Capítulo 1353
Cuando Rosalinda falleció, Jimena estaba siendo presionada por sus padres
agobiada que incluso olvidó preocuparse por Elia.
Se enteró más tarde.
Elia sonrió y le dijo: “No pasa nada, ya todo quedó atrás.”
para casarse, estaba tan
Mientras hablaba, agarraba sostenía su taza y bebía agua, con las pestañas bajas, ocultando el pesar
en su corazón.
Cada vez que se mencionaba a su madre, el corazón de Elia se contraía involuntariamente de dolor.
Jimena extendió la mano y tocó suavemente la pierna de Elia, consolándola: “No estés triste, el espíritu de Rosalinda no querría verte sufrir.”
Nadie conocía a Elia mejor que Jimena, ¿cómo no iba a saber cuánto sufría Elia?
Elia soltó su taza y sonrió abiertamente: “De verdad, estoy bien, no estoy triste.”
“Si, deberías estar feliz, finalmente te has liberado de la prisión de Asier,” le dijo Jimena.g2
Jimena había escuchado los complicados giros de la historia de boca de Bruno.
Elia culpaba a Asier por la muerte indirecta de su madre y sentia que Asier siempre había detestado a Rosalinda, por eso la había empujado a la muerte.
Al igual que lo que había hecho con Sergio.
Asier era realmente despiadado y frío.
Incluso fue capaz de llevar a su propio sobrino a la muerte.
¿Qué no haría entonces con una mujer que no tenía ninguna relación con él, que además estaba vinculada inapropiadamente con el enemigo que había matado a sus padres?
Por la muerte de Rosalinda, Elia había roto definitivamente con Asier.
Ella debía sentirse aliviada.”
Al escuchar el nombre de Asier de los labios de Jimena, su corazón ya adolorido de Elia se apretó aún más, y un dolor que le dificultaba respirar la invadió.
Había pasado un mes y Asier no había vuelto a aparecer, realmente habia desaparecido de su mundo.
Elia debería estar feliz, pero cada vez que se mencionaba ese nombre, su corazón se retorcia de dolor.
Era un dolor asfixiante, agudo y penetrante.
Aunque debería sentirse feliz, ¿por qué le dolía tanto?
Ese corazón siempre se rebelaba contra su voluntad.
Elia asintió sin responder a ese tema y, recordando algo más, le preguntó: “¿Y tú qué, cómo van las cosas con Orson?”
“Ay, ni me hables,” suspiró Jimena: “No tienes idea de lo que he pasado últimamente.”
“¿Qué te pasó?” Elia le preguntó con interés.
“La última vez que fui a la casa de Orson, su abuela nos preparo
ese caldo y esa misma noche nos
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quedamos dormidle,
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Elis habis sprendida jatis cuantis for a sensat i nombre Jimena
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Liberada. Elis se sonce a ella con una mezcla de curandad y ganas de chismear Entonces, hay alge
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“¿A qué te refieres la un no habla escuchado esta historias de Jimena y astaba particularmente
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