Capítulo 1300
Benjamin había puesto sus ojos en una mujer, y las posibilidades de que se casara con Asier eran altas. El orgullo en el corazón de Liuva, se había desvanecido en el aire otra vez.
Ella habia creido que con su acto heroico de “sacrificio por amor”, iba a ganarse el favor de Asier y poder estar a su lado abiertamente.
Aunque no se casara con él, ser su mujer, como Elia, también era algo bueno.
Pero antes de que Asier dijera algo, Benjamin ya la había rechazado directamente.
Cuanta esperanza y alegría habia sentido Liuva antes, ahora se transformaba en una profunda decepción.
Si ella estaba mal, Elia tampoco iba a estar bien. Liuva quería recordarle que sus dias felices estaban contados, que Asier tendría otra mujer.
Cuando Elia volvió en si, su mirada melancólica se transformó en algo afilado en un instante, y fulminó con la mirada a Liuva: “Mejor ten lástima de ti misma, después de todo lo que has hecho, solo conseguiste que te pagaran las medicinas
Dicho esto, Elia giró sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta de la habitación.g2
“¡Tú! ¡Ah!” Liuva se quedó sin palabras, el rechazo de Benjamín a que se quedara junto a Asier, y ahora las palabras punzantes de Elia habian hecho estallar toda su ira. Agarró el ramo de flores de la mesita de noche y lo lanzó al suelo con todas sus fuerzas, gritando a pleno pulmón.
“Liuva, calmate un poco”, le dijo Adela, tratando de calmar a su hija.
Gabriel, con un semblante sombrío y visiblemente molesto, había pensado que Liuva podria finalmente alzar el vuelo y ayudarlos a salir adelante, pero al final, todo se había reducido a los gastos médicos.
Su plan de sacar más dinero también se había ido al traste, ¿cómo no iba a estar enfadado?
Vicente, al ver a esa familia en aprietos, se sentia bastante complacido.
Esa familia era demasiado falsa, cambiaban de cara más rápido que el clima; se adaptaban a qu tuvieran delante, mostrando una verdadera máscara.
“Después de todo, Liuva salvó a Asier, así que es justo que él pague los gastos médicos”, dijo Vicen antes de seguir a Elia.
La familia de Gabriel, ya irritada, se sintió aún más avergonzada después de escuchar las palabras de Vicente.
“¡Qué cólera!” Liuva lanzó una almohada al suelo con rabia, con la cara torcida por la ira y el pecho subiendo y bajando violentamente.
Adela la consolaba, pasándole la mano por el pecho y diciendo con preocupación: “Liuva, no te enojes ahora, todavía estás herida. El médico dijo que tienes que descansar y no debes hacer movimientos bruscos, o podrías abrirte la herida nuevamente.”
Liuva se habla lastimado justo en la parte de atrás del omóplato, y si movía mucho los brazos, podría hacer que la herida se abriera.
Liuva no podia tragarse esa rabia y, girando la cabeza hacia su madre, dijo: “¡No escuchaste lo que Elia y Vicente acaban de decir! Salvé a Asier y no consegui nada, ¡solo pagaron las medicinas!”
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