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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 153

Capitulo 153

Capítulo 153

Asier ya había dicho de su propia boca que no le agradaban los niños, que los encontraba ruidosos y molestos.

Si supiera que ya habia tenido cuatro hijos con ella, no podia imaginarse cómo reaccionaria.

Además, Asier era una persona distinguida, la cabeza de una familia adinerada y el poderoso rey de la Capital.

¿Cómo podria encontrar atractiva a una persona común como ella?

Aun no entendia lo que Asier quiso decir con ‘responsabilidad”.

¿Iba a casarse con ella o darle alguna otra forma de compensación? Si era solo compensación, entonces olvidalo!

Preferiria hacer como si nunca se hubieran conocido y que cada quien siguiera su camino.

Si el queria casarse con ella, podría considerar la posibilidad de ir ganandose poco a poco el cariño de sus cuatro hijos

Después de todo, también eran sus hijos

Incluso las bestias no lastimarian a sus propios hijos.

“¿Y el colgante? Déjame verlo. ¿qué tipo de colgante merece que la policia venga a buscarte?”, dijo Rosalinda indignada.

¡Todo por un colgante! Su hija perdió trescientos dólares y fue arrestada por la policía. ¡Eso era demasiado!

Iba a llevar el colgante y enfrentarse a Paula, ¡queria que le devolviera los trescientos dólares!

Elia respondió: “El colgante fue confiscado por la policia y ya se lo devolvieron al dueño original. Mamá, déjalo asi, no armes más escándalo”.

Se dirigió a casa y se sirvió un vaso de agua, bebiendo apresuradamente.

Desde la mañana no había tomado ni un sorbo de agua.

Al ver que bebia agua con tanta prisa, Rosalinda supo que no había comido nada y se sintió a la vez compasiva y frustrada: “Voy a prepararte algo de comer, la bondad se aprovechal No tenemos hombres en casa, es fácil que nos tomen el pelo. ¡Tengo que darle una lección a Paula!”

Rosalinda se quejó mientras entraba en la cocina

Lo que Elia estaba pensando era que tenia que hacerle pagar a Vania.

Vania se había pasado de la raya!

En el hospital

Asier llegó a la sala de pacientes

Benjamin estaba al lado de la cama cuidando a la abuela Luisa.

El abuelo Benjamin, tenia puesto un traje verde y tenía el cabello mezclado de blanco y negro. A pesar de su edad, seguia siendo fuerte, alto y poderoso, con una mirada firme. Aunque su rostro tenia arrugas, seguía lleno de dignidad.

Estaba de pie junto a la cama, arreglando la colcha de Luisa

Luisa estaba medio recostada en la cama, con una via intravenosa en la mano.

En comparación con Benjamin, el pelo de Luisa era completamente blanco, la piel de sus brazos flácida, con muchas arrugas, pero sus ojos aún brillan. Se podia ver que cuando era joven, también era una belleza delicada.

No muy lejos de la cama se encontraba una mujer joven con una cara encantadora y con un vestido lujoso, todo lo que llevaba eran de marcas reconocidas

“Asier, has llegado”, la mujer se volvió y vio a Asier, y se apresuro a saludarlo.

Asier la ignoro y fue directamente a la cama y preguntó con preocupación: “Abuela, ¿cómo estás?”

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