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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1451

Capítulo 1451

Orson agarró una silla y se sentó al lado de la cama de Jimena, sus ojos grandes y expresivos estaban llenos de preocupación, pero en su boca salian palabras de reproche: “¿Qué te pasó, chica? Antes ya te habias chocado siguiéndome a mí, y ahora te chocas con alguien más, casi pierdes la vida. ¿Acaso crees que todos te van a consentir como yo?”

Cuando Orson fue a pagar la cuenta, llamó a la policía de tránsito para informarse sobre el accidente de Jimena. Le dijeron que ella había chocado por detrás a otro coche, causándose las heridas.

Al oir que Jimena había causado el choque, Orson se sintió enfadado y a la vez no pudo evitar reírse.

Le enfurecía pensar cómo era posible que Jimena no supiera cuidarse a sí misma.

Pero le causaba gracia que ella siguiera siendo la misma de siempre, despistada y descuidada. Siendo una conductora mediocre, aún se distraía fácilmente al manejar.

“Por suerte esta vez salvaste tu vida, pero ¿y si no hubieras tenido tanta suerte? Si hubieras perdido la vida en el acto, ¿qué hubiera sido de ti? Tú te vas y todo termina, pero ¿y yo?” Orson miraba a la Jimena durmiente y murmuraba sus quejas.

Nunca había compartido sus verdaderos sentimientos con Jimena, y ahora que ella no podía oírlo, la preocupación lo llevó a desahogarse.

Total, nadie más podía escuchar, solo él sabía lo que sentía.

Lo que Orson no sabía era que, justo cuando él expresaba sus sentimientos, alguien se detuvo bruscamente en la puerta de la habitación.g2

Priscila retrocedió un par de pasos y se quedó parada junto a la pared, fuera del campo de visión de Orson.

Las palabras que Orson acababa de decir, claras y completas, Priscila las había escuchado todas.

Priscila sintió como si su corazón recibiera un pinchazo feroz, y la ira y la frustración brotaron en su interior como una marea que casi ahogaba su respiración.

Con sentido común, se alejó de la habitación y se escondió detrás de la pared, con la respiración agitada y una mirada de rabia y agravio, apretando los puños y conteniendo la ira que sentía por dentro.

Orson acababa de decir que şi Jimena moría, él qué haría.

¡Cuánto debía de querer a Jimena para que, aun cuando ella estaba inconsciente, él expresara palabras tan profundas y sinceras!

Todos sabían que Orson era un galán, que cambiaba de mujer como de camisa, nunca mostrando un verdadero interés por ninguna.

Por eso ninguna podía sentir celos de la otra; al fin y al cabo, todas eran compañía pasajera para aliviar la soledad de Orson. Juntos compartían diversión y alegría, y al separarse, todo quedaba en el olvido, sin mayor importancia.

Pero que un seductor famoso en toda la ciudad finalmente se enamorara de una mujer, y expresara tales sentimientos mientras ella estaba inconsciente, era algo totalmente inesperado.

Y que Priscila fuera quien escuchara esas palabras, hacía que su corazón ardiera aún más de envidia y dolor.

Tomaba respiraciones profundas, intentando calmar la tormenta de emociones que amenazaba con desbordarse.

Luchaba por controlar el impulso de salir y enfrentarse a Orson en una pelea.

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Capitulo 1451

El día anterior, había sido ella quien acompañó a Jimena al hospital, viendo cómo la llevaban a la sala de emergencias.

Jimena había llegado al hospital, y todo el proceso de tratamiento estaba en manos de los médicos. Ya no había oportunidad de interferir.

Después de la cirugía, Jimena fue trasladada a la unidad de cuidados intensivos, y si no surgían complicaciones en las siguientes 12 horas, sería llevada a una habitación normal.

Justo en esas 12 horas, nadie excepto los médicos podían entrar a la unidad de cuidados intensivos.

Priscila había esperado alguna oportunidad para que Jimena sufriera un “accidente”, pero no pudo hacer nada.

Calculó el momento en que Jimena sería trasladada a una habitación normal, planeando provocarla un “accidente”.

Sin embargo, llegó tarde; Orson ya estaba al lado de la cama de Jimena, pronunciando palabras tan llenas de amor y ternura.

Esas palabras eran como puñaladas para Priscila, causándole un dolor que calaba en lo más hondo de su

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