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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado Capítulo 455

Capitulo 455

Violeta, a donde vas pregunto Raul sin entender.

Violeta apretaba sus manos con fuerza y soltó el nombre de un lugar. Rio de Janeiro

Rio de Janeiro Raul se asombro, y hasta el abogado Garcia que estaba al lado volvió su mirada hacia ella

Asi es, me voy a Rio de Janeiro Violeta asintió, se levanto del sofa, y aunque su cuerpo parecia rigido su espalda se erguia con una firmeza inusual y añadie. “Raúl voy a necesitar que me hagas un favor, cuando regreses busca información sobre el Grupo Campeon

Raúl, al oir eso, ya tenia una idea clara y dijo. “Entendido ya me encargol

Por la prisa de comprar el boleto a último momento y su insistencia en tomar el vuelo más próximo termino saliendo esa misma noche

Violeta no se molesto en preparar una maleta, solo encontró una mochila donde metió un par de mudas de

гора.

Al enterarse. Catalina llego esa misma noche “Violeta serio te vas a Rio de Janeiro?” Pregunto ella

“Mhm…. Violeta asintio

¿Piensas convencer al otro lado de retirar la demanda?” Catalina observo los documentos sobre la mesa de

centro y de inmediato comprendió sus intenciones. Aunque no quena desanimaria, fruncio el ceño y le dijo cruda verdad ‘Eso es completamente imposible Mi hermano y yo ya hemos usado todos nuestros contactos Si hubiera alguna manera, Rafael ya estaría libre El Grupo Campeon ha perdido una gran suma de dinero y no se va a dar por vencido tan facilmente. Ademas el director es un anciano que al parecer tuvo conexiones con el bajo mundo en su juventud, es especialmente dificil de tratar mas terco que mi hermano y muy complicado

para dialogar.

Violeta apretó los labios y dijo. Solo quiero intentarlo

Catalina sabia muy bien que Violeta queria hacer algo por su sobrino, aunque también era consciente de que

probablemente era en vano, no queria renunciar a esa minima esperanza

Suspirando, Catalina se sento y dijo, “La mayoria de la gente ahi habla portugues, ¿podras entenderlos?

Además, siendo una chica sola en tierra desconocida crees que estaras bien?”

“No te preocupes… Violeta nego con la cabeza, pero sus ojos no mostraban miedo

“No, no estoy tranquila ¡Mejor te acompaño!’ insistio Catalina, frunciendo el ceño

“No hay problema, no soy una niña!” Sonrio Violeta y se sento al lado de Catalina, tomando su mano y añadio “Tia, yo solo quiero hacer lo que puedo pero no quiero causar mas problemas Ahora no puedes irte, tienes que quedarte en Costa de Rosa Rafael te necesita mucho!”

Lo que decía Violeta era cierto, Catalina no podia ausentarse en esos momentos

Rafael estaba detenido y había muchos asuntos que Catalina debía atender personalmente

“Esta bien, finalmente Catalina accedio, pero no sin antes advertir, “Voy a organizar que alguien te reciba en Rio de Janeiro, que te lleve al hotel y después te ayudare a averiguar el itinerario de esa gente. Violeta. cualquier cosa que necesites, llámame”

Después de despedir a Catalina, Violeta subió a la habitación de Nono

Nono ya estaba acostado, pero al verla, se volteo buscando mimos y se acurruco en su regazo. Se daba cuenta que ella no venia a dormir con él, pues no llevaba pijama sino ropa de calle

Violeta acarició sus pequeñas facciones y le dijo en voz baja, ‘Cariño, quizás tenga que salir por unos dias quedate en casa y porta bien, Lucia estara contigo”

“Vivi, ¿vas a tener una cita con papi?” pregunto Nono, puchereando.

No Violeta negó suavemente.

Puedo ir contigo? preguntó Nono de nuevo.

No puedes… Violeta continuó negando, le dio un beso cariñoso en su pequeña cara y le dijo con seriedad, “Cariño, porta blen en casa y espera, pronto volveré y papi también, ¿de acuerdo?”

