Capítulo 1347
Ljuva vio en los ojos de Asier, que siempre había sido frío e impasible, una mirada de compasión por alguien más.
Y ese alguien no era otro que Elia, la persona que Liuva odiaba a muerte.
Al ver esto, el corazón de Liuva se retorcia más, lleno de ira y veneno.
Maldita Elia, ¿por qué no te mueres? ¿Para quién te haces la débil y enfermiza?
¡Solo buscas la compasión de Asier, verdad?
¡Si estás tan enferma, mejor muérete ya!
Liuva no podía creer que Asier, el hombre que ella habla anhelado y perseguido con amor, estuviera abrazando a Elia y mostrando un gesto de cariño que nunca antes habia visto.
Su odio le hacia respirar con dificultad.
Pero en ese momento no podia irrumpir y hacerle nada a Elia, porque entonces Asier reaccionaria de forma violenta.g2
Solo podia tragarse su orgullo herido y su furia, y darse la vuelta para irse.
No importa, habrá más días, y ella se aseguraría de separar a Elia y Asier por completo.
Ahora Elia empezaba a creer que la muerte de su madre Rosalinda había sido causada por Asier. Nadie podría perdonar a quien mató a su propia madre, especialmente Elia, que tenia una relación tan cercana y dependiente con ella.
La madre de Elia había fallecido y lo último que podía tolerar era al responsable de su muerte.
Elia estaba tan adolorida por dentro que casi se desmaya, su visión se nublaba, y tropezó, a punto de caer, hasta que Asier la sostuvo con sus fuertes brazos.
Esos brazos, que la habian rodeado tantas veces, con una fuerza vigorosa y una tensión sensual, siempre la habían hecho latir más rápido y respirar con dificultad.
Pero esta vez, se sentían como cadenas que apretaban su corazón, asfixiándola como si la cortaran con un cuchillo.
Apenas recuperando la conciencia, trató de empujarlo con una fuerza tan mínima que era casi inexistente.
Pálida y débil, le dijo: “Siempre detestaste a mi madre, y ahora que ella está muerta, debes estar
contento”.
Elia no tenía la fuerza para empujar a Asier, pero él aún sentía su leve intento de mover su brazo.
Era un gesto ligero, pero pesaba como una piedra en su corazón, haciendo su respiración pesada.
“Nunca odié a tu madre”, le dijo él con voz ronca.
Hacer que Rosalinda fuera a la comisaria a testificar habia sido una decisión de último momento, y en ese entonces Gabriel estaba detenido, lo que en teoria significaba que ella estaba a salvo.
Luego, cuando le pidió a Bruno que investigara la última llamada que Rosalinda había recibido, descubrió que había sido de Adela, quien le dijo a Rosalinda que Gabriel tenía SIDA.
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Esa noticia fue lo que finalmente la quebró.
“¡Me estás mintiendo!” Elia temblaba, sus lágrimas caían a raudales, y miraba a Asier con su respiración entrecortada.
¿Él no odiaba a su madre?
Desde el principio, habia odiado a su madre, debido a la relación de ella con Gabriel, y él odiaba tanto a Gabriel como a su madre.
Además, aunque ya había descubierto que la muerte de Luisa no estaba directamente relacionada con Rosalinda, él, al igual que Benjamin, creia que una parte de la culpa era de su madre.
Todo esto, ¿no era suficiente prueba de que él odiaba a su madre?
Elia tomó aire profundamente y, temblando, le dijo a Asier: “La última vez que fuimos a Frondosas, viste a mi madre caer al agua, sabiendo nadar, esperaste hasta que casi se ahogaba para salvarla. Y mi habitación, mis sábanas, porque mi madre se sentó en ellas, tuviste que cambiarlas!”
Y esa habitación, él había hecho todo lo posible para sacar a su madre de ella, incluso instigando a la recepción para que les pidiera que se fueran.
¿Acaso todo eso no era suficiente para demostrar que él odiaba a su madre?
