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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 784

Capítulo 784

Mientras tanto, Asier, con Inés en un brazo y Iria en el otro, las protegia firmemente con su cuerpo. Detrás de él, los estruendos de las explosiones retumbaban sin cesar, creando una melodia de terror.

Los gritos de dolor y desesperación se entrelazaban en un coro estridente. Las explosiones habían ocurrido tan rápidamente que nadie tuvo tiempo de reaccionar.

Elia, que sostenía a los niños, sentia cómo sus brazos temblaban por la tensión. Cuando el ruido de las explosiones finalmente cesó, se giró para contemplar el escenario de caos y destrucción que se formó en el lugar de un instante al otro.

Los dos trabajadores que habían estado cargando cajas yacían en el suelo. Uno de ellos tenía la cara desfigurada por la explosión y su cuello estaba perforado por fragmentos de vidrio, de donde brotaba sangre sin cesar. El otro tenía el pecho convertido en una masa informe de carne y sangre, yacía en el suelo convulsionando, era en un espectáculo aterrador y desesperanzador

Los empleados que habían estado junto a la barra, recibiendo y colocando teléfonos móviles, habían huido lejos, cubriéndose las cabezas con las manos. El suelo de mármol estaba cubierto de fragmentos de vidrio, partes de teléfonos móviles y, sobre todo, de sangre.

Elia, al ver la escena, sintió una arcada de náuseas provocada por el horror y el terror.

Entonces vio a Sergio, escondido en un rincón detrás de la barra de vidrio. Su brazo estaba perforado por varios fragmentos de vidrio, de los cuales goteaba sangre que teñía su camisa marrón de un oscuro color carmesi. También tenía vidrio incrustado en su espalda, la sangre había empapado su camisa, dándole un brillo fósforo bajo la luz.e2

El corazón de Elia se hundió y un grito de preocupación salió de su boca: “¡Sergio!”

Sergio alzó la mirada y se giró hacia ella, sus ojos estaban llenos de sangre y terror. Al ver a Elia, su rostro se desmoronó y las lágrimas comenzaron a fluir. Apretó los dientes, tratando de reprimir el dolor.

Al ver la mirada de dolor y miedo en los ojos de Sergio, Elia sintió un fuerte golpe en su corazón. Quería acercarse para comprobar sus heridas.

Pero antes de que pudiera moverse, sintió una pequeña mano agarrar la suya Era Joel, su rostro infantil estaba a punto de estallar en lágrimas debido al

miedo.

Elia rápidamente se detuvo y cubrió los ojos de los niños, su voz temblaba mientras los tranquilizaba: “No tengan miedo, mamá los sacará de aquí. No tengan miedo, mamá está aquí…”

Con una mano cubriendo los ojos de cada niño, dio la espalda al caos y se dirigió hacia otra salida del centro comercial.

“Manden la ambulancia, llamen a la policía. Cierren rápidamente el lugar, no dejen que nadie se acerque, ordenó Asier con una cara severa al gerente del centro comercial.

El gerente, pálido por el miedo, se tambaleó mientras sacaba su teléfono para llamar a la ambulancia y a la policía. Nunca en su tiempo dirigiendo el centro comercial había enfrentado un accidente tan grave.

“Señor, ¿cómo se siente?“, preguntó el gerente preocupado.

Sergio apretó los dientes y respondió: “Estoy bien…”

Luego dirigió su mirada hacia Asier, con un aire sombrio.

Asier aún estaba sosteniendo a los niños en sus brazos, sintió cómo se aferraban a su ropa, pegándose a él con miedo. Aunque no habían dicho una palabra, el hecho de que sus pequeños cuerpos estuvieran tan rígidos demostraba su terror y ansiedad.

Capítulo 785

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