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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 747

Capítulo 747

Eso significaba que, sin importar a dónde fuera, Asier la estaria vigilando.

“Para compensar las lagunas de tu cerebro.” Asier le colocó el collar, volvió a su asiento y la miró con sus ojos profundos.

Elia: ”

¿Dónde estaban las lagunas en su cerebro? Si queria vigilarta, ¿por qué no lo decía directamente? ¿Por qué decía que estaba compensando sus lagunas?

“¿Estás insinuando que soy tonta?” Elia lo miró con mal humor.

Asier no respondió, pero su expresión era ambigua.

En pleno dia, en la puerta del Grupo Fuentes, había sido secuestrada por Betana.

“Contrato a dos hombres grandes y corpulentos, me arrastraron al coche a la fuerza, ¿qué podia hacer? Elia estaba furiosa. Sabía que Asier se referia a cuando fue secuestrada por Betiana y casi cayó en sus garras.

¿Cómo podia, una mujer, luchar contra dos hombres corpulentos?g2

“Por eso, necesitas este collar.” Dijo Asier, con sus ojos oscuros, que transmitian serenidad y calma.

Elia se quedo paralizada. Estaba diciendo que si ella estaba en peligro, ¿el podría llegar a tiempo?

Pero, ¿por qué? ¿No la odiaba?

Asier, con su rostro apuesto y frio, declaró de manera firme e inequivoca. Recuerda, todo de ti me pertenece, solo yo puedo hacerte algo. cualquier persona que te toque un dedo, los desaforturiados no serán solo ellos, sino también otras personas.”

El pequeño destello de luz en los ojos de Elia se extinguio al instante con esas palabras

Simplemente porque ella le pertenecia, y su deseo de posesión la llevaría a rescatarla en momentos de peligro, sin nada más.

“Vamos a casa, si nos demoramos más, los niños tendrán que irse a dormir Elia se levantó, sus piernas todavía estaban débiles, pero se mantuvo firme y comenzó a caminar hacia la salida.

“¡Ah!” De repente, fue levantada

Elia se aferro instintivamente a su cuello. Su rostro estaba muy cerca, tan cerca que podia oler su suave aroma a sándalo y un ligero olor a

tabaco de menta

Era el olor que llenaba su pecho cada vez que luchaban hasta el final. En ese momento, solo con olerlo, el aliento de Elia se detenia ligeramente y su corazón comenzaba a latir más rápido.

Su cuerpo había sido marcado por su dominio y control, y su reacción a él estaba más allá de su control.

Asier, con sus largas piernas, llevó a Elia al auto, la colocó dentro y se sentó al volante para conducir.

Elia miraba por la ventana, tratando de ignorar la fria y opresiva atmósfera del auto, viendo cómo el tráfico iba en retroceso.

Pronto, el auto se detuvo en el patio de la Villa Serenidad.

Antes de que Asier pudiera bajar, Elia abrió rápidamente la puerta y salió del auto para evitar que Asier la cargara de nuevo, lo que seria muy

incomodo

Quizás la emoción y la prisa de ver a los niños la hizo acelerar su paso, sin importarle la debilidad de sus muslos, siempre y cuando no lo considerara, podría moverse libremente

En el salón de la Villa Serenidad, los cuatro niños estaban molestando a Fabio

Ina, con sus manitas regordetas, tiraba del borde de la camisa de Fabio, a punto de llorar, y con voz mimosa decia Fabio, llevanos con mama. No la he visto en mucho tiempo, la extraño mucho

“Fabio, eres el mejor Joel agarro la mano de Fabio, levantó su pequeña cabeza y lo halagó.

“Fabio

Inés, con sus grandes ojos llenos de lágrimas, lo llamó débilmente

“Fabio, si nos llevas con mamá, le diré a papa que te aumente el sueldo Abel, a pesar de su corta edad, ya había aprendido a negociar Los pequeños habian estado inquietos esos últimos dias, volviendo a casa despues de la escuela y buscando a su madre.

Asier tampoco volvía a casa, y Fabio tenía que lidiar con todo.

Miró a los adorables niños y su corazón casi se derritió

Los niños lo rodeaban, pidiéndole que los llevara con su madre, y Fabio se sentia tanto compasivo como impotente

*Jóvenes, señoritas, cuando su padre vuelva, intentare convencerlo… dijo Fabio

Los conflictos entre los adultos siempre eran los niños quienes sufrian

“Mis pequeños, mama ha llegado. Al ver la escena en la casa, Elle se llenó de lágrimas calientes, ya no podia contener la añoranza que sentia por sus hijos.

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