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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia Capítulo 1879

Capítulo 1879 

“No me llames asi“, respondió Jimena con enfado, sin mirar atrás, caminando a grandes pasos hacia la puerta de su casa. Abrió la puerta, entro y la cerró con un golpe fuerte detrás de ella.

Orson observó a Jimena desaparecer de su vista, el sonido de la puerta cerrándose fue tan fuerte que lo dejó atónito por un momento.

Su corazón, ya adolorido, se apretó aún más debido a la actitud tan fria que Jimena habia mostrado hacia él.

Orson camino pesadamente de regreso a su casa, y en un instante, se sintió como si hubiera perdido todo apoyo y se desplomó sin

fuerzas.

Por la noche, yacia en la cama, sintiéndose tan frío que se envolvió por completo en las mantas, temblando de frio.

Pasó una noche tortuosa y desagradable, lo que lo dejó incapaz de levantarse de la cama al día siguiente.

Durante el dia, su teléfono celular sonó muchas veces al lado de su cama, pero Orson no tenía la energía para contestar. Se envolvió en las mantas, enrollándose como un tamal, sintiendo frio en todo su cuerpo.

Pasadas las cinco de la tarde, la puerta de la casa de Orson se abrió y Vicente entró, llamando con precaución: “Orson, Orson…” No hubo respuesta.g2

Vicente pensó que no había nadie en casa y sacó su teléfono para seguir llamando.

La llamada se conectó y el timbre sond en la habitación,

Siguiendo el sonido, Vicente entró en la habitación y vio que el teléfono celular en la mesilla de noche no dejaba de sonar y que la persona en la cama estaba envuelta en mantas como una oruga.

¿Quién más podria ser sino Orson?

Vicente colgó el teléfono, se apresuró hacia la cama, se inclinó preocupado hacia Orson y preguntó: “Orson, ¿qué te pasa?” Orson tenia los ojos cerrados y no dijo nada.

De repente, Vicente pensó que habia estado llamando desde la mañana y que el teléfono estaba sonando normal, Orson no tenía por qué no escuchar.

¡Pero no respondía las llamadas!

“¡Oh, not” Vicente se alarmó y extendió la mano hacia la nariz de Orson: “¡No será que se nos fue, verdad?”

Justo cuando estaba a

te vas!”

a punto de sentir la respiración de Orson, este de repente abrió los ojos y dijo sin expresión: “Vete, tú eres el que

Vicente inmediatamente retiro su mano, riendo: “Está bien que tengas aliento. Pero dime, ¿qué te pasa? No fuiste a trabajar, tampoco llamaste para avisar. Yo, tu jefe, te llamo personalmente y ni,contestas. ¿Qué pretendes, rebelarte?”

Vicente bromeaba.

Orson dijo: “¿Grupo Fuentes siempre explota así a sus empleados? ¿No puedo faltar al trabajo ni siquiera estando enfermo?” “¿Qué, estás enfermo?” Vicente inmediatamente dejó de bromear y extendió la mano.hacia la frente de Orson.

“Caramba, está que arde! ¿De verdad tienes fiebre? Vicente miró a Orson sorprendido.

“¿Acaso no es obvio que estoy enfermo?” Orson lo miró con desdén.

“¿Has estado durmiendo todo el día desde ayer? ¿No has comido nada hoy, verdad? Vicente estaba asombrado.

“No he podido ni levantarme, ¿cómo iba a comer?” Orson dijo débilmente y, con un gesto de resignación, le lanzó una mirada blanca a Vicente.

“Ups, eso no puede ser. Si te mueres de hambre, alguien se va a entristecer mucho“, bromeó Vicente, incapaz de resistirse a otra broma, Siempre había sido asi de bromista.

Esas palabras tocaron el punto doloroso en el corazón de Orson, y su estado de ánimo, que apenas empezaba a mejorar, se volvió sombrio de nuevo. Bajo la mirada y dejó de hablar.

Vicente lo vio con las pestañas caidas y una tristeza profunda en sus ojos.

Por una vez, Vicente preguntó seriamente: “¿Qué pasa, tú y Jimena tuvieron una pelea?”

“No es eso. Ella no me quiere más, nosotros ya no tenemos futuro“, dijo Orson con voz de lastima.

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