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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1297

Capítulo 1297

Elia tomaba de la mano a Vicente, apurada por salir de la habitación para atender la quemadura en su espalda.

Justo al llegar a la puerta, una presencia imponente los envolvió.

Por poco, Elia choca con la persona que estaba a punto de entrar. Se detuvo, levantó la mirada y se encontró con los ojos agudos de Benjamin, que parecian los de un halcón.

Benjamin, vestido con una guayabera de botones, emanaba una mezcla de elegancia y seriedad. A. pesar de los años, su figura destilabá autoridad.

Su mirada de halcón se posó rápidamente en Elia y luego en la mano de Vicente que ella sostenía.

Sus ojos se oscurecieron, se enfriaron.

Elia se sintió intimidada por esa mirada, y antes de poder reaccionar, apareció otra figura detrás de Benjamin: un hombre de estatura alta, vestido con una camisa negra que le confería un aire de distinción y profundidad.

¡Asier habia llegado!

Al ver a la persona detrás de Benjamin, Elia sintió un escalofrío. Se dio cuenta de que aún sostenía la mano de Vicente y, como si hubiera agarrado una papa caliente, la soltó de inmediato.g2

Desvió la mirada hacia la pared, incapaz de encontrarse con los ojos de Benjamín o Asier.

Vicente fue el primero en hablar: “Gabriel derramó agua caliente sobre mí, y Elia quería llevarme al médico de inmediato”.

Tal vez no entendieran la mirada de Benjamin, pero ¿cómo podrían no captar la frialdad y la presión en los ojos de Asier?

Asier nunca había mostrado interés en ninguna mujer excepto en Elia.

Su deseo de posesión hacia ella era tan intenso que rayaba en lo obsesivo.

A Asier le molestaba que otros hombres le echaran siquiera una mirada a Elia, y no digamos si lleg a tocarla.

Benjamín le echó una mirada a Vicente sin decir una palabra y se dirigió hacia la habitación.

Elia se apresuro a hacerse a un lado para dejarles espacio.

“Don Benjamin, señor Griera, qué bueno que vinieron. Estoy muy agradecido por su visita; con ustedes aqui, la recuperación de Liuva seguramente será más rápida”, dijo Gabriel, que un momento antes

mostraba un rostro feroz, pero que ahora se transformaba en una servil y aduladora al ver a los

recién llegados

Elia se sentia repugnada, no entendia cómo un desalmado como Gabriel, que había arruinado a tantas mujeres y perjudicado a tantas familias, podia seguir viviendo tan cómodamente.

La irritación de Liuva había disminuido un poco, aunque estaba furiosa y lista para maldecir a Elia, e incluso tenia pensado tomar la escoba que estaba al lado para golpearla hasta hacerla sangrar, todo cambió cuando vio llegar a Benjamin ya Asier.

Toda su furia y ferocidad se desvanecieron en un segundo, y de inmediato empezó a llorar con una mezcla de pena y resentimiento

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Capitulo 1297

“Señor Griera, don Benjamin, finalmente llegaron. Estoy siendo maltratada por Elia. Ella me tiene rencor solo porque ayude al señor Griera, y vino al hospital a buscarme problemas. Miren cómo dejó mi cara…”, se lamento Liuva, mostrando la hinchazón de la bofetada en su rostro, que parecían montañas impresas en su piel.

Benjamin, con su aura imponente, habló con calma: “La familia Griera conseguirá al mejor médico paral tratar tus heridas y asignará más guardaespaldas para tu protección.”

Asier tenia una posición especial, no solo era el presidente del Grupo Griera, sino también un exmilitar que habia eliminado a muchos enemigos, por lo que tenia numerosos adversarios.

Era imposible saber si alguien con malas intenciones estaba cerca de Asier con el fin de atentar contra su vida

Al haber salvado a Asier, la familia Griera naturalmente no permaneceria indiferente ante la situación de Liuva.

לול

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