Capítulo 1881
Al ver esa escena, Vicente se estremeció por dentro, nunca habia visto a Orson en tal estado de desolación y abandono.
El Orson de antes, que vivia entre la alegria y las risas, sin preocuparse por los sentimientos, había caido en la tumba del amor, herido profundamente por él.
Qué impredecible es la vida.
Con un suspiro, Vicente dejó la casa de Orson.
Miró hacia la casa de Jimena. La puerta estaba cerrada, y no sabía si había alguien dentro.
Mientras Orson estaba a punto de rendirse a su suerte, probablemente Jimena estaria disfrutando de un momento feliz con los niños.
Vicente tenia la intención de ir a ver a Jimena, pero recordó la mirada melancólica de Orson cuando le pidió que no fuera, y decidió no hacerlo.
No queria ser la causa de que Orson no pudiera ver a sus hijos.
Cuando Orson se enteró de que tenia dos hijos con Jimena, compartió la noticia con Vicente lleno de alegria y le pidió que mantuviera el secreto a toda costa, para que la familia Salcedo no se enterara.g2
Aunque Vicente solia bromear con Orson, sabía cómo actuar en momentos cruciales.
Conocía bien qué decir y qué no, tenia sentido de la discreción.
La importancia de esos dos niños para Orson era evidente en su estado.
Tras echar un último vistazo a la puerta de la casa de Jimena, Vicente se alejó.
Pero no se dio por vencido, quería ayudar a Orson de alguna manera. Después de todo, era su mejor amigo y no podia quedarse de brazos cruzados viéndolo sufrir.
Llamó a Elia, la mejor amiga de Jimena. Si le contaba a Elia sobre la enfermedad de Orson, la noticia llegaría a Jimena, ¿verdad?
Asi, no seria como si Orson estuviera buscando a Jimena directamente, lo que podria molestarla.
Pronto, Elia contestó là llamada, y Vicente exageró el estado de Orson para conmoverla.
“Elia, no tienes idea, acabo de salir de la casa de Orson. Está enfermo, con fiebre de cuarenta grados y lleva dias sin comer ni beber. Está tan flaco que parece que va a ascender al cielo en cualquier momento.”
Ella no podía creer que Orson estuviera tan grave y preguntó asombrada: “¿Cómo está ahora? ¿Está en el hospital?”
“Sig
Vicente continuó con la historia triste: “Si quisiera ir al hospital, no estaría tan preocupado.”
‘Está tan enfermo que ni siquiera quiere moverse de la cama, ¿qué hago? ¿Dónde encuentro a un médico milagroso que pueda curar no sólo su cuerpo sino también su corazón?”
Vicente intentaba llevar la conversación hacia Jimena, con la esperanza de que Elia convenciera a Orson para hablar con ella.
Sin embargo, Elia tenia otras ideas y dijo: Conozco a una doctora, te paso su contacto. Ella sabe hacer acupuntura y terapia fisica. Si ella trata a Orson, seguro que tendrá un buen resultado.“”
¿Ah? Vicente, sorprendido porque no obtuvo el resultado deseado, emitió una exclamación de duda.
Elia siguió hablando: “Se llama Floria, está en la Calle Angeles número tres estudiando medicina. Ve a buscarla y dile que yo te envie.” “Oye, Elia, te estoy contando lo de Orson y ¿no tienes ninguna opinión al respecto?” Vicente insistió, esperando que Elia se diera cuenta y hablara con Jimena sobre la situación de Orson.
Elia respondió: “Me compadezco de que Orson esté enfermo, pero no somos seres celestiales, somos humanos que enfermamos. Si estamos enfermos, debemos curamos y seguir adelante. Dile que se anime, que una vez que se cure, se sentirá mejor.”
Vicente se quedó sin palabras…