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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1383

Capítulo 1383

Vania se consumía por dentro, cuestionándose por qué, pese a todo su esfuerzo, terminaba siendo despreciada por Enrique y siendo rechazada por Sergio, que preferia morir antes que estar con ella.

¿Y Elia? Ella, que no aspiraba a nada más que a la felicidad de sus cuatro hijos, terminaba recibiendo la atención de Asier y además podía recibir la fortuna de un padre adinerado y distinguido.

Vania no podia aceptarlo. ¿Por qué Elia si y ella no? ¡Ella, Elia, no debería llevarse siempre lo mejor!

Le molestaba ver a Elia convertirse en alguien tan respetada. Si ella venía de una familia más desdichada que la suya, entonces debería seguir en la miseria y no tener un golpe de suerte que la pusiera por encima de ella.

Durante esos tres días, Elia, ya sintiéndose algo mejor se dedicó a cuidar a su tía Josefina en el hospital.

Los niños habían sido llevados por Benjamin y no tenía noticias de ellos.

Pensaba constantemente en Asier y, preocupada, intentó llamar a Bruno para saber de él, pero Bruno no atendía sus llamadas.

Quizás Benjamin había tomado el control y no permitia que Bruno se comunicara con ella.g2

La tia Josefina había sufrido una fractura en el brazo y tenía dificultades para comer con una mano enyesada.

Elia la cuidaba con esmero, dándole de comer con paciencia.

En esos días de constante compañía, Josefina se enteró de que Asier había resultado gravemente herido tratando de salvar a Elia y que los niños habían sido llevados por el patriarca de la familia Grier Además, el anciano había declarado con severidad que Elia no debería volver a ver ni a los niños ni a

Asier.

Elia ya había perdido a su madre y ahora se encontraba sin poder ver a sus hijos.

Josefina sabía que Elia debía estar sufriendo mucho, pero aun así, reprimía su dolor para cuidar de ella día tras dia.

Con un suspiro, Josefina le dijo: “Elia, deberias ir a la Capital mañana. Tu corazón está allá…”

Aunque fisicamente estaba en el Pueblo Sauri, su alma y su mente estaban con la gente de la Capital.

Al escuchar a su tia, Elia se detuvo con la cuchara en mano, olvidándose por un momento de lo que estaba haciendo.

Comprendió lo que su tia quería decirle. El dolor que había estado conteniendo comenzó a invadir su corazón como el agua del mar.

Tragando el sabor amargo de su saliva, le dijo: “Esperaré a que recibas el alta hospitalaria antes de hacer cualquier plan.”

Ir ahora a la Capital no cambiaría nada. Benjamín no le permitía siquiera acercarse a la propiedad de los Griera. No tenía forma de ir alli, y mucho menos de ver a Asier o a sus hijos.

Si se aventuraba en la Capital, se encontraría sola y desamparada.

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Capitulo 1383

Aunque su corazón anhelaba estar con Asier y los niños, la barrera impuesta por Benjamin significaba que no había ninguna posibilidad de reunirse con ellos.

Que Bruno no respondiera sus llamadas era la evidencia más clara de que Benjamin estaba bloqueando toda comunicación con ella.

Mientras hablaba, Elia continuaba dándole de comer a Josefina con la cuchara, tratando de mantener la

normalidad.

“¡Elia! ¡Tengo una noticia que darte!” De repente, la puerta de la habitación se abrió y la voz apresurada de un hombre se escuchó.

Era Rayan, que había llegado corriendo y estaba jadeante.

El corazón de Elia se aceleró, subiendo hasta la garganta.

¿Sería alguna noticia de Asier lo que Rayan venía a contarle?

¿Cómo estaba él? ¿Había tenido éxito la operación?

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