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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1689

Capítulo 1689

Jimena inhaló bruscamente, deseaba taparle la boca a Orson para que dejara de hablar.

Pero su madre estaba allí en frente, y si tapaba la boca de Orson, parecería aún más culpable.

Había empujado a Orson debajo del sofá para evitar que su madre descubriera la verdad.

Su madre no sabía que los niños eran de Orson, y mientras ella siguiera ignorándolo, Jimena tenía el control. Pero si su madre lo descubría, ya no podría decidir por sí misma. ¡No había forma de mantener el secreto!

Jacinta, como si hubiera oído una gran revelación, abrió los ojos de par en par, mirando de Orson a Jimena, y con emoción levantó su dedo índice, trazando círculos en el aire, balbuceando: “Jimena, ¿es verdad, es verdad lo que él dice?”

“Jimena, deja de actuar delante de mamá,” dijo Orson.

La palabra ‘mama‘ de Orson sonó tan dulce en los oídos de Jacinta que casi se derritió; nunca había escuchado una palabra tan agradable.

Orson realmente sabía cómo endulzar sus palabras cuando quería.g2

Con una mirada feroz, Jimena echó la culpa a Orson, por ponerla en una posición difícil.

“¡Habla ya, es verdad lo que acaba de decir!” Jacinta estaba impaciente y le urgió con

severidad.

No pudiendo resistir más la presión, Jimena dijo débilmente: “Sí.”

Esa simple confirmación de Jimena hizo que Jacinta brillara de alegría: “¡Dios mío! ¡Él es realmente el padre de Fred y Adora!”

Después de la emoción, Jacinta recordó las mentiras de Jimena y, enojada, le dio un golpecito en el brazo: “¡Tú, niña traviesa, cuando te pregunté si Orson era el padre, me diste largas, diciendo que no! ¿Por qué nos lo ocultas, para qué lo escondes?”

Jimena tocó su brazo adolorido con una expresión de agravio.

Orsc

rvino a tiempo: “Señora, no culpe a Jimena, yo fui el tonto al no poder reconocer que los niños eran/míos.”

“Espera a que conversemos, tengo preguntas para ti más tarde. Uno por uno, no hay prisa,” Jacinta lanzó una mirada a Orson.

Orson, un poco avergonzado, se tocó la nariz.

Así, Jacinta comenzó su interrogatorio, preguntándole seriamente a Jimena: “Dime, ¿cuál es la historia entre tú y él hace tres años? Si ambos estaban solteros, ¿cómo llegaron a

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esta situación?”

“Fue todo un malentendido…” Orson intentó explicar por Jimena.

“Yo tomé dos millones de pesos de su madre…” Jimena habló al mismo tiempo, consciente de qué Orson estaba tratando de defenderla, y lo miró con enojo,

Orson no esperaba que Jimena fuera tan directa, y nervioso intentó corregirla, pero Jimena continuó: “Su madre me ofreció dos millones de pesos para que me alejara de él. Si tomo el dinero de alguien, por supuesto que tengo que hacer lo que me piden. Así que me alejé de él…”

“Niña necia, ¿cuándo te volviste tan codiciosa?” Jacinta se enfureció en el acto, apuntando con el dedo en la frente de Jimena.

“¡No me extraña que tuvieras dinero para comprar una casa, así que ese era el origen del dinero! ¿No te remuerde la conciencia gastar ese dinero?” Jacinta regañó a Jimena.

“¿Por qué debería sentirme mal? Tomé el dinero de la familia del padre de mis hijos para comprar una casa para ellos, ¿por qué debería sentir remordimiento? ¿No es esa la responsabilidad que debe asumir la familia Salcedo?” Jimena replicó.

“¡Sí, sí, sí, mamá, esa es mi responsabilidad, no le eches la culpa a Jimena!” Orson rápidamente intervino.

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