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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1376

Capítulo 1376

Elia lucía tan confundida sobre lo que estaba pasando que Rayan respiró profundamente y decidió contarle toda la historia.

“¿Te acuerdas de aquella vez que Asier te llevó a conocer a Maximiliano?” le preguntó Rayan.

Elia asintió ligeramente, por supuesto que se acordaba, y demasiado bien.

Fue esa vez que Liuva le había dado a Asier y a Maximiliano un licor adulterado por ella, y ella habia pensado que Asier y Liuva habian tenido algo que ver lo que la había molestado por mucho tiempo.

No fue sino hasta más tarde que descubrió que Asier no había tocado a Liuva.

Y era precisamente por eso que Elia recordaba tan bien ese momento.

“El Sr. Maximiliano tenia algo importante que pedirme, Rayan retomó el tema principal. “Me encargó encontrar una joya especial, busqué en muchas tiendas de antigüedades, entre comerciantes y coleccionistas, pero nadie había visto tal joya. Sin embargo, la que llevas colgada al cuello es idéntica a la que busca el Sr. Maximiliano.”

Diciendo esto, Rayan sacó su teléfono y buscó la imagen.

En la pantalla del celular aparecía la foto de la perla.g2

Aunque era solo una imagen, se podía apreciar que la perla tenía la forma de una gota de agua, y parecía una antigüedad natural y única, idéntica a la que llevaba Elia al cuello,

brillante

Elia miró la imagen en el teléfono de Rayan, luego la perla en su cuello y, con los ojos muy abiertos, exclamó: “¿Estás diciendo que el Sr. Maximiliano está buscando esta misma perla, la de mi mamá?”

“Todo indica que si,” le respondió Rayan. “Investigué y resulta que esta perla perteneció a una reina europea de la Edad Media, es una pieza única en el mundo, no hay otra copia.”

Rayan se había comprometido a ayudar a Maximiliano a encontrar la perla y, naturalmente, había hech su tarea, conociendo el origen y la forma de la joya a la perfección.

“¿Y por qué quiere el Sr. Maximiliano esta joya? ¿Te dijo por qué?” le preguntó Elia, conteniendo su emoción y con una voz tensa.

Ella tenía una sensación inquietante en su interior.

“El Sr. Maximiliano me contó que una vez, en un bar, había tenido un encuentro con una mujer y le dejó la perla, pero después ella desapareció sin dejar rastro. La buscó durante muchos años, pero no la encontro,” explicó Rayan.

Elia se quedó petrificada, y dio unos pasos hacia atrás como si un rayo la hubiese golpeado.

¿Sería posible que Maximiliano fuese su…?

No se atrevía a seguir pensando eso.

acabó

Recordaba que su madre le había dicho que Gabriel no era su verdadero padre, que en su juventud, al saber que Gabriel la había traicionado, ella se fue destrozada a un bar a ahogar sus penas y teniendo un encuentro con un desconocido, del cual luego nació ella…

Rosalinda sólo le había mencionado esto brevemente, sin mencionar que el hombre había dejado una joya.

Pero ahora, esa joya era la herencia de su madr

y Maximiliano la buscaba por todo el mundo.

Capitulo 1376

¿Podría ser que ese desconocido al que Rosalinda se refería fuera Maximiliano Guzmán?

“Elia, si tienes dudas, puedo contactar al Sr. Maximiliano para que regrese al país y hacer una prueba de paternidad,” le ofreció Rayan, notando la conmoción y el escepticismo en ella.

“¿Quién dice que esa perla es tuya? ¡Esto es mio!” Vanja, que había estado escuchando a escondidas, de repente se adelantó con grandes pasos, le arrancó la perla del cuello de Elia y dijo con enojo y resentimiento:

“¡Elia, tú ladrona! ¡Te atreves a robar mi joya y decir que es tuya! ¡Mujer sucia, siempre has tenido la costumbre de robar y nunca has cambiado! La perla es de mi mamá, me la dejó a mi!”

Vania respiraba con dificultad, sus palabras salian entrecortadas mientras agitaba frenéticamente la perla que había arrebatado del cuello de Elia, su enojo y desesperación eran evidentes al hablarle. La perla, atado con un cordón fino, colgaba en el aire, semejante a una lágrima de sirena. Con la emoción a flor de piel, Vania le espetó a Elia, y luego, dirigiéndose a Rayan con un tono suplicante, le dijo: “No le hagas caso a sus tonterías, esta perla ni siquiera es suya! ¡Es mia! Mi madre en su juventud era muy coqueta, tuvo un amorío, y mi padre jamás se enteró de eso, y yo soy el resultado de ese amorio. ¡Yo soy la verdadera hija de Maximiliano, Sr. Rayan, por favor no se confunda!”

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