Capítulo 1494
Asler la miraba con una intensidad abrumadora, sus ojos oscuros y profundos no paraban de fijarse en
ella.
Elia sintió un peso en el corazón al encontrarse con esa mirada aguda como espada, y se sintió incómoda sin saber dónde ponerse.
“Ah, cierto, los camarones saben mejor con salsa,” dijo de repente Ramiro, tomando con la cuchara un camarón del plato de Elia para sumergirlo en un tazón de salsa. Con un gesto natural, lo llevó a la boca de Elia.
“Prueba, ahora está más rico.”
Elia volvió en sí y vio el camarón frente a sus labios. Instintivamente retrocedió la cabeza, nerviosa y aturdida, dijo: “Mejor lo hago yo.”
Dicho esto, tomó la cuchara y recogió el camarón que Ramiro sostenía, mientras él la observaba con una mirada cálida y una sonrisa en los ojos.
Seguia siendo el mismo de siempre, con esos ojos que siempre parecían sonreír, dándole a uno la sensación de que era fácil llevarse bien con él.
Incluso su amabilidad con los demás era difícil de rechazar.
Bajo la mirada de Ramiro, Elia se sintió demasiado avergonzada para rechazar el camarón que él le ofrecía y se lo metió en la boca con la salsa.g2
“¿Está rico?” preguntó Ramiro con calidez.
Elia tiró de su boca en una mueca incómoda y dijo: “Sí, está rico.”
La sonrisa en los ojos de Ramiro se hizo aún más cálida: “Déjame pelar otro…”
“Puedo hacerlo yo,” le dijo Elia rápidamente, tomando otro camarón para pelarlo ella misma y evitar que Ramiro volviera a pelar y sumergir otro en salsa para ella.
Con el camarón en mano, Elia bajó la cabeza para pelarlo, sin atreverse siquiera a mirar de reojo a Asier, que estaba sentado enfrente.
A pesar de que tenía la cabeza gacha, podía sentir la intensa mirada de Asier sobre ella, haciéndola sentir como si tuviera espinas sobre la espalda.
No esperaba que Ramiro le pelara los camarones, y dado que Ramiro y Morfis eran sus clientes, no podía darse el lujo de ofenderlos. Si los hacía enojar, podría arruinar el proyecto de diseño de Jimena y hacer que ella perdiera su trabajo.
Asi que no pudo rechazar el camarón que Ramiro le había ofrecido.
Pero tampoco podía soportar la mirada llena de presión de Asier.
“Mira qué descuidada soy, el Sr. Ramiro es tan considerado con Elia, tengo mucho que aprender. Los camarones están mejor pelados y con salsa, Asier, espera, no empieces, yo te los pelaré.”
Cecilia habló con dulzura, y una voz llena de coquetería, y extendió su delicada mano para tomar un camarón del plato de Asier. Aunque torpe, peló el camarón e imitando el gesto de Ramiro, lo sumergió en la salsa, y lo acercó a los labios de Asier diciendo: “Asier, abre la boca.”
Al escuchar la voz suave y ligeramente coqueta de Cecilia, Elia se tensó y, sin poder evitarlo, levantó la
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cabeza, encontrándose con los ojos de A, fríos como un estanque helado, haciéndole temblar el corazón.
En ese momento, Asier abrió la boca y aceptó el camarón que Cecilia le ofrecía.
Desvió la mirada de Elia para ver a Cecilia, y por primera vez, su mirada helada se suavizó con una sonrisa: “Cecilia sí que conoce mis gustos, está perfecto en sabor.”
Cecilia, al ver que Asier no sólo comió el camarón que ella había pelado sino que también elogiaba su conocimiento sobre sus gustos, se llenó de felicidad, con una sonrisa deslumbrante, sus mejillas se hundieron en dos hoyuelos, añadiendo un toque de encanto a su elegancia natural.
“Por supuesto, he crecido siguiendo a Asier desde pequeña, obviamente conozco sus preferencias.”
Al ver a Asier y Cecilia intercambiando miradas y emociones sin disimulo, Elia sintió como si un zarpazo le apretara el corazón.
¿Era esa la razón por la que Asier estaba tan ansioso por sacarla de Villa Serenidad?
¿Para dejarle espacio a Cecilia?
Que así sea, tres años de cuidados serían pues su manera de pagarle por salvarle la vida. A partir de ahora, ella y Asier serían como dos extraños.
Capitulo 1495
Capítulo 1495