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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 932

Capítulo 932

Al ver que Liuva estaba a punto de caer en los brazos de Asier, Vicente frunció el ceño, apretando el teléfono en su mano, dudando si llamar a Elia

o no.

Liuva, en su interior, se regocijaba Estaba segura que con su encanto, podría ganarse la atención de Asier.

Justo cuando su cuerpo se tambaleaba hacia Asier, de repente, una bota la detuvo.

Liuva noto un zapato negro brillante en su abdomen, interrumpiendo su acercamiento hacia Asier.

Al levantar la vista, encontró la mirada fría de Asier, llena de desprecio.

“Sr Griera… murmuró con voz melosa, pero la siguiente sensación fue de dolor.

“Ah!”

Con un movimiento rápido, Asier la empujó haciendola volar y ella cayó al suelo.

“¡Me estorbas!” grito Asier con voz fria g2

Todos los jefes presentes observaron con asombro cómo la delicada Liuva era lanzada al suelo. Todos se quedaron en silencio, intentando hacerse invisibles, temiendo molestar a Asier.

Vicente inhalo profundamente, una sonrisa se formo en su rostro al ver a Liuva en tal estado.

Siempre había dicho que Asier no se interesaba por las mujeres. Muchas bellezas voluptuosas habian intentado atraer su atención, pero todas fueron rechazadas friamente.

Solo Elia había logrado captar su atención, llegar a su cama y experimentar un trato distinto con Asier

¿Qué mujer podria acercarse a Asier?

Eran verdaderamente ilusas

Liuva, sentada en el suelo, sentia un dolor agudo en su rostro. Rápidamente se levantó y, con lágrimas en los ojos, se disculpó con Asier “Sr Griera, lo siento, tuve un bajón de azúcar y casi caigo sobre usted, es mi culpa, gracias por empujarme. No volverá a pasar…”

“No habrá una próxima vez. No te quiero ver más“, dijo Asier con una mirada fria, se levantó y abandonó la habitacion

Liuva, aterrada, se apartó para dejarle pasar

Miro como se alejaba y sintió una gran frustración. Se había vestido tan seductora y su perfume era tan tentador, ¿por qué Asier no le prestaba atencion?

Incluso la habia apartado con el pie!

El dolor en su abdomen había quedado olvidado por la tensión, pero en ese momento que Asier se había ido, Liuva solo podia sentir el dolor

Su rostro se retorcia de ira, frustración y dolor.

Vicente, riéndose de la desventura de Liuva, también abandono la sala siguiendo a Asier.

Con Asier y Vicente fuera, los jefes que habian estado observando a Liuva con lujuria, pero sin coraje, se acercaron a ella con sonrisas llenas de deseo

“Señorita, el Sr. Griera tiene altos estándares, no cualquier mujer puede entrar en su vista, pero nosotros no somos tan exigentes, ¿por que no nos acompañas hoy? No desperdiciarias ese atuendo revelador…”

Liuva miró a los tres hombres de mediana edad acercándose a ella y sintió nauseas. Se echó hacia atrás, liberando toda la frustracion y el enojo que habia acumulado con Asier

Se puso a gritar a los tres hombres, ¿donde habia quedado su imagen de dulzura y bondad de hacia un momento?

“Larguense1¿Quién se creen que son para acercarse a mi?”

“Vaya, parece que perdiste tu dulzura”

“¿No estabas coqueteando con el Sr. Griera hace un momento?”

“Hoy te vamos a enseñar una lección, no eres más que un trapo despreciado por el Sr. Griera, no te hagas la importante!”

Los tres hombres dejaron de fingir y sus rostros se oscurecieron acercandose a Liuva.

Liuva sintió miedo, sabiendo que su seguridad estaba en peligro. Una sonrisa apareció en su rostro y su tono de voz se suavizo

“Ustedes tienen razón,” dijo con una sonrisa amarga, “De todos modos, hoy ya estaba preparado para entregarlo todo. Si el Sr. Griera no está interesado, no hay problema en dárselo a ustedes Pero parece que son tres y no hay suficiente para todos. ¿Por qué no discuten entre ustedes quién va primero?”

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