Nono sostuvo su mirada por un par de segundos y luego asintió con fuerza diciendo, “Nono va a ser muy bueno.”

“¡Gracias, mi amor!” Violeta se sintió reconfortada.

Era ya bien entrada la noche cuando ella, con movimientos delicados y silenciosos, extrajo su mano de debajo del pequeño Nono dormido. Con cuidado, bajo el bracito del niño que había quedado alzado y lo arropó bien antes de salir tranquilamente de la habitacion infantil.

Colgándose la mochila al hombro, salió de la villa y encontró a Pablo ya esperándola en el patio.

El avión despegaria a la una de la madrugada, así que se apresuró al aeropuerto para hacer el registro de entrada inmediatamente. No tenía equipaje para facturar, así que rápidamente pasó por el control de seguridad. A esas horas, el gran salón del aeropuerto parecía mucho más tranquilo de lo habitual.

A excepción de los anuncios esporádicos por altavoz, parecía que incluso las conversaciones de la gente se habian vuelto más bajas.

Una vez a bordo, Violeta se sentó junto a la ventana del avión.

A través de ese pequeño ojo de buey podía ver el cielo nocturno teñido de un profundo azul y la luna colgando alta, redonda y brillante.

Violeta bajó la vista hacia el teléfono móvil que sostenía en su mano; en la pantalla, el mensaje que Rafael habia enviado antes: “No temas.”

Sus dedos acariciaban las letras de aquel mensaje mientras su corazón las repetía una y otra vez.

Una azafata que hacía su ronda se acercó, tocó su hombro con gentileza y le dijo, “Disculpe, señorita. El avion. va a despegar pronto. Por su seguridad, le pido que apague su celular.”

“Claro, ¡gracias!” Violeta volvió a la realidad.

Apagó su teléfono y lo guardó en la mochila, luego se recostó en el asiento y cerró los ojos.

No se estaba forzando; verdaderamente no tenía miedo…

Después de varias horas de vuelo, al aterrizar ya era temprano por la madrugada. Violeta, con su mochila al hombro, salió del aeropuerto donde alguien enviado por Catalina ya la estaba esperando desde hace tiempo.

Al llegar al hotel, no entró, sino que entregó su mochila a la persona de Catalina para que le hiciera el registro. mientras ella tomaba un taxi.

Eran apenas las siete y algo de la mañana, pero no podía quedarse quieta. Siguiendo el itinerario que Catalina le había proporcionado, fue directamente a la dirección indicada.

Era un club de golf, fácil de encontrar, pero Violeta llegó antes de que abrieran. Aqui, a diferencia de su pais, el día comenzaba realmente a las diez, cuando los coches lujosos empezaban a entrar y salir.

Cerca del mediodía, un Bentley negro y alargado se detuvo en la entrada. El chofer, vestido con guantes blancos, corrió a abrir la puerta con respeto.

Luego, un anciano vestido con un traje negro y apoyado en un bastón bajo del automóvil. Tenía alrededor de setenta años, con el pelo en las sienes plateado, pero su rostro lucia saludable y sonrosado, y se movía con vigor y emanaba una presencia imponente.

“Violeta lo reconoció de inmediato, era el viejo director del Grupo Campeón.

Don Alves, por favor, espere un momento!”

At ser Hamado de repente, el viejo se detuvo, claramente descontento.

Sin embargo, solo se detuvo un momento. Tras echarle una mirada, continuó su camino sin prestarle mayor

atención.

Dos guardaespaldas con aspecto amenazador seguían sus pasos de cerca. Violeta, aunque intimidada, se apresuro a alcanzarlo y grito, Don Alves, buenos dias! Mi nombre es Violeta, vengo de Costa de Rosa. Me he tomado la libertad de molestarlo para hablarle sobre Rafael Castillo…”

Al oir eso, el anciano se detuvo de nuevo, pero su expresión se tornó aún más enfadada.

“¿Quién eres tú?”, preguntó con un tono brusco.

Violeta mordió su labio ligeramente, y con voz firme dijo, Soy su esposa!”

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