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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1533

Capítulo 1533

Habían tenido contacto físico, y había sido un contacto bastante intimo.

Daniel estaba afuera, pero seguramente lo había visto todo.

A pesar de que Jimena se había casado con Daniel y que eso lo hacía infeliz, Orson no quería ser la causa de una ruptura entre ellos.

No quería que Daniel lo malinterpretara, se pusiera celoso y se enfadara.

Después de todo, si Daniel se enfadaba, Jimena sin duda se vería afectada. Orson no quería verla triste. Daniel desvió la mirada y, tomando un pedazo de carne del asado, dijo: “No hay problema, gracias por haberla salvado. Si no, seguro que se hubiera caído y tendría otra conmoción cerebral.”

Observando la reacción de Daniel, Orson frunció el ceño imperceptiblemente.

No pudo evitar sentir que Daniel no parecía tan preocupado por Jimena.

Aunque verbalmente le expresaba gratitud por haber salvado a Jimena, sus acciones eran como si nada hubiera pasado, había continuado con su comida como si no le importara el contacto físico que él había tenido con ella, o si ella había podido haberse lastimado.g2

Era como aquella vez que Jimena tuvo un accidente y estuvo en el hospital durante un día y una noche, y Daniel, siendo su esposo, apenas se había percatado de su ausencia, había llegado apresuradamente al hospital cuando ya habían pasado más de doce horas.

Incluso él, que era un extraño, se había enterado de la hospitalización de Jimena antes que Daniel.

Cuando se trataba de pequeñas cosas, Daniel y Jimena parecían muy enamorados, pero cuando se trataba de asuntos importantes, la preocupación de Daniel por Jimena siempre parecía distante.

Ese descubrimiento hizo que Orson no pudiera evitar cuestionarse si Daniel realmente amaba a Jimena. Viendo que Orson miraba fijamente a Daniel con una expresión seria, Jimena tragó saliva nerviosa y, para disipar la incomodidad, dijo con una sonrisa: “Sí, Orson, gracias por lo de antes. Si no hubiese sido por ti, me hubiera caído y habría sido todo un espectáculo, una conmoción cerebral más y no podría trabajar, quizás hasta perdería el trabajo.”

Orson se giró hacia ella y le dijo: “¿Tu empresa te está poniendo problemas?”

La seriedad en los ojos de Orson no pasó desapercibida para Jimena, quien captó el subtexto de que él estaba dispuesto a hablar con su gerente por ella.

Jimena había logrado vender su diseño y estabilizar su trabajo, no quería complicaciones innecesarias. Con rapidez le dijo: “No, estoy preocupada por si tengo problemas de salud y no puedo trabajar.” Orson asintió y giró la mirada hacia el armario.

Jimena se quedó sin aliento, queriendo correr y cerrar la puerta del armario, pero la razón la detuvo. Sabía que ya era demasiado tarde, Orson ya había visto lo que había dentro del armario, y ahora, lo estaba viendo de nuevo.

Si corría a cerrar la puerta del armario, solo confirmaría sus sospechas.

Mientras vela a Orson mirar fijamente al interior del armario, Jimena sintió que su corazón latía

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frenéticamente, mientras buscaba una explicación para los biberones y utensilios infantiles.

Cómo explicarlo sin hacer que Orson sospechara.

En medio de la angustia de Jimena, la voz de Orson sonó: “¿Tú y Daniel tienen un hijo?”

Después de hacer la pregunta, el corazón de Orson se tensó, nervioso por la respuesta de Jimena.

No sabía por qué estaba tan ansioso y temeroso de la respuesta de ella.

Le intrigaba saber, pero temía que su respuesta fuera otra espada hacia su corazón, aunque realmente no era asunto suyo si Jimena y Daniel tenían hijos.

Pero no podía evitar sentirse nervioso.

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