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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1257

Capítulo 1257

Elia se dirigió a la cocina y preparó algo sencillo para cenar. Después de alimentarse, se aseguró de que su madre estuviera cómoda y dormida.

Volvía a su habitación cuando decidió llamar a Vicente Fuentes.

“Señor Fuentes, necesito pedir una licencia extendida.

“¿Una licencia extendida? ¿Por qué? ¿Es por lo que ocurrió hoy en la reunión con los anunciantes? ¿Te asustaste? No te preocupes, ya todo se resolvera. Vicente estaba al tanto de lo sucedido en el estudio. Liuva había resultado herido y terminó en el hospital, lo que pospuso la sesión de fotos.

Finalmente, Asier se había llevado a Elia lejos del lugar de los hechos.

Si Asier se había llevado a Elia, era claro que no le guardaba rencor.

quiero viajar, despejar mi mente. Por favor, Señor Fuentes, concédamelo.” Elia habló con

“No, es que q sinceridad.

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Al escuchar que quería viajar y que no estaba afectada por el accidente, Vicente suavizó su tono: “Bueno, si quieres tomarte un tiempo, yo no tengo problema en darte el permiso. Si fuera por lo de hoy, no tendrías por qué echarte para atrás, ni preocuparte de que la empresa te culpe. Las puertas de Grupo Fuentes siempre estarán abiertas para ti.”g2

Las palabras de Vicente conmovieron a Elia hasta las lágrimas.

Incluso Vicente, que no la conocía tan profundamente, confiaba plenamente en ella, mientras que Asier, con quien compartía la vida diaria, dudaba. El dolor y la desilusión provenian de esa inesperada diferencia en la confianza.

Después de colgar, Elia intentó conciliar el sueño, pero luego pensó que debía llamar a Asier.

Que Asier no confiara en ella era su problema, pero informarle sobre su viaje era otra historia.

Si se marchaba de la Capital sin siquiera notificarle, probablemente él se enfadaría aún más.

Elia abrió su lista de contactos, encontró el nombre de Asier y, al verlo, recordó sus palabras en el auto lo que le causó un dolor punzante.

Por un momento, no quiso llamarlo, movida por el orgullo.

Sin embargo, la razón prevaleció y marcó su número, pero de inmediato, una voz impersonal y fría del otro lado anunció: “Lo siento, el teléfono al que llama está apagado.”

¿Apagado?

Elia colgó y se quedó mirando fijamente el nombre de Asier en la pantalla.

Asier rara vez apagaba su teléfono, ya que como presidente de Grupo Griera, estaba siempre ocupado y necesitaba estar disponible para cualquier emergencia.

Pero esta vez, había apagado su teléfono.

Y justo después del incidente de aquel día, no podía evitar pensar que lo había hecho a propósito para evitarla.

Decidió que, si estaba apagado, no le diría nada. Simplemente se iría de viaje con su madre sin más.

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15.06

Capitulo 1257

Se recostó en la cama y comenzó a buscar destinos turísticos. Una vez que terminara, decidiría a dónde

irian.

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