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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1466

Capítulo 1466

Era una tarde calurosa cuando Asier estaba siendo atendido por el tratamiento y Benjamín observaba con una tensión que le hacía perlarse la frente de sudor

Al ver que le retiraban las agujas de plata de la cabeza a Asier, Benjamín finalmente se relajó, volviendo en sí, y le aseguró al Dr. Diaz: “Descuide, vamos a asegurarnos de que tome su medicina.”

“El paciente está en estado vegetativo, darle de beber puede ser complicado, pero como sea, hay que asegurarnos de que tome la medicina. Solo así el tratamiento surtirá efecto. He abierto sus meridianos con las agujas, y la medicina debe fluir por ellos para revitalizar la sangre y disolver los coágulos,” el Dr. Díaz insistió, preocupado de que la familia pudiera descuidar la importancia de este paso.

Benjamín, tomando en serio las palabras del doctor, prometió con firmeza: “Le daremos la medicina, no tiene por qué preocuparse.”

Al decir eso, Benjamín dirigió una mirada significativa hacia Elia con sus ojos opacos.

Elia, sintiendo el peso de esa mirada, bajó sus ojos con un atisbo de vergüenza.

Aunque Benjamín no lo había mencionado, Elia sabía qué quería decir aquella mirada. Durante años, había sido ella quien personalmente alimentaba a Asier.

Ya que Asier era incapaz de masticar o tragar por sí mismo, Elia le daba de comer boca a boca.

Eso no era un secreto para nadie en la Villa Serenidad; todos estaban al tanto, y seguramente Benjamín también sabía que era así como ella alimentaba a Asier. Por eso la miraba de esa manera.g2

Después de que el Dr. Díaz recetara la medicina, Benjamín tomó la prescripción diciendo: “Voy a buscar las hierbas.”

“Le acompaño, don Benjamín,” dijo Elia, apurándose a seguirlo.

El no rechazó su compañía y juntos caminaron hacia la puerta de la Villa Serenidad. Benjamín se detuvo abruptamente, haciendo que Elia casi chocara contra su espalda, pero se detuvo justo a tiempo. Elia recuperó el equilibrio y se encontró con la’mirada intensa y escrutadora de Benjamín: “¿Ya te autodenominas su esposa y Asier ni siquiera ha despertado?”

Elia sintió un peso en el corazón, sabía que Benjamín no dejaría el asunto así tan fácilmente.

El desdén y la burla en sus ojos eran evidentes.

Elia respiró hondo y con dignidad respondió: “Nunca he dicho que soy su esposa, solo que soy la madre de sus hijos. El D Díaz asumió que yo era su esposa y yo no pude corregirle. Después de todo, ¿quién haría tanto esfuerzo en buscar un médico si no fuera un familiar?”

La mirada de Benjamín no se suavizó, sino que se tornó más grave: “¿Qué has ofrecido al Dr. Díaz a

cambio de tratar a Asier?”

El Dr. Díaz tenía fama de ser un tanto excéntrico y no todos podían persuadirlo para que tratara a alguien.

Benjamín se estaba preguntando qué había hecho Elia para convencer al Dr. Díaz de atender a Asier.

Esa condición parecía incluso más tentadora que veinte millones.

Frente a la sospecha y la severidad en los ojos de Benjamín, Elia no ocultó la verdad: “Le ofrecí presentarle un aprendiz y encontrarle una pareja en un sitio de citas.”

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Capítulo 1466

“¿Y esos dos favores te incluían a ti?” Benjamín la miró con una agudeza repentina, lleno de ira y desprecio.

Benjamín siempre había pensado que Elia era una mujer oportunista y voluble, dispuesta a hacer cualquier cosa para conseguir lo que quería, incluso si eso significaba venderse a sí misma.

De lo contrario, ¿cómo habría podido encandilar a Sergio Griera hasta perder la vida por ella? Y Asier, había acabado en la cama, inconsciente durante tres años, todo por intentar salvarla.

Capítulo 1467

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