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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia Capítulo 1890

Capítulo 1890

Vicente estaba a punto de ir a buscar agua cuando se dirigió a la puerta y la abrió.

¡Vayal Vicente, ¿qué haces aquí?” Marisa, sorprendida, lo saludó al verlo en la puerta.

Vicente, sin esperarlo, le devolvió ia mirada y vio que ella cargaba a un niño pequeño, con Priscila siguiendola.

“Señora, ¿cómo es que ha venido?” Vicente forzó una sonrisa y saludó cortésmente

Antes de que pudiera hacerse a un lado, Marisa entró con el niño en brazos: “Venimos a ver a Orson. ¿Qué te paso en el ojo, te peleaste con alguien?”

Marisa entró a la casa y preguntó por Vicente de forma simbólica.

Vicente solo pudo hacerse a un lado para dejarlas pasar. Priscila, con una sonrisa a en el rostro, lo observaba con interés, como si disfrutara del chisme: “Vicente, ese moretón en su cara le sienta de maravilla.”

Vicente se quedó sin palabras.

Priscila realmente tenia una forma desagradable de hablar.g2

No es de extrañar que a Orson no le agradara.

Marisa al menos fingia preocuparse por él, mientras que Priscila solo se burlaba.

Que él tenga o no un moretón en el ojo no era de su incumbencia.

Vicente soltó una risa ligera y dijo: “Quien vive de aventuras por el mundo, a veces se lastima. Solo las señoritas mimadas, que viven todos los dias entre lujos y cariños, se mantienen impecables.”

Con esas palabras, Vicente defendia su dignidad y al mismo tiempo criticaba a Priscila.

Sin embargo, Priscila no se ofendió en lo más minimo y hasta se sintió orgullosa

Asi

es, mis padres me adoran, me dan todo lo que pido y hacen todo lo posible por cumplir mis deseos“, dijo Priscila con suficiencia. “Para la persona que amo, mis padres también harán todo lo que esté en sus manos para apoyarlo.” Al decir esto, Priscila miró a Marisa con arrogancia.

La insinuación tras sus palabras era para Marisa.

Quería que Marisa supiera que solo la familia Guzmán podía ayudar a Orson a ser presidente.

Vicente tuvo que reprimir una sonrisa; ahora entendía lo que Orson habia estado soportando durante tres años, probablemente sintiéndose oprimido por Priscila y sin poder levantar cabeza en ningún aspecto.

No es de extrañar que Orson se negara a casarse con Priscila.

Sin embargo, Marisa se tomó muy en serio las palabras de Priscila y dijo: “Exacto, Priscila es la mejor opción para mi hijo. A propósito, ¿dónde está Orson? Hemos estado aqui un rato y aún no lo veo.” 

Diciendo esto, Marisa buscó a Orson con la mirada mientras sostenia al niño, al ver que la luz de la habitación de Orson estaba encendida, se dirigió hacia alli con el niño en brazos, llamándolo: “Orson, todavia estás durmiendo?”

Priscila también corrió tras ella.

Vicente sabia que no podía detenerlas, asi que no les prestó atención y fue a la cocina a servirle agua a Orson.

Para que no se muriera de sed.

“¡Ah! ¿Qué le has hecho a mi hijo?” De repente, un grito agudo vino de la habitación, seguido de una voz acusadora y arrogante.

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