La frustración comenzo a aparecer en sus ojos, y su resentimiento hacia Violeta creció. No importaba si era hace cuatro años o ahora, habia esperado tanto tiempo, el hombre que debía ser suyo estaba siendo arrebatado por otra, y estaba decidida a recuperarlo cueste lo que cueste.

Si Rafael quería renunciar a su poder por amor, ¡cómo iba a permitir que se alejara de Costa de Rosa!

Si este plan no lograba el efecto deseado de llegar como un salvador, ella y Melisa incluso habían considerado usarlo para forzar a Rafael a ceder. Si no aceptaba, tendría que estar dispuesto a quedarse en ese lugar

infernal…

Bianca volvió a colocar el marco en la mesita de noche, con un aire de triunfo en su rostro.

Un golpe en la puerta la interrumpió. Era una criada, informando que la señora había vuelto. Bianca salió de la habitacion y se dirigió al dormitorio principal en el lado opuesto, echó un vistazo al estudio al final del corredor y entró, cerrando la puerta con llave detrás de ella.

Melisa, que salía del vestidor, le preguntó de inmediato, “¿Tu papá está en el estudio?”

“Sí, Bianca asintió, acercándose a su madre y preguntándole en voz baja, “Mamá, ¿ya está todo listo?”

“¿Qué día es hoy?”

Bianca hizo cuentas rápidamente y le respondió, “El cuarto dia.”

“Mmm, entonces pasado mañana… Melisa reflexionó y asintió, pero antes de que pudiera terminar, su telefono sonó de repente. Al ver el número que aparecía, contestó rápidamente, pero le dijeron algo que la hizo. exclamar conmocionada, ¿Qué has dicho?”

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