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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1499

Capítulo 1499

Hacía tres años, ella ya había sentido que algo andaba mal con la muerte de Sergio, pero no sabia exactamente qué era y nadie se o había explicado claramente. En ese momento, con las palabras de Ramiro, sintió un apretón en el corazón y su cuerpo se tensó por completo.

Ramiro sujetaba el volante con ambas manos, manteniéndose firme, como si estuviera hablando de algo sin importancia, pero la tensión en su voz delataba el peso que aún llevaba en su alma.

“La noche antes de morir, él me llamó“, comenzó Ramiro. “Quería usar su propia vida para presionar a Asler públicamente, para que perdiera la presidencia de Grupo Griera. Si Asier caía, ya no podría controlarte, y tú serías libre. Fue una locura, ¿qué es una vida frente al poder absoluto? Incluso muerto, no podía amenazar a Asier en lo más mínimo.”

Ramiro no podía olvidar aquella noche, el tono de desesperación y desolación en la voz de Sergio al teléfono.

La vida de un hombre joven y con un futuro por delante, se apagó en una sola noche.

Elia se quedó sin aliento, las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Dijo mientras temblaba de dolor: “Entonces, fui yo la que lo llevó a la muerte…”

Siempre pensó que Sergio había muerto por la presión del accidente, que había sido acorralado por Asier.

Incluso si Asier se hubiera dignado a aclarar que la culpa del accidente era de Serelia Electrónicos, una subsidiaria de Grupo Griera, y que Sergio estaba libre de culpa, todo hubiera sido diferente.

Pero Asier se negaba a admitir cualquier error de Serelia Electrónicos. Solo entonces se dio cuenta de que Sergio no pudo soportar la presión de la opinión pública y las protestas de las familias de las víctimas, llevándolo a su fatídico final.g2

No podía creer que Sergio hubiera planeado su propia muerte, queriendo usarla para influir en la opinión pública y despojar a Asier de la presidencia del Grupo Griera.

Todo fue por liberarla del control de Asier…

¿Cómo pudo ser tan ingenuo Sergio? Ella no valía un sacrificio así. ¿Y cómo no se dio cuenta de que ni siquiera su muerte sacudiría el mundo de Asier?

A pesar de que habían pasado tres años, el corazón de Elia aún se desgarraba como si la estuvieran cortando con un cuchillo.

“Ahora que tú y Asier se han separado y parecen dos completos extraños, al menos se ha cumplido el último deseo de Sergio“, comentó Ramiro, cambiando de tono repentinamente.

Pero Elia estaba tan sumida en su, dolor que no podía escuchar lo que Ramiro decía.

Dentro de la limusina Lincoln, Cecilia notó el frío que rodeaba a Asier. Sabía que acababa de ver a Elia.

El problema que Cecilia no pudo solucionar, Elia lo hizo en un par de palabras. En su campo profesional, Cecilia podía superar a Elia, pero frente a esos rufianes, carecía de su habilidad.

La escena que acababan de presenciar debió hacer a Asier sentir que ella no estaba a la altura de Elia. Cecilia sentía una profunda sensación de derrota.

Desesperada por recuperar su imagen ante Asier, mantuvo una sonrisa dulce y dijo: “Si no fuera por Elia, realmente me habría costado resolverlo. Ella sabe cómo manejar a esos tipos, debe haber querido

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volver rápido a casa con Ramiro por eso quapresuró a ayudarme.”

Al terminar, Cecilia observó la expresión de Asier, notando cómo sus ojos se volvían aún más helados.

“Quizás no lo viste, pero el carro que estaba detrás nuestro era el del Sr. Ramiro, el socio y amigo de mi hermano. Reconozco su carro, y Elia subió a ese carro.” Dijo Cecilia intentando provocar a Asier.

“¿No tienes sed?” preguntó Asier, mirando hacia adelante, con una actitud impasible.

Cecilia se quedó confundida, sin entender.

“Toma agua y deja de hablar“, dijo Asier con frialdad.

Cecilia entendió el mensaje: Asier estaba cansado de escucharla.

Todo su esfuerzo había sido para que Asier se diera cuenta de que Elia estaba con Ramiro y que así le tomaría más antipatía.

Pero parece que habló de más y eso provocó el disgusto de Asier.

“Está bien, ya no digo nada más“, dijo Cecilia con resignación.

“Conduce más despacio, sigue a ese carro que va adelante“, ordenó Asier de repente al chofer que iba al volante.

Capítulo 1500

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