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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1405

Capítulo 1405

Bestila de Jimena habla cambiado, ahora se vela más femenina que antes.

fres años hablan pasado sin dejar huella en ella, al contrario, parecía que el tiempo había esculpido en su ser una

esencia más plena.

Su cabellera de un azul brillante cala sobre sus hombros, hemosa como la de una sirena.

Esos grandes ojos redondos miraban de un lado a otro nerviosamente, y sus largas pestañas cubrían sus párpatios, pareciendo una conejita atrapada en una jauta.

Orson recordo aquella noche de hace tres años, cuando la había tomado por primera vez. Ella parecía ser fuerte y decidida, pero en realidad era como una flor de papel, en el momento de la verdad, se mostraba increíblemente frágil.

Al estar cerca de ella, el leve aroma a lavanda que emanaba de su piel acariciaba sus sentidos, y Orson no podía evitar

recordar cómo se habia sentido estar con ella.

Era torpe, pero tiemo.

Una tensión se apoderó de su garganta y su voz salió ronca e involuntaria: “Jimena, responde a lo que te estoy preguntandol

La voz grave de Orson era como una corriente eléctrica que rozaba los oídos de Jimena. Aunque ella siempre se resistia a él con palabras, bastaba una sola frase de Orson para hacer que su cuerpo se derritiera.g2

Jimena, asustada, miró a los ojos de Orson. Aquellos hermosos y grandes ojos la observaban seriamente ahora, con un deseo que, mezclado con su expresión severa, resultaba en un encanto irresistible.

Ella miraba de cerca, y la presencia masculina de Orson la envolvía por completo. Ella podía oler claramente el sutil aroma a menta y tabaco que venía de él.

Eso hacia que su corazón latiera desbocado.

Jimena se sentía a punto de caer y se apoyaba en la pared detrás de ella para mantenerse de pie.

Justo cuando estaba a punto de explicar a Orson que sólo había venido para que el Dr. Díaz tratara a Asier y que no había seducido a ningún hombre en esos tres años….

“Yo solo…” empezó Jimena.

Pero fue interrumpida por una voz femenina y chillona.

“Orson, aquí estás. Habíamos quedado en irnos juntos después de la reunión, ¿por qué no me esperaste…?”

Esa voz se esforzaba por ser dulce, pero era lo suficientemente empalagosa como para poner la piel de gallina a cualquiera.

Jimena se detuvo, y miró hacia la fuente de la voz, a través del espacio entre los brazos de Orson. Vio a una mujer delgada como un palo, cargada de joyas, que caminaba hacia ellos con tacones altos y una cintura exageradamente

marcada.

Era Priscila Guzmán, a quien Jimena conocía demasiado bien.

Al ver a Priscila, Jimena recordó inmediatamente la escena de Orson en la cama con ella hace tres años. Como si le clavaran agujas en el cerebro, una ola de repulsión se levantó dentro de ella. Empujó a Orson con fuerza y le dijo con un bufido de desdén: “¡Con cuántos hombres he estado no es asunto tuyo! ¡Vete a vivir tu vida con tu prometida y déjame en paz!”

Orson retrocedió un paso por el empujón y, al escuchar las palabras de Jimena, se enfureció. Ella seguía siendo tan fiera como siempre.

Estaba a punto de responder cuando Priscila se acercó a Orson y agarró su brazo, mirando a Jimena con hostilidad y diciéndole con un resoplido: “Eres tú otra vez! ¿Qué no tienes vergüenza, siempre tratando de seducir a los hombres

de las demás?”

Jimena, furiosa por dentro, no iba a permitir que Priscila se saliera con las suyas.

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Capítulo 1406

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