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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1238

Capítulo 1238

“¿Qué, que han hecho ustedes anoche?” Jimena ya no pudo más y, señalando a Orson con su mano temblorosa, habló con la respiración agitada y llena de furia.

Orson, quien aún estaba confundido, al oir la voz de Jimena, dirigió su mirada soñolienta hacia ella y la vio sentada enfrente en su cama, con el rostro encendido en cólera.

Luego se percató de Priscila, que yacía a su lado, y sus ojos se abrieron de golpe. Bajo la vista hacia si mismo y luego hacia Priscila.

Al ver la situación en la que él y Priscila se encontraban, sus ojos se llenaron de incredulidad y enojo.

¿Qué habia pasado? La noche anterior, estaba seguro de que había abrazado a Jimena….

En ese momento, Priscila también despertó, se sentóy, mientras la cobija se deslizaba de su cuerpo, pareció darse cuenta de lo ocurrido y, apresuradamente, se cubrió con la cobija, explicándole a Orson con ansiedad: “Orson, anoche bebiste demasiado, pero al fin y al cabo vamos a ser esposos, no te culpo. Tarde o temprano teníamos que consumar nuestro matrimonio.”

Con las palabras de Priscila, se confirmó lo que había sucedido entre ella y Orson.

Orson frunció el ceño, incrédulo y sin poder aceptarlo, miró a Priscila y luego a Jimena…

Si, había bebido demasiado la noche anterior, pero tenia la sensación de haber estado con Jimena…g2

¿Se habría equivocado?

Jimena, obviamente, también entendió lo que Priscila estaba insinuando. ¡Ellos habían dormido juntos la noche anterior, y todo había ocurrido mientras ella misma estaba en la cama de al lado!

Jimena habia bebido tanto la noche anterior que no recordaba nada de lo sucedido.

Solo sabía lo que había visto al despertar esa mañana.

Su corazón se sentia como si hubiera sido golpeado con un martillo, un dolor sordo, sofocante, incómodo y enfurecedor.

los

Respirando pesadamente, soltó una risa amarga y dijo: “Vaya, que bonito espectáculo me han dado novios, e incluso en frente de mi. ¡Qué interesantes son sus costumbres en la alta sociedad! No juego más. ¡Me voy!”

Se levantó de un salto, se dirigió hacia la puerta sin siquiera ponerse los zapatos, caminando descalza, reprimiendo las emociones de ira y tristeza que brotaban dentro de ella, y salió rápidamente.

“¡Jimena!” Orson quiso seguirla, pero al levantarse, se dio cuenta de que la situación era aún más embarazosa. Rápidamente se envolvió en la cobija y se inclino para recoger su ropa del suelo.

Mientras se vestia, dijo con severidad: “¡Mejor me explicas bien qué pasó anoche!”

Pr

sustada por su tono serio, empezó a llorar y dijo entre sollozos: “Anoche, te vi en la entrada del

ando a Jimena, ambos tambaleándose, muy borrachos. Me preocupé por ti y los segui. consegui una habitación aquí en el hotel. No esperaba que de repente me agarraras y no me , insistiendo en que debíamos hacer el amor. Pensé que, ya que ibamos a casaros, y que tanto hacerlo, no debía rechazarte…”

n, a pesar de haber estado borracho, tenía algunos recuerdos de la noche, no muy claros, pero cientes para formar algunas imágenes en su mente.

Capitulo 1238.

Recordaba, efectivamente, haberse topado con Priscila.

Ya vestido, se volvió de espaldas a la cama y dijo con firmeza: “Vistete y levántate, habla claro!”

Priscila, con la nariz aun chorreando por el llanto, obedeció y se puso la ropa rápidamente.

“Listo”, dijo Priscila.

Orson la miró de reojo y retiró la cobija de la cama, no había ninguna marca en la cama, estaba impecable.

“¿Has tenido novio antes?” preguntó Orson con voz grave.

Priscila se quedó pasmada, miró la cama y luego a Orson, entendiendo qué quería decir. Apretó los puños alrededor de sus pantalones y asintió con la cabeza: “Si.”

Ella siempre había estado detrás de Orson, llamándolo cariñosamente con la esperanza de que él le prestara más atención.

Peto Orson siempre la había evitado; cada vez que la veía, buscaba escapar, y siempre estaba rodeado de otras mujeres.

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