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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1439

Capitulo 1439

Jimena no podia contener su alegria y daba brincos mientras hablaba.

Los hombros tensos de Elia se relajaron de golpe y sus ojos se humedecieron con la emoción.

Asier había tenido una reacción involuntaria el día anterior, lo que significaba que sus nervios estaban poco a poco volviendo a la vida. Con el tratamiento del doctor Diaz, las posibilidades de que Asier despertara eran altas.

Elia estaba nerviosa y emocionada al mismo tiempo, llevaba tres años esperando que Asier se despertara.

Esperaba que esa vez. Asier se recuperara completamente.

“Elia, vámonos ya, se está haciendo tarde. Vuelve a casa a descansar, no que mañana tenemos que ir a buscar al doctor Diaz para que salga de su retiro?” dijo Jimena, recuperando la calma después de la emoción.

“Si,” asintió Elia, y las dos salieron del restaurante.

Afuera, ya no se velan ni a Orson ni al doctor Diaz, probablemente ya se hablan ido.

La noche otoñal era fresca y la brisa acariciaba el rostro aún caliente de la excitación, refrescando sus pensamientos. “Jimena, tú ve adelante, tengo algo que hacer,” dijo Elia.g2

“¿A estas horas, qué tienes que hacer?” preguntó Jimena.

“¿Recuerdas que dije que le buscaría un aprendiz al doctor Díaz?” explicó Elia.

Jimena comprendió: “Voy contigo.”

“No, tienes a los niños en casa esperando que los acuestes. Yo puedo ir sola. Regresa temprano, no los hagas esperar mucho,” Elia conocía bien lo mucho que los niños dependen de su madre. Si mamá no estaba, los pequeños probablemente no podrian dormir bien.

Hacia tres años que Elia no veia a sus propios hijos y su anhelo por ellos era intenso. No podia permitir que los hijos de Jimena sufrieran por su causa.

Pensando en sus propios pequeños, el corazón de Jimena se suavizó. Ella tampoco queria que sus niños sufrieran.

Finalmente accedió: “Está bien, me voy. Llámame si necesitas algo.”

Se despidieron y cada quien se fue en su coche.

Elia se dirigió hacia Pueblo Sauri, donde vivia el aprendiz que queria presentarle al doctor Diaz.

Jimena, por su parte, se dirigia hacia Islas Verdes, pensando en Fred y Adora, mientras se distraia en sus pensamientos. De repente, chocó contra el coche de adelante. La fuerza del impacto la lanzó hacia adelante, su cabeza golpeó el volante y sintió un mareo.

Aplicó el treno de emergencia; su coche seguía empujando al de adelante.

Jimena luchaba contra las estrellas que veia, comenzó a sentir mareo y un poco de dolor de cabeza, y freno.

El coche se detuvo.

Intentó desabrocharse el cinturón de seguridad para bajarse y ver qué habia pasado, pero su cabeza pesaba demasiado y sentia un liquido tibio corriendo por su frente, cayendo sobre sus párpados.

Con un fuerte dolor de cabeza y el cuerpo adolorido, no tenia fuerzas ni para levantar el brazo.

Del coche de adelante se bajó una mujer, que con sus tacones altos, caminaba hacia el coche de Jimena con alre desafiante y comenzó a golpear la ventana, diciendo enfurecida: “¿Cómo puedes manejar asi? ¿No ves que habia un coche parado? ¿Sabes cuánto cuesta mi coche? (Sal de ahi, no te dejare ir sin pagar los arreglos de mi coche!”

Jimena escuchaba la voz chirriante, que le retumbaba en los oidos. Ya le dolia la cabeza y ese ruido la hacia sentir como si fuera a explotar.

Con esfuerzo, intentó levantar la cabeza para ver a la persona fuera del coche, pero su conciencia se desvanecia: “Yo, yo

no…”

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Capitulo 1439

Antes de terminar la frase, su cuerpo se relajó, su cabeza se ladeó y perdió la conciencia por completo.

Capitulo 1440

Capitulo 1440

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