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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1679

Capítulo 1679

Marisa, has destruido la felicidad de toda mi vida” Orson estaba en el erkento del dolor, temblando mientras respiraba y le decía a Marisa con los dientes apretadon

Marisa se quedó pasmada, viendo a Orson así, su corazón estaba lastimado pero también terco: “Yo también lo hago por tu bien, solo casándote con Priscila podés alcanzar la cima de tu carrera,”

Orson tenía la mandíbula tensa, su cuerpo entero estaba rigido por la tray el dolor. “For mi bien? ¿Acaso alguna vez has escuchado lo que yo quiero sabes lo que realmente deseo? Tu esposo si que ha triunfado, el gran CEO de la ocupado que no se le ve en todo el año, acaso no has to Aunque tú no la hayas tenido, iyo ya estoy harto! No quiero estar en lo alto del mundo y vivir solo toda mi vida.”

Salcedo, pero está tan suficiente de la soledad?

Al final de sus palabras, Orson tenía dificultades para respirar, como si se astutera.

Desde pequeño, anhelaba la compañía de sus padres, pero siempre estaban ocupados con sus carreras; su padre vivía en el extranjero y su madre mangaba la empresa en el país. Luego, cuando creció y su madre envejeció, fue su primo quien se hizo cargo de la compañía.

Su madre, a quien siempre había asociado con la compañía, regresó a su lado solo para decirle que debía ser excepcional, vencer a su primo y tomar el puesto de CEO de Grupo Salcedo.

Orson estaba tremendamente decepcionado; nunca quiso fama ni posición, sino simplemente una vida familiar feliz y unida.

Sus padres no pudieron darle una infancia completa con su compañía.

¡Y ahora esperaban que se convirtiera en alguien como ellos!g2

Orson no podía hacerlo.

Él solo quería elegir a una persona y envejecer juntos, cuidándose el uno al otro, viviendo una vida ordinaria, sin competir por la fama o la fortuna.

“¿Qué estás diciendo? ¿Vas a negar toda mi vida por una cosa?” Marisa estaba herida, desesperadamente le dijo a Orson: “Puedes rechazar mis planes, continuar y reconciliarte con Jimena, pero no puedes negar mi vida.”

Marisa también tenía su orgullo; estaba orgullosa de sus logros en su primera mitad de la vida, y que Orson negara lo que ella valoraba tanto, dejó su corazón completamente roto. Orson soltó una risa desolada y fría: “No hay posibilidad de que yo y ella volvamos a estar juntos, porque hace tres años tú la mandaste lejos con dos millones, y nos perdimos el uno al otro para siempre.”

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“¿Por qué?” Marisa no pudo evitar preguntar.

Orson tenía una expresión triste y desolada: “Ella tiene dos hijos… con otro hombre

Esa también era la razón por la que acababa de recibir la llamada de Priscila, la razón por la que dejó entrar a Priscila y a Marisa, y la razón por la que no salió en defensa de Jimena cuando Marisa la provocaba con sus palabras.

Porque había decidido renunciar. Una vez tomada la decisión, no debería dejar ni el más mínimo malentendido que pudiera indicar una posible reconciliación.

“¿Qué?” Marisa estaba en shock, incrédula.

Ella y Priscila intercambiaron miradas rápidas, ambas con .da y sorpresa en sus ojos.

Orson se tocó las sienes, sintiendo un dolor de cabeza: “Váyanse, necesito descansar.*

“Orson…” Priscila estaba a punto de decir algo más.

“¡Fuera!” Orson no tenía paciencia alguna.

Priscila estaba a punto de pelear con Orson cuando Marisa la agarró: “Orson, descansa bien, nosotras nos vamos.”

Marisa rápidamente se despidió de Orson y se llevó a la Priscila enojada consigo.

¿Jimena había tenido dos hijos? Había algo sospechoso en todo esto.

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