Capítulo 542
El Sr. Pérez estaba tan nervioso que casi se le detenía la respiración, sin entender qué significaba esa mirada aguda de Asier.
¿No estaba satisfecho con el precio que propuso?
El Sr. Pérez estaba a punto de cambiar su oferta y decir que estaban dispuestos a regalarle la escuela.
La voz profunda de Asier rompió el silencio. Dijo “Ustedes son muchos accionistas, con solo quinientos millones, no le tocará mucho a cada uno. Así que, ofrezco veinte mil millones y compro todo”
Todos se miraron entre si, con asombro y alegria en sus ojos
Hace un momento estaban inquietos y ahora la alegria les llegó de golpe. Los accionistas asintieron con la mirada hacia Sr. Pérez, dándole la palabra
Temian que si tardaban un segundo, perderían una oportunidad tan buena
El Sr. Pérez estaba tan emocionado a como estaba de nervioso, fue tomado por sorpresa y se veia muy agradecido.
Aceptó rápidamente “Si, si, si, todos en la escuela estamos de acuerdo, Sr. Griera, usted realmente tiene una visión para la inversión “g2
“El dinero se depositará en la cuenta de la escuela en cinco días hábiles.” Asier dejó caer esa frase y se levantó para irse
Desde las negociaciones hasta el acuerdo entre las partes para comprar la escuela, todo ocurrió en menos de diez minutos.
Elia volvió a casa, se arregló un poco y luego se dirigió a trabajar a Grupo Griera. No había visto a Asier en Villa Serenidad, pero esperaba verlo en la oficina del Sr. Salcedo.
Siempre que pudiera ver a Asier, tendría la oportunidad de negociar con él sobre cómo podrian permitirle ver a los niños.
Al llegar al Grupo Griera, la recepcionista Laura la detuvo “Elia, lo siento, acabo de recibir instrucciones de Bruno, no puedes entrar a la empresa.”
Elia frunció el ceño, pregunto: Por qué? ¿Cómo voy a trabajar si no puedo entrar?”
Laura siempre habia tenido una buena relación con Elia, aunque habían tenido algunos roces menores. Pero Laura tenia una moral recta y era razonable A pesar de los pequeños roces, ellas seguían siendo amigas
Entre la amistad y el deber le resultaba dificil decidir.
Pero en su posición, tenia que hacer su trabajo
Laura se disculpó: “No lo sé, solo recibi las instrucciones que decian claramente que no puedes entrar a la empresa. Puedes llamar a Bruno y preguntarle”
Elia entendió que Laura estaba cumpliendo con su deber, y no podia complicarle las cosas.
Saco su teléfono y llamó a Bruno “Bruno, estoy en la entrada de la empresa, ¿me estás impidiendo entrar?”
“Srta. Sauri, ya has sido despedida, la indemnización por parte de la empresa, ya ha sido depositada en tu cuenta, no has recibido la notificación del banco?” La voz de Bruno era neutra, con un tono de trabajo normal.
Elia parpadeo sorprendida, y luego sintió que era de esperar.
¿No era la táctica habitual de Asier despedirla cuando no estaba satisfecho?
Asier era duro, para evitar que ella viera a los niños, para evitar que negociara con el, ni siquiera le permitia entrar a la empresa.
Elia se sintió desanimada y frustrada. Respiro hondo, la realidad era cruel y ella se sentia impotente
“Ya veo Coigo el teléfono, abrió la aplicación del banco en su teléfono para verificar si realmente le habian depositado el dinero.
No esperaba ver tanto dinero cuando abrió la aplicación.
Dios mio!
¿Estaban sus ojos jugándole una mala pasada?
¿Cómo podría haber tantos digitos, tantos ceros?
¿Estaban seguros de que era la indemnización normal de diez mil?
Elia penso que estaba viendo mal, se frotó los ojos y volvió a mirar la pantalla de su teléfono. Todavia había la misma cantidad de ceros, ninguno menos. Conto cuidadosamente
Unidades, diez, cien, mil, diez de mil, cien mil, un millón, diez millones, cien millones, mil millones, mil millones!
Elia se quedó atónita, estaba tan sorprendida que dejó de respirar
¡Dios mio!
Tenia mil millones y veinticinco mil en su cuenta!
Aunque solo eran números, representaban dinero.
Nunca habla visto tanto dinero en su vida!
Debería tener solo una fracción de esa cantidad.
Los quince mil eran parte del premio de veinte mil que iria habis ganado en al concurso culinario, le hable dado cinco mil a Rosalinda y le quedaban quince mil