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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1771

Capítulo 1771

Ella corrió emocionada a Villa Serenidad para decirle a Asier que lo había malinterpretado.

Pero vio a Cecilia salir del baño, recién duchada, llevando una pijama sensual, invitando a Asier a descansar.

Asier, lejos de rechazarla, puso su mano sobre la de Cecilia y subieron juntos al ascensor hacia el segundo piso para descansar.

En ese momento, Elia se sintió herida y se marchó.

Pensaba que desde que Cecilia se mudó a Villa Serenidad, siempre compartía habitación con Asier y que ya tenían una relación más allá de la amistad.

Sin embargo, ¡Asier y Cecilia no vivian en la misma habitación!

Para Elia, esto fue una sorpresa maravillosa.

“Si, por lo mismo viste que entré al ascensor con Cecilia“, admitió Asier sin ocultar nada.

Los ojos de Elia brillaron con sorpresa: “¿Lo hiciste a propósito?“g2

El lo había hecho a propósito, quería que ella viera su cercanía con Cecilia, que se sintiera mal.

Resulta que él había estado planeando todo esto, tendiéndole trampas para que un día ella viniera a reclamar

su amor.

Asier seguia siendo el mismo, aquel que tenía todo bajo control.

Ella creía haber luchado intensamente con sus pensamientos antes de decidirse a interrumpir la boda, pero todo había sido premeditado por Asier.

Asier le hizo señas para que se acercara: “Ven aquí“.

Su mirada era tierna y autoritaria al mismo tiempo, irresistible.

Elia estaba a punto de levantarse de la cama, pero al oír su llamado, volvió a subir, se sentó a su lado y le preguntó con un parpadeo: “¿Para qué quieres que venga?”

Asier levantó su barbilla con el dedo índice, un gesto muy intimo, y la miró fijamente, como queriendo ver en lo más profundo de su corazón: “¿Tú puedes tener un coqueteo con Ramiro y yo no puedo hacerlo con otra mujer,

eh?”

Los ojos de Elia se iluminaron al instante, entendiendo su intención. Así que había sido para provocarla.

“No lo hubiera imaginado, no solo eres dominante, sino también maquiavélico“. Elia sonrió, tomó la mano de Asier y la apretó en la suya, sus ojos brillantes y risueños fijos en él.

El día que escuchó lo que ella y Ramiro habían dicho a solas, no solo se sintió herido, sino que también se enfureció.

¿Se enojó porque ella estaba sola con Ramiro?

No esperaba que él usara la misma táctica para irritarla.

Vaya que era un hombre mezquino.

Elia le preguntó con una sonrisa: “¿Y si no caigo en tus trampas? Si soy tan despistada que solo quiero desearte felicidad y no interrumpo tu boda, ¿qué harías?”

De repente, la mirada de Asier se oscureció, sus ojos se volvieron penetrantes, y al verlo ponerse serio, Elia se alarmó.

Estaba a punto de decir que era solo una broma cuando la voz grave de Asier sonó: “Si tú no vienes, me casaré con Cecilia de verdad. Después de todo, es lo que tú querías. Puedo satisfacer a los demás, todos menos yo mismo. Sieso hace feliz a todos, ¿por qué no?”

Capitulo 1771

Elia se puso nerviosa inmediatamente y dijo apresuradamente: “Me equivoqué, no debería haberte preguntado eso. Aquí estoy, interrumpiendo tu boda. No puedo dejar que otra te tenga…..”

Elia miró a Asier con una sonrisa.

Sus ojos brillaban como medias lunas sonrientes, cálidos y hermosos, y tenía un aire tierno y obediente.

Asier tragó saliva, incapaz de resistirse a levantar su barbilla y besó sus labios.

“Uh…” Elia fue tomada por sorpresa por su beso y se sintió débil por todo el cuerpo, abriendo mucho los ojos.

La fuerte respiración de él rociaba su nariz, acelerando su corazón.

Asier, notando la rigidez de su cuerpo, sostuvo su nuca y profundizó el beso.

Capitulo 1772

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