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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1770

Capítulo 1770

Priscila funció el ceño mientras vela alejarse el carro, su respiración se volvió irregular por la frustración.

Pero su enojo no duró mucho. Pronto puso de pie al niño, sacó su celular y llamó a su madre: “Mamá, le he pedido a Orson que venga al hospital para una prueba de paternidad. De ahi en adelante, te encargas tú.”

Tras recibir una respuesta afirmativa, Priscila colgó el teléfono con alivio, levantó al niño en brazos y tomó un taxi para alejarse.

Jimena no regresó a casa después de salir de la cafeteria. Sentada en el taxi, miraba por la ventana con una expresión dolorida, sintiéndose miserable.

Mientras observaba el paisaje que retrocedía, sintió algo húmedo deslizarse por su rostro y caer lentamente por su mejilla, dejando un rastro que picaba ligeramente.

Jimena se pasó la mano por la cara y al mirar su palma, vio agua.

No, jeran lágrimas!

¡Habia llorado!

Ella, que siempre era despreocupada y directa, jhabia llorado!g2

Las palabras de Priscila la habian golpeado profundamente, cortando la posibilidad de su relación con Orson.

Habia intentado superar sus sentimientos sobre aquella noche de hace tres años entre Orson y Priscila, dispuesta a casarse con él por el bien de sus hijos.

Pero nunca esperó que Priscila también tuviera un hijo de Orson.

¡Ambos tenian hijos entre ellos!

¿Qué lugar le dejaba eso a ella?

-Si insistia en estar con Orson, la llamarian la otra mujer.

Y lo más importante, no estaba dispuesta a perdonar a ese Orson, a un hombre que tenia un hijo con otra mujer. ¡No podia aceptarlo!

Aunque había resuelto dejarlo ir, ¿por qué dolía tanto?

Parecía que el dolor de una herida reabierta era mucho peor que el dolor original.

Elia y Asier habían dormido la siesta juntos. Al despertar, Elia se giró y vio a Asier sentado en la cabecera, luciendo muy despierto. Se sentó de inmediato y preguntó sorprendida: “¿Cuando despertaste?”

“Hace media hora.”

“¿Por qué no me despertaste?” preguntó Elia,

Asier levantó su mano y le rozó la nariz a Elia con cariño, con una sonrisa en sus labios: “Estabas durmiendo tan plácidamente que no tuve corazón para hacerlo.”

Elia infló las mejillas, fingiendo estar molesta: “Supongo que eras igual de considerado cuando Cecilia vivia en Villa Serenidad, ¿verdad?”

Dijo esto y se levantó de la cama.

Ella se quedaba en la habitación de invitados. Cuándo dormia o despertaba no era asunto mio“, explicó Asier de repente Elia se detuvo a mitad de camino al suelo, girándose bruscamente: “¿Entonces nunca pasaste la noche con Cecilia? Lo que vi ese día…”

“¿Qué viste?” Asier la miró profundamente, sus ojos serenos y atractivos brillaban con escrutinio.

Elia se sintió un poco intimidada y desvió la mirada, murmurando: “Nada, no es nada…”

“Asier preguntó con su voz suave y profunda: “La noche que viniste a buscarme, ¿querias algo?” Elia, confundida, parpadeó ante él: “¿Supiste que vine esa noche?”

Capitulo 1770

Esa noche había descubierto que la muerte de su madre no tenia nada que ver con Asier y que él nunca había atentado contra ella. Todo había sido un plan de Ramiro para hacerla creer que Asier queria perjudicar a su madre, que buscaba su

muerte.

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