Capítulo 1467
En aquel entonces, para salvar a Asier, que ella estuviera dispuesta a entregarse a un viejo que ya pasaba de los cincuenta, no era algo imposible ante los ojos de Benjamín.
Elia sintió un pellizco en el corazón, una ofensa que la golpeó profundamente. Trató de contener la rabia y el resentimiento de sentirse menospreciada,
Aunque intentó que sus palabras sonaran calmadas, cuando habló, no pudo evitar que se le escapara un tono de reproche y molestia.
“El Dr. Díaz está buscando un aprendiz disciplinado, con tiempo de sobra y buena capacidad de aprendizaje para enseñarle medicina y preservar su legado. También quiere encontrar una mujer alegre y con sentido del humor para compartir su vida. ¿Don Benjamín, usted cree que yo cumplo con alguna de esas condiciones?”
Elia levantó la barbilla con desafío mientras preguntaba, sin esperar la respuesta de Benjamín, continuó indignada: “Le prometí al Dr. Díaz que le ayudaría a encontrar un aprendiz que le satisficiera y que también le buscaría una pareja hasta que él estuviera contento. ¡Eso es todo lo que he acordado con él! ¡Don Benjamín, no use su estrechez de mente para juzgar cómo me comporto!”
“¡No pienses que porque encontraste un médico para Asier, ya puedes casarte con él! ¡Yo, como cabeza de la familia Griera, jamás permitiría que una mujer indecisa como tú se uniera a nosotros!”
Benjamín, furioso por la respuesta de Elia, resopló con desdén y dejó caer una frase pesada antes de marcharse con un movimiento brusco de su ropa.
Había accedido a que Elia cuidara de Asier porque, dado que Asier no podía valerse por sí mismo, efectivamente ella era la más indicada para hacerlo.
Porque estaba en juego demasiado en cuanto a la intimidad entre un hombre y una mujer.g2
Asier, cuando estaba consciente, no soportaba la cercanía de ninguna otra mujer, y ahora que estaba inconsciente, si alguna otra mujer se encargaba de él, aparte de desconocer sus costumbres, Benjamín también temía que Asier pudiera tener una reacción adversa. Si algo saliera mal, las consecuencias serían inimaginables.
Aún le quedara un hálito de vida y si sufría una reacción adversa, incluso esa última chispa de vida podría extinguirse, lo cual sería una pérdida irreparable.
Benjamín había permitido que Elia cuidara de Asier por miedo a perderlo, pero eso no significaba que aceptara una relación entre Elia y Asier.
Si no fuera por Elía, Asier no estaría en esa situación.
Por eso, Benjamín se oponía rotundamente a cualquier relación entre ellos.
Elia se sentía terriblemente frustrada. Mientras veía a Benjamín alejarse, tomó una profunda respiración para calmarse y recordó que lo más importante era cooperar con el tratamiento del Dr. Díaz para que Asier despertara lo antes posible.
Justo cuando Elia se disponía a subir las escaleras, vio al Dr. Díaz bajando con su maletín de medicinas.
De forma cortés, Elia le dijo: “Dr. Díaz, por favor, quédese a comer algo antes de irse.”
“No, gracias, no me gusta comer en casa de los demás,” respondió el Dr. Díaz.
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Elia lo acompañó hacia la salida, agradeciéndole: “Dr. Díaz, le agradezco mucho que siga tratando a Asier con tanta determinación.”
Ella había estado realmente preocupada, temiendo que la actitud intransigente de Benjamín hubiera molestado al Dr. Díaz y que se fuera con su maletín de medicinas, dejando todo su esfuerzo previo en
vano.
“No hay por qué dar las gracias, si prometí tratar a Asier es porque lo voy a hacer, nada externo me distraerá.” El Dr. Díaz explicó la razón por la que no había tomado en cuenta los comentarios de Benjamín.
Tenía una personalidad bastante peculiar. No aceptaba pacientes, pero una vez que lo hacía, no había comentario alguno que pudiera hacerle cambiar de opinión.
Se comprometía completamente con el tratamiento del paciente.
Era difícil para él aceptar pacientes, pero una vez que lo hacía, era responsable hasta el final.
Elia comprendió sus convicciones y no pudo más que sentirse agradecida: “Dr. Díaz, usted es un gran médico.”
“No hable tan pronto, hablemos cuando Asier esté curado.” Tras decir esto, el Dr. Díaz se alejó de Villa Serenidad.
Capitulo 1468
Capítulo 1468