Capitulo
Capítulo 993
Liuva miraba a Elia con desdén y sus palabras estaban cargadas de un celo espeso y agrio.
Aquella noche, al salir del bar, había visto con sus propios ojos cómo Asier rodeaba con su brazo la cintura de Elia y la besaba con fuerza, ese beso fue tan apasionado que parecian incapaces de separarse.
En el reservado del bar, Liuva había intentado seducir a Asier con todos sus trucos, casi lanzándose sobre él, y había dejado al descubierto a propósito aquello de lo que se sentía más orgullosa para llamar la atención de un hombre.
¡Pero el ni siquiera había volteado a mirarla, y hasta la había empujado con el pie!
Recordar esa humillación la llenaba de ira.
Todo era porque Asier solo tenia ojos para Elia y no dejaba espacio en su corazón para otra mujer.
¡Todo era culpa de Elia!
La mirada helada de Elia se cruzó con la de Liuva, aquellos comentarios eran feos y llenos de rencor.
Gabriel intervino, aparentando reprender a Liuva y dijo: “¿Así es como hablas con los invitados? Es la primera vez que Elia viene a nuestra casa, deberías ser más cortés, ¿entiendes?“g2
“¿Invitada? ¿Qué clase de invitada es ella? ¡Sigan con su farsa, yo me voy!” Liuva resopló con desdén y se giró
para entrar en la casa.
Afuera, podia tolerar a Elia por no quedar mal con Asier, pero eso era su hogar, y ya era bastante que no le hubiera dado una bofetada a Elia, ¡y se suponía que debía ser amable con ella! Era un sueño.
“Elia, no te lo tomes a pecho, Liuva siempre ha sido muy consentida por nosotros desde pequeña, es temperamental como una niña, no como tú, que eres comprensiva y gentil,” dijo Adela sonriendo, intentando suavizar la situación.
Pero en realidad estaba alabando a Liuva por haber sido mimada desde niña, mientras que Elia, que habia crecido como una flor silvestre, tener una vida ya era un logro, sin el amor de un padre, la ignorancia solo la llevaria a sufrir golpes duros de la vida.
Adela se refería a Liuva como una niña, a pesar de que era mayor que Elia.
¿Qué estaba insinuando sobre Elia?
Era una familia de figuras disonantes, cada uno con su propia fachada.
Elia observaba su actuación con una sonrisa fria en su corazón, diciendo: “No importa, después de todo, no tiene sentido tratar de educar a una niña malcriada y adulta, seria solo buscarme problemas.”
Aunque Elia decía que no importaba, estaba implicando que Liuva no tenía buena crianza, y de paso insultaba
a toda la familia.
La sonrisa forzada de Adela se congeló, y sus ojos destellaron con una luz feroz
Pero al ver a Gabriel en la puerta, rápidamente oculto esa luz de ferocidad
Con una sonrisa aún forzada, dijo: “Ya es tarde, por favor, entra, vamos a comer, la comida se está enfriando.)
Adela hizo un gesto cortés de invitación.
Elia se dirigió con desgano hacia el interior de la casa.
Justo al llegar a la puerta, Gabriel se hizo a un lado, parándose de lado en la entrada para dejarte paso
Elia cruzó el umbral sin siquiera murar a Gabriel y se dirigió a la mesa
La mesa estaba llena de platos deliciosos, con un aroma que invitaba a comer
La comida, que debería haber sido apetitosa, le provocó a Elia náuseas y ganas de vomitar.
Ella levantó la mano, cubriéndose la boca para contener el impulso de vomitar.
“Elia, eres nuestra invitada, toma asiento aquí, este es el lugar de honor, dijo Adela, apresurándose a la mesa y tirando de una silla para que Elia se sentara.
Elia logró controlar la sensación de nausea y se sentó sin dudar donde Adela había preparado el asiento.
Luego, la familia de Gabriel se sentó después de ella
Mientras ellos comenzaban a servirse, Elia no tocó los utensilios y simplemente se sentó alli, mirando al frente como si estuviera en otro mundo
De repente, Adela preguntó “Elia, ¿qué estabas haciendo anoche con tu papá Gabriel?”