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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1488

Capítulo 1488

Marisa estaba furiosa, pues había pensado que con unos cuantos golpes, Orson se rendiría como siempre. con su humor característico, llamándola “mamá” y pidiéndole que parara, asegurándole que podía manejar su dinero como quisiera con tal de que él tuviera suficiente para sus gastos.

Pero esa vez, había calculado mal.

Había golpeado tantas veces, y cada golpe iba con toda su fuerza, tanta que el palo de la escoba resonaba en la espalda de Orson con un sonido que hacía estremecer a cualquiera que lo escuchara.

Pero Orson no dijo nada, ni una palabra, ni un ruego; simplemente apretó los dientes y soportó el dolor sin emitir un solo sonido.

Marisa se sorprendió por su obstinación y se enfureció aún más por su silencio desafiante. Movida por la ira, Marisa lo golpeó con más fuerza, y la escoba chasqueaba al impactar contra la espalda de Orson.

“¡Habla, di algo!“, gritó Marisa con el pecho agitado por la rabia.

Orson seguía sin decir nada, ya no era aquel hombre despreocupado que a la menor dificultad corría a su madre a pedir clemencia.

“¡Para!, qué estás haciendo, lo vas a matar.“, exclamó la abuela Salcedo, quien junto con el abuelo Salcedo había regresado de un paseo y vio a Marisa golpeando a Orson con la escoba. La abuela, conmocionada y temblorosa, se adelantó y le quitó la escoba de las manos a Marisa diciéndole indignada.

Marisa, tratando de recuperar el aliento y calmar su ira, se esforzó por explicarle a la abuela Salcedo: “Hace tres años él mismo se metió con Priscila y por eso se concretó este matrimonio. Ahora no sé qué diablos le pasa por la cabeza, pero está decidido a romper el compromiso. ¡Los padres de Priscila saben que fue por un pequeño berrinche de Priscila y hoy lo invitaron a comer para disculparse en persona, y él plantó a todo mundo! ¡Me hizo quedar como una tonta frente a Priscila!“g2

La abuela y el abuelo Salcedo también estaban al tanto de ese enredo sentimental de Orson.

Al principio, pensaron que Orson estaba en serio con Jimena y hasta consideraron gastar una fortuna para romper su compromiso con Priscila y que Orson se casara con Jimena, esperando que así él sentaría cabeza.

Querían que, al casarse con Jimena, Orson se enfocara en su familia y dejara las tonterías.

Pero resultó que Jimena era una cazafortunas, y después de pasar una noche con Orson, solo quiso dinero y nada más. Tomó un par de millones y cortó todo contacto con Orson.

Poco después, Orson se involucró otra vez con Priscila y su matrimonio con la Familia Guzmán se hizo todavía más difícil de anular.

Después de prometer casarse con Priscila, pasaron tres años y en ese momento Orson no solo no quería casarse, sino que estaba decidido a romper el compromiso.

Si Orson no hubiera tenido relaciones con Priscila, quizás la situación sería diferente. pero en ese momento. ¿cómo podían enfrentar a los Guzmán después de lo sucedido?

La abuela Salcedo sentia lástima por Orson, pero sabia que Marisa tenía razón. Impidió que Marisa siguiera golpeándolo y, con palabras llenas de preocupación, le dijo a Orson: “Orson, hijo, si estabas bien con Priscila, ¿por qué ahora romper el compromiso? Estas cosas de la vida no son un juego, no puedes comprometerte un dia y al siguiente querer romperlo.”

Orson, con el rostro adolorido y soportando el dolor en su espalda y en su corazón, se giró hacia su abuela y dijo: “Abuela, justamente porque las cosas importantes de la vida no son un juego, no puedo seguir así con

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Priscila.”

“¿Pero qué pasó?“, preguntó el abuelo Salcedo, apoyándose en su bastón y mirando seriamente a Orson.

Orson le echó una mirada a Marisa, que estaba visiblemente enfadada, y tras respirar hondo, se decidió a hablar. “La señorita Priscila tiene un genio demasiado fuerte“, dijo. “No es la primera vez que arma un escándalo en la sala de juntas de la empresa. Delante de todos los accionistas, me señaló y me insultó. Ya no aguanto más.”

El abuelo Salcedo y la abuela Salcedo se miraron con tristeza, compartiendo una mirada de desconcierto, sin saber qué decir.

Marisa, todavía molesta, replicó: “Pero si eso es porque tú no le haces caso, siempre evitando casarte con ella. La pobre está desesperada. Además, su mamá ya le llamó la atención, y ella prometió que no volvería a hacer algo así. ¿No puedes perdonarla aunque sea una vez?”

“¿De verdad crees que esto se trata de perdonar una sola vez?” Orson le respondió con seriedad a Marisa.

Capítulo 1489

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